39 semanas ||Completa||BounPrem||Omegaverse||OhmFluke||

Capítulo 33: Reciprocidad

Prem se había levantado para desayunar con Boun aunque luego pensaba pasarse toda la mañana en la cama, disfrutando de la pereza que ahora tenía permitida.

Lala bajó y dijo en voz muy alta que había cambiado las sábanas y abierto la ventana para ventilar la habitación.  Ambos intercambiaron una mirada cómplice.

-Recuerda pedir libre la tarde de hoy -le dijo Prem a Boun cuando éste fue a buscar su chaqueta- hay que empezar a mirar los muebles para el cuarto del bebé. 

-Pediré salir temprano.  Aunque sigo pensando que sería mejor saber antes el sexo del bebé...

-Boun, me dijiste que podía gastar todo lo que quisiera con el dormitorio.  Si me dejas a mi, con mi sueldo sería capaz de equipar un cuarto más o menos decente en unas horas, pagando en plazos.  Estuviste de acuerdo en el color blanco para los muebles, y para eso no necesitamos saber nada.

Boun le besó y le prometió que llegaría temprano.

Prem sonrió satisfecho mientras volvía a la cama.

Le hacía especial ilusión empezar a amueblar el cuarto.  Fluke lo había llamado algo así como síndrome del nido. El solo sabía que desde que quince días antes habían vaciado el cuarto de invitados enfrente del de ellos, sentía la imperiosa necesidad de rellenarlo con todo lo necesario para el bienestar del bebé.

Se acarició el vientre mientras se acomodaba.  Y pensar que aquella asistenta social había propuesto que no lo tuviera... tenía a Boun, pero sabía que sólo también lo hubiera logrado.

Empezó a notar la sensación de desconexión previa al sueño.  Se sentía bien.  El olor de Boun le envolvía.  El próximo día haría veinte semanas desde que se conocieron, le había pedido treinta y nueve y sólo había necesitado un día.

Así que esa era la forma en que funcionaban las almas gemelas.

Se apretó contra la almohada sonriendo y entonces lo sintió por primera vez.  Quizás lo hubiera sentido de estar atento, no lo sabía, pero por primera vez notó al bebé moverse dentro de él.  Su primera sensación fue la de que tenía una mariposa haciendo piruetas dentro.  Era demasiado pronto para sentirlo más fuerte, pero cuando se terminó y aparentemente el bebé se durmió ya no podía dormir él.

En esas semanas, había centrado todo el foco en él y Boun.  Su relación, las visitas médicas, mantener el amor de su alfa porque aunque no lo decía le aterrorizaba volver a ese terreno sentimental en el que estaba solo y todo era oscuro y frío.  El niño que crecía dentro de él era algo abstracto aún.  Sí, estaba embarazado, le hacía mucha ilusión tener a esa criatura, pero ahora era algo real.  Algo que iba a necesitar lo mejor que él pudiera darle, lo mismo que Boun se merecía lo mejor que su omega pudiese hacer por él.

Ya no importaban las discusiones por trabajar o no, dramas como que los pantalones hubiesen dejado de servirle, tonterías cómo sentirse mal y acabar llorando porque con el embarazo no podía comer algunos de sus platos favoritos.

En ese momento, su cerebro estaba en modo familiar.  Ya tendría tiempo para volver a pensar en si mismo, quizás al día siguiente.

Pero no en ese momento.

Lala escuchó todo lo que Prem le contó y asintió con entusiasmo. Luego Prem contactó con Fluke y antes de salir, utilizó el ordenador para enviar mensajes.

Luego fue en taxi a la clínica.  Su doctora se extrañó al verle.

-Tiene cita para una ecografía y revisión la semana próxima.  Con su alfa.  ¿Algo va mal? -preguntó asustada.

-No.  Vendré la semana próxima.  Ahora es solo... que quiero sorprender a mi marido.

De vuelta a casa, llamó a Boun.  Le dijo que había ido a la clínica por un tirón en la espalda.  No quería que se asustase si le llegaba alguna notificación de la clínica.

Quería que ese día comprendiera lo importante que era para él.

-Iré a la oficina yo, a buscarte.  Ya estoy en un taxi.

-Pospongamos las compras.

-Boun... estoy bien.

El alfa protestó al otro lado.  Prem estaba a solo diez minutos del edificio de oficinas.

Quería llegar ya.