Él era el remplazante de Carla.
Él venia a cambiar cosas dentro de la casa.
Él venia a jugar, disfrutar, divertirse, y sobre todo.. a ganar.
Él era el nuevo jugador.
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Veía la figura de su madre, distante y borrosa, se iba acercando lentamente.
— ¿A dónde vas, mamá?— preguntó un Benjamin de 7 años con inocencia, extendiendo sus pequeños brazos hacia ella.
Su madre se detuvo por un momento, mirándolo con indiferencia.
— Me voy, Benja. No puedo quedarme más acá — respondió con frialdad, su voz sin una pizca de emoción.
Benjamin la miró con confusión, y sus ojos se llenaron de lágrimas rápidamente.
—¿Por qué mami? ¿Cuándo vas a volver?— preguntó, aferrándose a la esperanza de que su madre regresaría pronto.
Su madre soltó un suspiro impaciente.
—No lo sé, y francamente, no me importa. No quiero verte más, ni a vos, ni a tu papá—admitió sin rodeos, revelando su falta de afecto por él y por su padre.
No tenia nada de empatía al hablar con su hijo de apenas 7 años. Ella quería tener una mejor vida, una llena de lujos. Y si esa vida era lejos de su hijo y su pareja se iría fácilmente sin pensarlo.
Benjamin se sintió como si un puñal atravesara su pequeño corazón. La sensación de abandono y rechazo lo invadió mientras veía a su madre alejarse sin mirar atrás.
Benjamin se encontraba solo en una habitación vacía, rodeado por la ausencia de su una madre. El eco de sus propios sollozos llenaba el espacio mientras luchaba por comprender por qué su propia madre lo había dejado.
De repente, una luz tenue iluminó la habitación, y la figura reconfortante de su padre apareció frente a él.
—Estoy acá hijo; estoy con vos— dijo su padre con voz suave, extendiendo sus brazos para abrazar a Benja.
Benjamin corrió hacia él, sintiendo el cálido abrazo de su padre envolviéndolo.
—Papá, ¿por qué mamá se fue?— preguntó con voz temblorosa, buscando respuestas en los ojos comprensivos de su padre.
Su padre lo apretó con fuerza, consolándolo en silencio.
— A veces las personas toman decisiones egoístas, pero siempre vamos a estar juntos, Benju. Siempre — prometió su padre, mientras su vista se iba nublando.
...
Despertó agitado y con un dolor de cabeza por el sueño que acababa de tener. Hace bastante no soñaba con su mamá, si es que todavía la consideraba su madre.
Tardo unos minutos en entender donde se encontraba; hoy más que nunca necesitaba a su papá con él, pero no podía quejarse, estaba ahí hace menos de un mes. A comparación de los otros participantes que no veían a su familia hace dos meses.
