Capítulo 33

154 17 0
                                    


¿Realmente iba a acabar así? Había roto las reglas de Conway otra vez, había actuado sin consecuencia cuando tomo ese auto y comenzó a conducir como loco, no sabía que pasaría ahora, solo sabía que estaba muy herido y que había sangre resbalando por su rostro, tenía un poco de miedo de morir porque no tenía fuerza en sus extremidades. Cuando intento salir del auto volcado y se arrastró para tocar tierra, soltó un suspiro, miro el cielo el cual era tan claro y sabía que poco a poco, iría anocheciendo, podía continuar o morir como un perdedor allí.

Cerro sus ojos un momento y no escucho nada, aquello le confirmo que había logrado perder las patrullas, quizá era el destino diciéndole que aún tenía un motivo de seguir y eso hizo, se puso de pie como pudo y camino entre tambaleos por la solitaria carretera, llevo su mano a sus costillas, le dolían en cada paso y la cabeza podría explotarle. Continuo caminando hasta que la iglesia estuvo frente a el, se encontraba agitado y había sangre que se colaba dentro de su boca hasta sentir el sabor ferroso en su paladar y lengua, limpio con la manga de su chaqueta roja y continuo su camino hasta detenerse en la entrada de la iglesia, la cual estaba cerrada y nunca lo estaba; sonrió y abrió una de las puertas, cerro tras de el y visualizo a una persona arrodillada en el altar.

—Bienvenido.

Escucho desde una esquina, un hombre con una máscara de calavera se mostró mientras aplaudía los guantes de piel que portaba resonaban en el eco del lugar.

—No te esperaba a ti, ¿Y sabes? Esto es mucho mejor, ¿Por qué no vienes aquí? Platiquemos un poco, no sería la primera vez que llegas al altar.

Gustabo sonrió y camino por el largo pasillo. —Es curioso, porque está vez alguien si me están esperando.

—Así es, solo que la perspectiva cambio.

Gustabo llegó hasta el altar y pudo visualizar mejor a la mujer, estaba arrodillada, tenía las manos atadas por detrás y la boca cubierta con cinta, lo miraba con una expresión asombrada, nadie se esperaba que llegara él. Dejo de mirarla y presto su atención en el hombre enmascarado, se acercó un poco y se apoyo en el respaldo de la banca, su aspecto no era el mejor, había sangre por todo su rostro, se notaba su cansancio y el martirio que debía estar pasando por los golpes que traía consigo. Aquel hombre solo se cruzó de brazos mientras lo veía, no tenía visión de sus ojos, pero si que podía sentir su mirada.

—¿Conway no vendrá?

—Me temo que no, de hecho, podrías irte y dejarme a solas con esa mujer, tengo cuentas pendientes con ella.

Roy soltó una carcajada. —Tengo una mejor idea; ella es toda tuya, pero, tu vienes conmigo, ¿Qué dices?

—De puta madre.

Michelle no podía creer lo que escuchaba, miro a Gustabo y el enmascarado se acercó a ella para retirarle la cinta de la boca.

—¡Gustabo! No puedes hacerle esto a Jack, entre nosotros nunca ocurrió nada, ya deberías saberlo, ese hombre solo tiene corazón para ti.

Roy se cruzó de brazos y observo ambas expresiones, Gustabo realmente no tenía expresión alguna en su rostro, porque había aprendido a dicipar algunos sentimientos de su corazón, es verdad que solo existía su amor por Conway y haría todo lo que estuviera en sus manos para salvarlos a ambos y si eso significaba ensuciarse las manos de sangre, estaba dispuesto a eso y mucho más; se acercó a Michele y cargo su arma para apuntarle, ella no se esperaba esa reacción.

—¿Sabes que sucede, Gustabo? Que yo se mucho más que tú y una de esas cosas es que ellos quieren meterte a la trena, todos sabemos que fuiste tú quien llevó a esos agentes al matadero y que no estás en tu mejor momento, tienes dos ingresos al hospital por sobredosis, por supuesto que a esta gente no le importas, a ella no le interesa que tú estés sufriendo, porque ella ganó alguno que tú no y fue estar aquí mismo, pero en los brazos de Conway.

¿Sabes que pasará si la dejas ir? Dará orden directa para que estés en búsqueda y captura, ¿Sabes quién es ella? Creeme, es más importante de lo que se ve y ella, está sobre Conway, te ingresarán a una clínica de mierda de rehabilitación y luego te dejarán allí hasta que te pudras o los mismos maderos de mierda te maten, porque eso es lo que hacen a los presos que ingresan por asesinato a un funcionario público. No dudes y dispara, te he dado suficientes motivos, ¿Y que si todo esto fue mentira? Nadie te asegura que realmente ellos dos no tuvieron nada entre ellos.

Gustabo no sabía esa parte y era verdad, el era un asesino, había matado a sangre fría a uno de los mejores amigos de Conway y aunque el nunca mencionó nada el tiempo que pasaron juntos, estaba seguro que eso no significaba que lo había olvidado, había visto la tristeza y decepción en los ojos de Jack, no creía en sus palabras del calavera, porque el tiempo que pasó con Conway, le demostró que su amor era sincero. No pudo evitarlo y comenzó a llorar de forma silenciosa, Michelle observo esto y con la mirada le suplico que hiciera lo correcto, pero Gustabo ya no sabía que era lo correcto, se sentía desecho en todos o sentidos, pensó y pensó hasta que sus ojos viajaron al de máscara de calavera.

—¿Si voy contigo dejaras en paz a Conway?

—Eso no te lo puedo asegurar, el es mi principal objetivo. Tarde o temprano nos tendremos que encontrar, solo postergarías lo inevitable.

—¿Mi vida por la de Conway?

—Eso es más tentador, pero. . . Tendrás que matarla a ella para que te conceda ese derecho.

—¡Gustabo no le creas! Inmediatamente cuando me mates a mi, te matará a ti y después irá a por Jack, no cumplirá su palabra, por favor creeme.

Gustabo volvió a mirar a la pelirroja, ya no podía confiar en absolutamente nadie, cada palabra de ambos lo confundían, pero el estaba seguro de una sola cosa, ya no quería irrumpir en la vida de Conway, el solo era un simple imbécil que usaba drogas para evitar el hambre o el sueño, podía trabajar de basurero, limpiando autos y ahora sabía que se le daba bien el ser una prostituta, personas como el no tenían valor absoluto en esa vida, estaba impresionado que Conway había encontrado algo en el que le hiciera amarlo y es que cuando más lo pensaba, juraba que Jack si estaba loco.

Sonrió al recordarlo, lo seguía amando con intensidad a pesar de los años y eso nadie podría acabarlo; volvió a mirar a Michelle y le pidió perdón con la mirada, ella tampoco tenía la culpa de lo que estaban pasando, su arma volvió a apuntar hacia ella, su puntería siempre era fatal, pero había descubierto que en esas situaciones, el era mejor y sabía que Ivanov era prueba fiel de ello, cerro los ojos y soltó un suspiro, volvió abrirlos y entonces contó 3 segundos en voz baja...

... 3,2,1.

Y disparo.































Remin

Amantes | Intenabo |  FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora