Cosmos XI: ¡Ataquen!

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Gemisto no comprendía lo que circulaba por sus pensamientos. Su núcleo brillaba con intensidad como consecuencia de tanto procesar lo que había encontrado en los recuerdos de su amigo.

—¿Reencarnación? ¿Ignisium? Arsenius, ¿¡Qué es todo esto?! —decía en voz baja, sentado en una roca que él mismo creó.

Arsenius, sin soltar su lanza se acercó a su amigo, agachándose para luego levantar el rostro de Gemisto, mirándolo frente a frente.

—¿Ahora sí me vas a escuchar? —lo miró de frente con seriedad en su rostro.

No muy lejos ni muy cerca de ahí, los dos curiosos Deoros miraban fijamente con atención.

—Ya los emparejé —dijo con ternura.

—Cállate Frolicus, quiero escuchar.

Nocte, quien estaba sentado en otra roca que se encontró por ahí, vigilaba que Frolicus y Plaude no hagan nada arriesgado como lo que casi hicieron hace unos momentos.

—Necesito que me expliques, desde el principio.

—Bueno. —Suspiró. —Todo empezó cuando Aurum me ordenó a hacer mi recorrido...

Era una larga historia que tenía que contar, así que se partió a la mitad la roca en la que Gemisto estaba sentado, y se acomodó frente a él.

La historia se narraba al mismo tiempo que Zenian y los demás buscaban por todo sitio el cetro. Se volvieron a reunir después de tan larga búsqueda, cansados de recorrer casi todo el borde.

—Es inútil. Ya hemos buscado entre todos el bosque de asteroides y lo único que vimos fueron... Asteroides. —murmuró Dalios.

—¿Hay alguna forma de buscarlo más rápido?

—Podría rastrear la esencia de Nexinius, pero no recuerdo exactamente como era... Que es lo que reflejaba ahora. —propuso Zenian.

—Si es que aún conservas esencia... —dijo Olene.

—Olene, exactamente como estaba Nexinius antes de que lo mataras. ¿Cómo se sentía? —preguntó Heurum.

—Ni idea, pero se veía que estaba medio chiflado. Repetía a cada rato la palabra "regalo". ¿Algo más?

—Creo que es suficiente. Lo intentaré.

Zenian cerró los ojos y su núcleo empezó a brillar en un tono café. Observaba en un plano esférico señales de energía conocidas.

—Ahí está Surgnus, Alpheron, Arsenius, Hautus, Gemisto... Y Gliseus con... Un alma azul a su lado. —pensó para sí mismo.

Revisaba la ubicación exacta, con cierto temor de que Gliseus descubriera el regreso y perdón no autorizado de algunos Astras desterrados. Sabía que el favoritismo estaba mal, pero confiaba en ellos, sabiendo que no fueron ningún peligro para Luprem, y que su destierro fue una equivocacion.

Sin embargo, no muy lejos del centro encontró un alma más, que reflejaba deseo de poder y venganza en su oscuro y escaso color negro.

—Ustedes... No debieron dejar el portal abierto.

—¿Que? ¿Que pasó? —preguntó Ekam.

—No solo ustedes entraron, un desterrado peligroso también ingresó. Lo peor está por llegar...

—¡Déjame enmendar mi error, Zenian! Puedo ayudarte a acabar con esa plaga.

—No, Olene. Tú debes proteger a Dalios, Heurum, Ekam y Meriam. Si los llegan a descubrir es probable que acaben con ustedes por considerarlos invasores, y quizás me una a ustedes como un desterrado más...

Luprem Universe (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora