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Natasha's pov.

Salimos del auto en Mendoza, Argentina, siempre quise venir a un lugar así pero jamás comencé con los planes o considerar en ellos unas vacaciones, pero aquí estoy, miré a Wanda quien miraba a todas partes asombrada, aquí nadie la conoce, nadie esta tan alerta y siento la tranquilidad que ella emana.

Estábamos de pie frente al hotel donde nos quedaremos unos días, debo llamar a Clint, el me ayudará a pensar en algo para excusar mi ausencia en el complejo por unos días.

Sacamos las maletas del auto y entramos, Kraglin se ocupó de todo, sólo habían dos habitaciones reservadas a su nombre, una para el y otra para nosotras.

—yo estaré por aquí, conoces mi número y estaré al pendiente de ambas, pero no me molesten si no es importante— dijo Kraglin mientras subíamos al elevador, piso siete y ocho, el de el era el más bajo— pero siempre a su servicio.

—gracias, te estaré avisando sobre todo, creo que saldremos hoy a ver a su hermana, puedes estar tranquilo— respondió Wanda.

—esperaba que dijeras eso por que esta es la tierra del vino, no me busquen hoy por que no me van a encontrar— paramos en su piso, el salió sin decir más y solo me dejo ahí riéndome de sus intenciones, las tiene muy claras, me agrada.

Seguimos a nuestro piso y entramos a nuestro cuarto al fondo del pasillo, es grande, muy hermoso, sólo hay una cama pero es enorme, todo muy limpio y en su lugar.

Dejamos nuestras maletas en el suelo junto a la pared, yo seguí inspeccionando el lugar y Wanda fue a la ventana que da a la avenida.

—¿sabía que una de las costumbres aquí a la hora de limpiar las calles es usando hojas de palma?— soltó.

—¿de verdad?

Asintió, me acerqué con ella para distinguir que le ha recodado ese dato... o de donde lo sacó.

—y es que Mendoza es una ciudad muy seca así que se llena mucho de tierra.

—que linda costumbre, espero ver algo así.

Me miro y sonrió, se giró para ir a su maleta y sacar algo de ropa mientras yo rascaba mi cabeza, he usado pelucas antes para misiones con los vengadores, podría decirse que tengo experiencia en esto, pero jamás me acostumbraré a la comezón y parece que Wanda jamás la siente, tal vez sea alérgica a... algo que tengan las pelucas, yo que se.

—¿iremos hoy?— pregunte más como petición.

—claro, si lo desea, sólo tomaré una ducha, puede hacerlo también y la llevaré con su hermana.

Asenti, levante mis pulgares y me senté junto a ella solo por que no puedo mantener mi cuerpo tranquilo por que la ansiedad comienza a atacarme.

—te espero aquí afuera entonces— hablé.

—todo estará bien— murmuró tomando mi mano para tranquilizarme, sonreí y ella besó mi mejilla para luego levantarse y meterse al baño con sus cosas.

Tiene razón, todo estará bien, es mi hermana después de todo, aunque no haya podido ser yo la que la sacara de la habitación roja, pero volví por ella, quise volver, pero ella es más astuta, sabía que podría sola y aún así me aterra que ella crea que la he abandonado. Cuando vi a mamá antes de matar a dreykov me dijo que Yelena jamás podría odiarme, por que me admiraba, ella se lo decía, pero la percepción de un niño siempre es encontrar lo bueno de las personas y mucho más de las que amas, y ya no se si ella siente aprecio por mi.

Busque algo de ropa, algo cómodo para ir a verla, si, estaba cansada pero no podía esperar más tiempo, fueron casi doce horas de vuelo y en la mayoría del camino Wanda estuvo dedicándome palabras de apoyo, me alegro de tenerla aquí.

Red Silence - ScarletWidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora