siete.

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tarda unos largos segundos en responder, sintiendo los labios del más alto contra los suyos. es la mano en su mandíbula que aprieta su agarre lo que hace que comience a corresponder los movimientos ajenos.

comienza siendo un beso casi tímido, donde los dos se mueven apenas por miedo a asustar al otro. ambos pueden sentir sus labios resecos encajando a la perfección.

es un beso que los dos llevaban días esperando.

poco a poco sus movimientos se intensifican. puede sentir la lengua del pelinegro contra sus dientes, pidiendo acceso a su cavidad bucal. no duda en dárselo.

y es así como termina con la lengua caliente de blas metida en su boca, peleando con la suya por un dominio que sabe que no va a ganar.

sus manos tímidas suben lentamente hacia los cabellos enrulados del más alto, acariciándolos aún sin romper el beso fogoso.

y casi al mismo tiempo blas suelta su mandíbula adolorida para sujetar su cintura con sus manos varoniles, grandes y firmes. siente un cosquilleo en su abdomen bajo ante la sensación que aquello le produce. 

se siente bien. todo se siente bien.

internamente es una mezcla de sentimientos en este momento, sin poder pensar en nada más que en los labios que besan los suyos con una necesidad que nunca vio antes.

deja escapar un gemido apenas audible cuando el más alto da algunos pasos hacia adelante, obligándolo a retroceder. la parte trasera de sus rodillas golpea contra su propia cama y antes de que pueda procesarlo está sobre las sábanas, con el cuerpo pesado de blas sobre el suyo. el beso continúa torpemente por el movimiento.

de manera inconsciente, o tal vez no tan inconsciente, abre sus piernas para que el pelinegro pueda acomodarse entre medio de ellas. las caderas del otro quedan contra sus muslos internos, y ambos pueden sentir la excitación llenando cada parte de su cuerpo. nubla sus mentes con el pasar de los segundos.

el beso se rompe cuando ambos se separan en busca de recuperar un poco del aire perdido, pero definitivamente los dos están lejos de querer terminar lo que ya empezaron esta noche.

su espalda se arquea contra el colchón debajo de sus cuerpos cuando los labios del más alto tocan la piel sensible de su cuello. con su mano derecha tira de los cabellos ajenos, desesperado por aferrarse a algo.

la lengua del otro traza un camino de saliva desde su clavícula hasta debajo de una de sus orejas, provocándole un temblor en todo el cuerpo. 

—b-blas...—susurra, aún sin saber bien qué decir.

mira el techo blanco de la habitación mientras el otro comienza a succionar y morder la piel de su cuello, siendo cuidadoso en no dejar una marca demasiado evidente que pueda ser notada por sus maquilladoras.

se aferra fuertemente a las sábanas con la mano que no se encuentra enredada en los cabellos sedosos de blas.

¿te gusta esto?—la voz grave que susurra aquellas palabras en su oído derecho lo descoloca por completo.

se siente mareado.

realmente no sabe qué decir, o qué más hacer. está dispuesto a quedarse sobre la cama, bajo el cuerpo del pelinegro, y dejarlo hacer lo que quiera con él durante el tiempo que sea necesario. toda la noche.

y tal vez el otro en la habitación esperaba lo mismo, pero unas risas en el pasillo previas a unos golpes en su puerta definitivamente no eran parte del plan.

tensión ; juan x blas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora