®Entrega Mutua.

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Era como un día cualquiera, feliz de haber terminado las horas de clases, era el momento del almuerzo donde todos se reunían, el clima era frío y la brisa ligera, no le preocupaba mojarse, de hecho le gustaba, camina a paso lento, para llegar hasta donde beberly, Bryan, Jimmy, alana, margot y por supuesto hannibal, lo esperaban, siempre era el último en salir, tal vez porque su profesor Crawfort era demasiado exigente por ser el alumno perfecto.

Amaba compartir esos momentos con sus amigos, hablar de cosas al azar y escuchar las palabras elocuente de Hannibal, llevaban años siendo mejores amigos y estaba feliz por eso, pero no negaría que le pesaba el corazón no poder expresar sus sentimientos por aquel chico que le robaba el sueño por las noches, amaba a hannibal, Dios sabe cuanto lo amaba, pero no podía decirlo, porque simplemente era un cobarde qué jamás diría nada por miedo al rechazo y aunque aveces llegaba a pensar que hannibal lo veía con otros ojos no podía perder el miedo de ser rechazado, deseaba poder correr a los brazos del chico, abrazar su cuerpo y besarlo como si no hubiera un mañana pero la realidad era que con un simple "hey" era suficiente. Suspiró pesadamente al ver a sus amigos y entre ellos a hannibal, tan elegante y precioso como siempre, esos ojos embiagadores y ese acento hipnotizado, lo volverían realmente loco, algún día.

-Hey chicos, nos vamos.

-Por supuesto, tengo algo que decirles.-- hablo bev, su mejor amiga, la caja de sus secretos.

-Perfecto, entonces vamos. -- dijo el chico con su acento más marcado de lo normal y sonriendole al rizado, observándolo con una mirada que decía ( pasa algo, pronto me lo dirás).

-Sii, muero de hambre, margot hoy tiene antojos de algo dulce y como buena novia que soy, voy a consentirla.

-Gracias cariño. -dijo la chica, se veía agotada por las clases, ser estudiante de medicina no era fácil y más en el ámbito de pediatría.

-Esos bastarnos me mintieron el otro día, dijeron que había promoción y no era así, Mason tuvo que pagar por mi, fue vergonzoso, acaso no tiene compasión por mi, vamos a otro restaurante-- Bryan era el más ruidoso de todos, siempre buscando algo con que discutir, vivía en conflicto con el mundo, era una de sus cualidades que más lo caracterizaba y si algún día llegaría a estar en silencio por cinco minutos, todos se preocuparían.

Todos caminaban, entre pláticas aleatorias y pasos lentos, beverly en la parte de adelante con Jimmy, quien al contrario de Bryan era casi igual de silencioso que Will, alana, su novia margot y Bryan en el medio, hablando de dinero, conspiraciones científicas y lo enfermo que estaba masón (físicamente, no solo de la cabeza) no pudo presentarse a las clases, masón no era ruidoso pero tampoco silencioso, era neutral, era ese personaje un poco loco, comprometido a todo, uno de sus pasatiempos favoritos era molestar y hacer perder la paciencia a hannibal, algo que pocas veces lograba, era astuto, escurridizo y  su talento por inventar cosas era algo que lo caracterizaba en medida, era muy querido por todos, pero tampoco lo extrañaban, para los demás mason llevaba demasiado trabajo y no querían perder el tiempo previniendo que el chico no hiciera alguna locura.

Hannibal y Will iban en la parte de atrás, silenciosos, pláticas en susurro qué solo ellos podían escuchar, no eran secretos, la razón era que simplemente cuándo estaban juntos, una burbuja aparecía a su alrededor y no había nada que les robara la atención más allá de ellos mismo.

-Pasa algo, se que es así, ¿Puedo saber?-- susurro el estudiante de psiquiatría.

-No es nada, el profesor Crawfort me dio más trabajo del que pensé, solo estoy meditando sobre eso.

Quiero arruinar nuestra amistad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora