Primer encuentro.

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Rauda corría una chica a través del gentío, mientras su melena dorada se meneaba con su andar y su mechón sobre su mollera danzaba de un lado a otro con el movimiento, esquivando las personas con agilidad y gracia, mientras un brillo del sol se reflejaba en los piercing de su oreja derecha a la vez que mantenía el ritmo, continuando su curso.

Afortunadamente la chica era pequeña, aunque sólo en comparación a la mayoría de la gente que se encontraba de camino a su trabajo, por lo que no le costaba mucho moverse entre las personas que, a esa hora de la mañana, estaban todos camino a su trabajo o sede de estudios. Vestida de manera casual con un jersey rojo, de cuello amplio dejando ver su hombro izquierdo, unos pantaloncillos de jeans celeste y unas botas de caña alta marrones, un estilo juvenil y rebelde que contrastaba un poco con su apariencia de chica linda.

De pronto, y casi a unos 100 metros de donde se suponía debía llegar, la chica de cabello largo y dorado se detuvo, ya que algo acababa de recordar:

—Espera... ¿No se supone que hoy debía reunirme con el resto del grupo para el trabajo? —se preguntó en voz alta, para acto seguido sacar su teléfono móvil de su pequeña mochila oscura a su espalda y teclear con ambas manos de manera ágil en él.

Un par de segundos pasaron y un sonido de una notificación en el aparato indicaba que su respuesta había llegado:

"A las 16:30 en el campus, Matthew dijo que llevaría los refrigerios esta vez"

Luego de leer el mensaje, la chica soltó una leve risa y comentó:

—"Refrigerios" ¿Quien dice eso hoy en día? Liria y su manera refinada para hablar —comentó sonriente para luego guardar el móvil y continuar su camino.

"Pero lo que no contaba la chica era que justo antes de llegar, un pensamiento se le cruzaría por su cabeza: ¡No les dije que tenía turno hasta las 16, no alcanzaré a llegar a tiempo!"

—Ya hablaré con el jefe para salir a las 15:30.

"Respondió la chica que lentamente detenía su andar a tan solo un par de metros del lugar donde su destino le esperaba. Y ahí estaba, mirando aquel hermoso y pequeño café, justo en la base de un enorme edificio el cual era un hotel de los más famosos y bellos de la ciudad, incluso si lo miras bien, pareciera ser un lunar en el glúteo de una super modelo..."

—¡¿Qué rayos es esa comparación?!

"Exclamó la chica antes de..."

—¡Y basta de hacer de narrador! —exclamó la chica enfadada, para luego voltear a su izquierda—. ¡Te estoy hablando a ti, Liam!

Justo a su lado se encontraba quien me había suplantado: Un chico mucho más alto que nuestra protagonista, de cabellos castaños claro, peinado a un costado, un despreocupado jersey gris con cuello en v con mangas remangadas, jeans oscuros y zapatillas blancas.

—Darcy, mi querida Darcy, siempre es un agrado encontrarte por las mañanas. —comentó Liam de manera altanera para luego mirar a Darcy solo con un ojo cerrado—. Es mi deber molestarte para que despiertes.

—Eso quedó claro... lo que mejor sabes hacer es molestar —agregó Darcy algo molesta, mientras volvía a ponerse en marcha.

—Vamos, Darcy, sabes que estoy bromeando, es mi manera de decirte que aprecio tu trabajo —replicó Liam poniéndose en marcha junto a Darcy.

Darcy miró a Liam con sus ojos color esmeralda llenos de incredulidad, para que este último preguntara:

—¿Qué?

—Liam, tú no eres quien para decir eso, llevamos trabajando juntos casi 6 meses y en todo este tiempo, solo he visto que eres bueno para coquetear con las chicas que van al café y trabajar lo justo y necesario.

Amour Latte: un amor inesperado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora