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Riki

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Riki

–Nos pidieron en el salón vip. –anunció Nicholas entrando al camerino.

–¿A quiénes? –preguntó Jay desnudandose para ponerse un pequeño bañador y una bata.

–A tí, a Kiki y a K –dijo encogiéndose de hombros –. Los de la mesa 12.

Jay me miró y sonrió. Odiaba el salón vip. Siempre eran viejos ricachones que sólo querían ponernos las manos encima mientras fumaban sus puros y se ahogaban en alcohol. Pero sabía pensar en mi madre. Necesitaba la plata. Me acomodé la bata y cuando todos estuvimos listos, salimos para el salón. Cuando entramos nos encontramos con seis muchachos que debían tener nuestra edad. Todos lucían asustados y se miraban entre ellos sin saber bien qué hacer. Nos paramos uno al lado del otro y entonces me fijé en un bombón que estaba sentado de costado en uno de los sillones. Tenía un aire elegante que llamó mi atención enseguida. Era hermoso. Cabello oscuro hasta el mentón, ojos grandes, nariz altiva y unos labios que no me hubiera importado morder. Vi que me miraba con más atención que al resto y eso, por alguna razón, me gustó. ¿Qué hacía semejante belleza en un lugar así? Era un misterio. Viéndose así como se veía, le debían llover los hombres. O quizás era un hetero más arrastrado por sus amigos gays a un show de strippers. Aunque por la forma en que me miraba no creía que fuese hetero, pero uno siempre puede equivocarse. A veces las apariencias engañan. De todas maneras, ya habían pagado y ese bombón era un cambio agradable a los viejos verdes que frecuentaban el lugar. Le haría un buen show. Rápidamente me acerqué a él que estaba distraído mirando a su amigo que miraba a Jay como si fuese el último vaso de agua del desierto. Lo ví sonreír, esos labios deberían ser ilegales. Puse un dedo bajo su mentón para atraer su atención y ví como sus grandes ojos oscuros me recorrieron de pies a cabeza. Sonreí y él quiso decir algo, pero se lo impedí poniendo un dedo sobre sus labios. Suaves y gordos. Se me hizo agua la boca. Agarré una de sus manos y la apoyé en mis abdominales, pude ver cómo abría más sus hermosos ojos, siguiendo mis movimientos, estiré la mano hacia su cabello, peinándolo con mis dedos. Se sentía muy bien al tacto, suave y espeso. Pero no podía dejar de mirar esa boca, era divina. Pase el índice por su contorno, aunque me hubiera gustado recorrerlos con mi lengua. Increíble. Era la primera vez que me excitaba con un cliente.

–Eh… no sigas, por favor –dijo por lo bajo y volteó a ver a sus amigos. ‘Oh, oh. Por favor, que sea gay, que sea gay’. Me incliné sobre su costado y acerqué mis bocas a su oído.

–¿No te gusta lo que hago? Puedo bailar lo que tú desees.

–Yo… no… te mueves bien…

Sonreí, le estaba gustando lo que hacía. Aunque podría hacerle más cosas si él quisiera.

–¿Te gusta cómo me muevo? –Hice un movimiento de cadera, mientras sus ojos seguían pegados a mi ingle.

–Sí, claro. Parece un movimiento difícil de hacer… –quise echarme a reír.

❛Fakers ∫ Sunki ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora