Lawrence
-Darius, levántate-. Intente moverlo pero de verdad parecía una piedra.
-cinco minutos-. Y metió la cabeza en la almohada. Flojo.
-me pregunto si habrá algo en lo que no serás un flojo-. Me queje y recibí una sonrisa pícara de su parte.
Voy intentar auto convencerme de que habla de otra cosa y de lo que yo creo que habla.
-ya, me voy a parar-. Se quejó y bostezo.
Rode los ojos y lo tire de la cama. Estoy harto de dormir con este idiota.
-¡eso me dolió!-. Que bueno, me tenías con la duda.
Le di mi cara de arrepentimiento y preocupación y su cara se tono sería.
-¿que pasó? ¿Por que tienes esa cara? ¿Todo bien?-. Se paro lo más rápido que pudo y me tomo de los hombros.
-¿tu sabes que te quiero mucho?-. Sonrió genuino. Lindo.
Ya se como hacer que me haga caso.
-si-. Dijo con sueño y asintió repetidas veces.
-tenemos que irnos-. Y su sonrisa cayó.
-¿a donde? ¿Me vas a abandonar?-. Preguntó y se separó de mi.
-no seas idiota, te tengo que ayudar y quedandote aquí no hacemos nada-. Reclame y el me vio con cara de perro abandonado.
-bien, pero tu cama es muy comoda-. Y volvió a tirarse de cara.
Mierda, no quería hacer esto que convencerlo.
-Darius, tenemos que irnos, no quieres que este triste, ¿verdad?-. Me senté a su lado y puse cara de perro abandonado.
-bueno pero dejame dormir un rato-. Rode los ojos.
Dios, no puedo que creer que estoy a punto de dejar la poca dignidad que me quedaba.
-Pero tenemos que irnos a ahora y así podremos avanzar, y tal vez te de una recompensa cuando regresemos-. Sonreí y puse mi mano en su pecho.
-¿que clase de recompensa?-. Preguntó interesado. Maldito caliente.
-la que tu quieras-. Hola, 911, no encuentro mi dignidad.
-¿prometido?
-prometido.
Se que esto se ve muy raro y aunque no lo niego, se me es más fácil hacer esto que seguir intentando convencerlo.
-Lawrence-. Preguntó de la nada y redirigi mi vista hacia él.
-¿que pasa?-. Me miro con su cara de perrito abandonado a punto de llorar.
-¿cuando vuelva a vivir te vas a ir?-. No lo se. Ni siquiera hemos hecho un avance y tampoco tengo idea de como funciona lo que estamos haciendo. Help me.
-claro que no-. Conteste dudoso.
-ni siquiera tú estas seguro-. Suspiro y se acercó a mí.
-bueno, tampoco es que te vayas a ir para nunca verte-. Trague duro al imaginar que después de lo que he vivido y viviré con él simplemente se haga producto del tiempo y del olvido.
-¿y si lo hago?-. Preguntó y el la sangre se me congeló.
-no digas eso.
-¿y que tal si nos separamos?-. Callate.
-eso no va a pasar. El día que vuelvas a ser un humano, no importa que te separes, te buscara y espero que tú hagas lo mismo-. Le sonreí. Estoy asustado, demasiado.
No esperaba que un día decidiera salir a caminar y terminara con él, no quiero esta vida pero tampoco quiero que piense que no me cae bien.
-claro, prometo que yo también te buscare-. Me sonrió de vuelta. No es fácil imaginarte su sonrisa si no la has visto porque tiene cara de maleante y muerto viviente.
Aunque técnicamente lo es.
-ya veremos. Ahora trae mi celular, nos vamos a Belice-. Se que alguna vez fui a ese lugar cuando era un bebé.
-¿ahora?-. Preguntó y extrañado asenti.
-¿por que? ¿Pasa algo?-. Llevo su vista a toda mi habitación y suspiro.
-claro, mira este cuarto, es obvio-. Me extendió mi celular y le sace el dedo.
No vio su reacción porque abrí directamente la aplicación de viajes en mi celular.
-wow-. Lo oí decir detrás de mí.
-sigo sin entender muy bien como se reserva un viaje-. Apriete un par de botones hasta llegar a la parte de reservar un viaje.
-¿solo le das click ahí?-. Se puso de puntillas intentando ver que hacía como si él no fuera un poste de luz al lado mío.
-supongo-. Le di click al botón verde y una notificación llegó a mi celular. Revise y me encontré con una notificación de la misma app que decía viaje reservado. Más información en persona.
-eso se ve como una mentira-. Me quito el celular y vio la notificación como si fuera a descubrir algo viendole el estilo de letra a la maldita notificación.
-igualmente, es la app de un aeropuerto famoso, y esta cruzando la calle entonces no te quejes-. Me dio palmadas en la cabeza y me sonrió.
-tú eres el príncipe, te tratan como tal-. Dio pequeños salto al darse cuenta que tendría servicios especiales en el avión solo por eso. Maldito interesado.
-tienes que comportarte-. Lo jale de la oreja y soltó un quejido.
-tú serias un padre muy estricto-. Lo solté y le saque la lengua.
-no quiero tener hijos. Solo puedo tener hijos con gente de la realeza, no con plebeyos-. Intente recordar la clase de todas las reglas del castillo que recibí a los quince.
-¿entonces porque dijiste que si no encontrabas princesa con quien casarte antes de los veintidós entonces tendrías que casarte con una plebeya?-. Él si se acuerda, yo no. Él es el cerebro de esta relación.
No es que seamos novios o algo.
-en esos casos se fuerza al esposo para que tenga hijos con una concubina y que la esposa los crié-. Pensé lo injusto y asqueroso que era. Quiero cambiar eso.
-eso es horrible-. Lo és.
-aunque mejor no pensemos en eso-. Trague saliva y saque una chaqueta larga de color negro.
-¿y eso para que?
-disculpa, pero si voy a estar contigo no pueden saber quién soy-. No me da asco estar con él, el problema llega si mi padre se entera que acabó de comprar un viaje a un país donde fui de pequeño con el demonio pendejo que invoque por yo también ser pendejo.
Dios crea pendejos y ellos se juntan.
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El jardín de las luciérnagas
FantasíaLawrence, un príncipe que pronto tendra que ocupar la labor de su padre como rey decide ir al bosque para despejar su mente de sus futuras responsabilidades y escapar de los problemas, o eso es lo que él creía. Mientras caminaba por el bosque, el p...