Prologo

57 26 30
                                    

El calor penetraba totalmente mi ser, los cuerpos se movían al unísono de la música. Parecíamos uno solo escuchando las melodías que tantas veces te escuche tocar en la otra habitación mientras tratabas de que todo fuer armonioso y pegajoso al mismo tiempo.

Mi respiración se siente entrecortada y sin embargo cantaba a todo pulmón aquella canción que me susurraste tantas noches después de que nuestros cuerpos cayeran exhaustos de tanto amarse. La vida era tan diferente ahora, parecían las mismas estrellas sobre el cielo, la melodía no había cambiado en absoluto de cualquier forma todo era tan diferente. Tú estás tan cambiado, tu cabello cae un poco más largo ahora y parece molestarte mientras dedicas todo tu cuerpo a lo que amas hacer, a tu música.

Termina la canción, mi canción. No me doy cuenta de las lágrimas que caen por mi rostro, no me molesto en detenerlas, no es necesario. Quiero sentirlo, sentirte.

Te quedas exhausto después de haber hecho la mejor presentación que te he visto hasta este momento. Levantas tus ojos como si buscaras algo, se detiene mi corazón. Es una tontería por que no eres el único que cambio en este tiempo. Sé que no vas a verme estoy rodeada de gente que vitorea tu nombre, todos excepto yo. No necesito gritar tu nombre ni una sola vez más. Tus ojos siguen atentos, pasa demasiado tiempo o muy poco ya no estoy segura de nada.

Cambia la melodía y es justo el momento en que tus ojos desconectan con la multitud. Es el momento en que una vez más huyo de ti. De lo que siento. De lo que necesito.

Encontrándote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora