Entre las sombras de la redención

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Mientras un sol radiante iluminaba todo un barrio, en el que había gente riendo y personas jugando con sus mascotas, también había una casa, con una habitación oscura, con las ventanas y espejos tapados por sábanas y toallas. Quien vivía ahí era un hombre un hombre de unos 30 años.

Al comienzo de la escena lo podemos ver acostado en su cama, aunque no hacía mucho calor este no paraba de transpirar, sus murmullos se hacían monólogos en el silencio.

No no no no fue mi culpa…  — decía mientras temblaba — era un niño… fue sin querer… sabes que no era mi intención…

Flashback del sueño

-Porque quisiste ser mi amigo?
-Ya te lo dije, te ves tan pequeña que necesito cuidarte.
-¿Y siempre me cuidarás?
-Más que a nadie en el mundo. — ella sonríe

Fin del flashback

Este hombre se despierta agitado

-otra vez ese maldito sueño

Se levantó de su cama y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de agua, sus manos no dejaban de temblar. Se recuesta en la mesada, su cabeza dolía más de lo normal entonces decide tomar unas cuantas pastillas para el dolor.

-Tal vez así desaparezcas.

Una voz resuena en la cabeza de este hombre, haciendo que su dolor de cabeza aumente y choque contra una pared.

-¿Y siempre me cuidarás?
-Más que nadie en el mundo

Comienza a gritar al aire.

-¡Ya basta! ¡A donde sea que vaya!... siempre estás, ahí … mirándome… con odio. Ya no puedo sacarme otra maldita foto sin que estés en ella,... y además… cada vez más cerca, la próxima vez… la próxima foto… será… mi… mi… — Este temblaba tanto que ni siquiera pudo terminar de hablar

Mientras dice esto, él no deja de mirar unas fotos que se encontraban en sus manos, éste las tira hacia una pared.

-Vivo encerrado en mi habitación… no puedo ir a ningún lado, ver ningún reflejo, porque cada vez que me miro, estas más cerca. Déjame en paz… ya… por favor… — Este comienza a llorar mientras se arrodilla en el piso.

Flashback

Estoy en la escuela, sentado en mi lugar de siempre, siento como una ligera brisa pasa a mi lado…
Nunca voy a olvidarlo: ese día había faltado mi mejor amigo y su lugar quedó vacío, lugar en el que tú te sentaste.
Cuando te ví, noté que tenías el pelo suelto y largo hasta la cintura, tu cara era pálida y me viste con esos ojos cansados y lagrimosos. Estaban tan cristalizados que podía ver a través de ellos.
Al terminar la clase, fuí de detrás de tí y te pregunté tu nombre
-Danna, y tú?
-Elian. ¿Quieres ser mi amiga?
- ¿Por qué?
-Porque me caes bien, y al ver tu cara siento la necesidad de cuidarte y alejarte de todo y todos los que te hagan mal.¿Está bien?
-si. — me dijiste con una sonrisa tan grande que hacía que no quiera alejarme de ti nunca.
Mis días a tu lado eran los más divertidos… pero… había algo que no entendía; siempre que te veía tenías más lastimaduras en el cuerpo ¿Qué eran esos moretones? Pero cada vez que te preguntaba no me decías nada, así que decidí seguirte.
Al salir de la escuela veo como unas niñas te acorralan y te llevan a un lugar bastante alejado de la escuela en el que solo se dedican a insultarte y golearte. Yo te prometí que te cuidaría así que así será. Aparecí en frente de esas niñas y las detuve para que te dejaran en paz, logré librarme de ellas y te dije que te llevaría a tu casa para curarte pero no me dejaste, dijiste que lo mejor era ir a la mía. Al llegar, te limpié y te puse unas curitas para detener el sangrado.
-¿Por qué me ayudas?
-Porque eres mi amiga tonta.
-¿Por qué quisiste ser mi amigo?
-Ya te lo dije, te ves tan pequeña que necesito cuidarte.
-¿Y siempre me cuidarás?
-Más que a nadie en el mundo. — ella sonríe
-Listo, ¿Nos vamos?
-¿Cómo? No sé llegar a mi casa desde aquí.
- Pues… ¿Sabes la calle dónde vives?
- Sip.
-Entonces le diré a mi mamá.
Mientras tú esperabas en la sala, yo le dije a mi mamá para llevarte. Al llegar, no parecía que hubiera alguien dentro, pero tú pasaste sin problemas.
Pasados unos varios días después de eso, a la salida te dije que te fueras antes que yo ya que olvidaba algo. Al darme vuelta veo a las chicas que te golpearon.
-Él es quien nos molestó ayer
-Esperen¿Qué? Ustedes eran quienes estaban… — antes de que pudiera terminar de decir siquiera algo los chicos que estaban con esas niñas me dieron un gran golpe en el estómago dejándome sin aire.
- La próxima vez que molestes a nuestras hermanas te la verás con nosotros. — estos chicos dieron media vuelta y se fueron, mientras que las niñas me dijeron algo al oído.
- Esto es solo un aviso, métete en tus propios asuntos. — Dicho esto, ellas se fueron y me dejaron ahí.
No le quise dar importancia, ya que quien más me preocupaba eras tú .
Al otro día, en la salida de la escuela, veo a las mismas chicas intentando llevarte con ellas, pero te defendí sin importar lo que me podrían hacer a mi. Desde entonces esas niñas dejaron de molestar.
Pasaron los días y te notaba más alegre, hasta te ponías maquillaje para tomar más color, pero tu cara se seguía viendo pálida, y aunque intentaras tapar tus moretones, estos los seguía viendo. Lo único que me hacía feliz era ver que cada vez que tus ojos me miraban, sentía más tranquilidad, y podía saber que estabas bien, aunque no dijeras nada.
Pero lo bueno no dura mucho, en el recreo siento un gran golpe detrás de mi cabeza haciendo que me desmaye, al despertar me encuentro en aquél lugar en el que golpeaban a Danna, esos chicos no tuvieron piedad de mí.
-Te lo advertimos, que no te vuelvas a meter con nuestras hermanas — con mis ojos llorosos, veo a aquellas chicas que reían mientras mi sangre caía en el suelo.
Estuvimos ahí un largo rato, hasta que oscureció.
— El chico tomó mi cabello para ver mi rostro — Si le cuentas a alguien sobre esto no nos quedaremos quietos — me soltaron para así darme una última patada en la cara.
Al llegar a mi casa, mi madre me vió así y se preocupó, pero no le conté lo que pasó por miedo.
Falté una semana entera a clases después de eso, y al volver te acercaste a mí para preguntarme lo que había sucedido, pero solo te ignoré y pasé de ti.
Al otro día te vi, y quien ahora tenía muchos golpes en el rostro eras tú, cada día te veía peor, pero decidía no meterme para que a mi no me pase nada. Me sentía tan impotente, y estúpido a la vez, quería ayudarte, pero siempre me preocupé más por mi.
Así pasaron los días, hasta que dejé de verte, me preocupé un poco, pero seguí con mi vida, hice más amigos y me cambié de escuela.
Luego de 7 años nos reencontramos, volviste a ser mi compañera, aunque ya no éramos amigos. Al verte, me sorprendí pues tenías el cabello demasiado corto, pero te ignoré y seguí mi camino con mis nuevos amigos. Pasaron unos días y pude ver que nunca te dejó de pasar lo que te pasaba en la primaria: chicos y chicas te llevaban detrás de la escuela para golpearte hasta hacerte sangrar, yo no quería meterme así que hacía la vista gorda, pero siempre me mirabas.
Una noche, mis amigos me llevaron con ellos a una vieja construcción que estaba cerrada hace ya tiempo, me dijeron que era para darme mi regalo de cumpleaños número 15. Al llegar te veo a tí, golpeada y sangrando en el suelo, tenías un ojo morado y la ropa sucia, como si te hubieran revolcado en el suelo.
-¿qué vamos a hacer aquí?— Le pregunté a mis amigos un poco incómodo.
-¿no es obvio querido Elian? — al mencionar mi nombre, tu mirada hacia mí fue más intensa de lo normal — La trajimos para que te diviertas y liberes el estrés.
-¿cómo es que me voy a divertir con ella? — pregunté preocupado.
- ¿Ella? Me sorprende que te hayas dado cuenta de que es una chica, por su cara de muerta parece un hombre —los demás rieron — pero eso no es lo importante, con ella te puedes divertir así. — De pronto veo como mi amigo toma un bate y golpea la cara de Danna con mucha fuerza. Mis ojos no podían creer lo que estaba viendo. — Si quieres te puedes divertir de otra forma, pero con lo sucia que está… — los demás comenzaron a reír.
- ¿Q-Qué es de divertido eso?
- ¿Acaso no la ves? Es como un saco de boxeo, no importa cuanto la golpees, no emite sonido, mira — Dicho esto, mis demás amigos comienzan a golpearla sin parar, y ella… ella no dejaba de mirarme, no decía nada, pero con su mirada pedía a gritos mi ayuda. — Vamos te toca, es tu cumpleaños. — No sabía qué hacer, no quería que me golpearan a mi, así que solo…
- Yo paso, háganlo ustedes me divierte más mirar — Dije para que no notarán el miedo que tenía.
- Amigo si que eres sádico — Cuando dijo eso me relajé y me senté en una roca que había ahí, intentaba mirar pero no podía.
Pasadas unas horas por fin nos vamos. Unos metros ya alejados, mi amigo me dice algo que cambia todo.
-Sé que no querías hacer nada, pero por lo menos escúpela o algo, nos dejas como los malos a nosotros. — Miré a mi amigo y asentí, tomé una piedra que estaba a mis pies y se la arrojé a Danna, pero no le dió, al contrario, dió en un fierro que estaba ahí, haciendo que este empuje un conjunto de maderas y caigan encima de Danna y terminando así con su vida.
Asustados, comenzamos a correr y cada uno fue a su casa.
Al llegar, mi mamá me preguntó dónde estaba y le dije que en la casa de un amigo quien me quería dar un regalo de cumpleaños.
Al otro día sale en las noticias el caso sobre el asesinato de Danna, los padres no hablaron mucho ya que al parecer nunca estaban en casa. Lo que más me sorprendió saber fue que dijeran que de igual manera ibas a morir, ya que al parecer la “operación” no había salido bien. Eso explicaba muchas dudas que tenía: Tu piel pálida, tus moretones, y tu aspecto tan débil de siempre. Lo peor de que te estén matando por fuera, es que ya te estabas muriendo por dentro, y ni siquiera tus últimos momentos fueron felices. Tuviste que ver cómo tu único amigo te mataba.
Mi madre al ver esto decide cambiarme de escuela nuevamente, entonces así pasaron los días, nadie jamás habló de Danna o de lo que había pasado.
Aunque no todo iba a quedar ahí, nose si esto le pasará a mis amigos de aquel entonces, pero siempre que miro algún reflejo de las ventanas, vidrieras, espejos y demás la veo a ella, con su rostro pálido, lleno de golpes, sangre y con sus ojos lagrimosos de siempre, los que en algún momento me pidieron ayuda, ahora solo quieren venganza, y cada año en mi cumpleaños, ella está en la foto, siempre cada vez un poco más cerca de mi.
No dejo de soñar con el día que me alcance.

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