Epilogo.

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- Y fin - Termino el relato cierto pelirrojo sentado en el sofá individual.

- Creo que todo esto fue al pedo - Suspiro el hombre bicolor a su lado.

- Nah... Por lo menos saben la historia de sus papis, no fue al pedo - Sonrió con orgullo, mostrando sus filosos dientes.

Kirishima Eijiro, mejor conocido como Red Riot, ahora se encontraba en la -para nada humilde- casa del matrimonio Bakugou, cuidando de los gemelos con ayuda de su gran amigo -con derechos-, Shoto.

De seguro se estarán preguntando...

¿Donde están Deku y Dynamight?

Bien, la respuesta es simple.

Están en su luna de miel.

La boda había sido retrasada debido a la ocupada agenda de ambos héroes, también por el hecho de que Deku terminó afectado por un quirk que te hacía querer una polla cada segundo, el tiempo que duró fueron solo tres días, los tres mejores y tortuosos días de Katsuki. Además de que tuvieron regalos.

Kitsu y Kima, dos gemelos de cabello rubio y rizado. Kima tenía los ojos de Dynamight y Kitsu los de Deku, además de sus pecas.

Después de lidiar todo eso, finalmente se casaron y ahora se encontraban en ese viaje de lujo en una de las islas privadas que tenía el rubio, aunque en realidad, ahora deberían estar volviendo.

- ¡Llegamos! - Aviso alguien desde la puerta y los gemelos de tres meses balbucearon alegres por la llegada de sus padres.

¿Tres meses? Sip, tres meses. Esos no nacieron por el ano de Deku, solo aparecieron y listo.

- ¡Kima, Kitsu! - Chilló alegre el peliverde, dejando sus maletas y zapatos en el gekan, corriendo directo hacia sus pequeñas criaturas entre lagrimas.

- ¡Mawa! - Gritaron ambos pequeños, extendiendo sus pequeñas manitas hacia el peliverde.

- Acomoda tus cosas primero ¿No? - Una voz más ronca también apareció con más maletas en mano - Hola idiotas - Saludo refiriéndose a los niñeras temporales.

- Un gusto también bro -El pelirrojo se levantó del sofá, estirando sus brazos y luego acercándose al rubio para abrazarlo.

- Hola, Kirishima-Kun, Shoto-Kun... Gracias por cuidar de mis angelitos - Saludo esta vez Izuku, secando sus lágrimas con su antebrazo.

- No tienes que agradecer, nosotros siempre estaremos disponibles - Hablo Shoto por primera vez desde que llegó el matrimonio.

- ¿Qué hicieron en estos dos días? - Izuku cargo a uno de sus pequeños, específicamente al de ojos rubíes.

- Solo jugamos, les dimos de comer y esos cuidados para bebés... Y recientemente les contamos su historia de amor - Explico el pelirrojo, sonriendo en grande y abrazando a Shoto.

- ¿Tu qué sabes de amor? - El rubio imitó la acción del pecoso, cargando al pequeño de ojos jade.

- ¿Nuestra historia de amor? -

- ¡Si! La forma en la que llegaron hasta aquí, tu sabes, citas, el cumpleaños de Bakugou, la creación de los pequeños - Volvió a explicar. El matrimonio se miro por unos segundos y luego volvieron su vista a su amigo pelirrojo.

Si, era mejor idea contratar a una niñera de verdad.

- Si que te falta cerebro - El rubio tomó a su otra criatura y los llevó a sus asientos de la cocina.

- Créeme, si lo tiene, solo que no se ve a primera vista - Intervino Shoto, dándole palmadas a la cabeza del pelirrojo.

- La única cabeza que tiene es en su p- - Quiso seguir, pero el grito del amor de su vida lo detuvo, al igual que las risas de esos invasores.

- ¡Katsuki! Los pequeños - Regaño el pecoso, dirigiéndose hasta la cocina para darle un pequeño golpe en la cabeza.

Eijiro estalló de risa por la situación.

Luego de unas horas más, finalmente los invitados se iban, Eijiro derramó algunas lágrimas al tener que despedirse de los pequeños rubios, Shoto tuvo que arrastrarlo en todo el camino hasta el auto.

Ya había pasado un año desde entonces. Los gemelos festejaban su primer cumpleaños, yendo a un parque de atracciones que el rubio volvió a reservar.

Fue un día divertido y los bebés se rieron demasiado.

Al llegar a casa, su marido había preparado un delicioso pastel para la familia, tal vez no sea bueno darle algo dulce a los pequeños, pero era su primer año y no podían rechazar sus pedidos.

Vieron películas infantiles en la enorme sala y finalmente les dieron los regalos a los gemelos. Estos sonrieron y agradecieron entre balbuceos a sus padres.

Todo era perfecto. Es perfecto.

- Buenas noches - Se despidió el peliverde, apagando la luz, viendo como las estrellas en el techo se iluminaban.

Dio un último vistazo a sus hijos y cerró la puerta.

Una suave y delgada manta paso por sus hombros al igual que unas cálidas manos.

- Izuku, estoy duro - Susurro contra su oído, mordiendo levemente el lóbulo de su oreja.

- ¿Hay algún día en que no lo estés? - Canturreo el de pecas, dándose la vuelta hasta que su pecho choque con el del rubio.

Tomo sus mejillas y acercó su rostro para poder besarlo, mientras que el rubio llevaba sus manos a su envidiada cintura.

- Mierda, no sabes cuanto te amo, cuanto te deseo - Jadeo ronco una vez que separaron sus labios.

- Yo también te amo, también te deseo - Susurro contra los labios ajenos, mordiendo levemente el labio inferior del rubio.

Muchas veces no hay un final determinado hasta que mueres, tampoco puedes ser feliz para siempre. Pero, Izuku juraba serlo, su vida es perfecta. Puede que haya algunos problemas, pero todo problema es superado.

Él y Kacchan se aman, siempre se amaron y siempre se amarán. Puede que en otras vidas nunca se llegaron a conocer o nunca terminaron juntos. Puede que nunca tuvieron ese perfecto final.

Pero él si lo tenía. Tenía felicidad y amor. Tenía una familia, la familia que nunca imagino, pero la amaba y le encantaba. No la cambiaría por nada del mundo.

Él lo tenía, tenía eso... Eso que su madre le contaba.

Su final feliz.

Su felices para siempre.

N/A:
Finalmente termine este especial de San Valentín! Aunque retrasado.

Me gusto mucho escribir esta historia y es por eso que tendrá una segunda parte y tal vez una tercera.

Espero que les haya gustado y a su vez hecho reír, es mi segundo intento de comedia jsjs, por lo menos les haya sacado una risita chiquitita.

Yo soy Liz! Muchas gracias por leer.

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