dia normal

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Liam se miró al espejo y sonrió con satisfacción. Era el chico más guapo de su escuela, y lo sabía. Tenía el pelo rubio, los ojos azules, la piel bronceada y el cuerpo musculoso. Todas las chicas suspiraban por él, y todos los chicos lo admiraban o lo envidiaban. Era el capitán del equipo de fútbol, el presidente del consejo estudiantil, y el líder de la pandilla más popular. Tenía todo lo que quería, y no le importaba pisotear a los demás para conseguirlo.

Uno de sus objetivos favoritos era Daniel, un chico tímido e inseguro que era el polo opuesto a Liam. Daniel tenía el pelo castaño, los ojos verdes, la piel pálida y el cuerpo delgado. No le gustaba el deporte, sino los libros, el arte y la música. Era el mejor alumno de su clase, pero también el más marginado. No tenía amigos, y sufría constantemente el acoso y las burlas de Liam y sus secuaces.

Liam disfrutaba humillando a Daniel, llamándolo "ratón de biblioteca", "marica" o "nerd". Le quitaba sus cosas, le hacía bromas pesadas, y le pegaba cuando nadie los veía. Daniel no se atrevía a defenderse, ni a pedir ayuda. Solo aguantaba en silencio, esperando que algún día las cosas cambiaran.

Ese día llegó cuando Daniel decidió ir al parque después de clase. Quería relajarse un poco, y disfrutar de la naturaleza. Se sentó en un banco, y sacó un libro de su mochila. Era una novela de fantasía, sobre un mundo donde la magia existía, y donde los deseos se podían cumplir. Daniel se sumergió en la lectura, y se olvidó de sus problemas.

De repente, escuchó una voz familiar que lo sacó de su ensueño.

- ¿Qué haces aquí, ratón? - Era Liam, que se había acercado por detrás, y le arrebató el libro de las manos.

- Devuélveme eso - dijo Daniel, tratando de recuperar su libro.

- ¿Qué es esto? - preguntó Liam, mirando el título. - ¿Un libro de hadas? ¿No te da vergüenza leer estas tonterías?

- No son tonterías, son historias - dijo Daniel, sintiendo que se le subía el color a las mejillas.

- Historias para niñas, querrás decir - se burló Liam, lanzando el libro al suelo. - ¿Por qué no lees algo de verdad, como una revista deportiva, o una porno?

- Déjame en paz, Liam - dijo Daniel, agachándose para recoger su libro.

- ¿O qué? ¿Vas a llorar? - dijo Liam, empujándolo con fuerza.

Daniel cayó al suelo, y se raspó las rodillas. Sintió un dolor agudo, y unas lágrimas le brotaron de los ojos. Liam se rió, y lo rodeó con sus amigos, que también se burlaban de él.

- Mira, mira, el ratón está llorando - dijo Liam, imitando una voz infantil.

- Pobrecito, ¿quiere un besito? - dijo otro, acercando su cara a la de Daniel.

- No, mejor un abrazo - dijo otro, abrazándolo por detrás.

Daniel se sintió atrapado, y asustado. Quería escapar, pero no podía. Quería gritar, pero no tenía voz. Quería que alguien lo ayudara, pero nadie lo hacía.

Al final lo aventaron asia al frente soltando lo y riéndose a carcajadas

Entonces, vio algo que le llamó la atención. Era una fuente, que estaba cerca de donde estaban. En la fuente, había una placa que decía: "Pide un deseo, y se hará realidad". Daniel no creía en esas cosas, pero en ese momento, estaba desesperado. Así que, sin pensarlo dos veces, sacó una moneda de su bolsillo, y la lanzó a la fuente, mientras murmuraba:

- Quiero toda la masculinidad de Liam para mí.

La moneda cayó al agua, y produjo un leve sonido. Nadie se dio cuenta, excepto Daniel, que sintió una extraña sensación en su cuerpo. No sabía qué era, pero le dio una pizca de esperanza.

Liam y sus amigos seguían burlándose de él, sin saber que acababan de sellar su destino.

No quiero ser una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora