Papá, mamá

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-¡ 'Ay,hijo de puta!-

-Lo siento-

Sanji miro al hombre que lentamente cosía la tierna herída que corría por su brazo-Das las disculpas más falsas-Mordio su cigarrillo, que había dejado apagado por respeto a la enfermería. -A Chopper le horrorizaría tu falta de trato con los pacientes-.

Observó cómo los ojos del espadachín viajaban hacia la cama ante la mención del reno. Chopper yacía debajo de las sábanas blancas; el golpe en la nuca lo había dejado entrando y saliendo de la conciencia. Su pecho subía y bajaba intermitentemente y la almohada debajo de su cabeza estaba manchada de rojo.

-Está durmiendo ahora-, dijo Zoro, más para su propio beneficio que cualquier otra cosa.

- Claro que lo esta- Sanji liberó su brazo del aflojado agarre de Zoro y se bajó la manga de la camisa. -Estará bien. Es tan fuerte como el resto de nosotros- dijo, lo cual era cierto en un sentido y no en otro; ambos lo sabían. -¿Estas herido en alguna parte? -

-No.-

Sanji arqueó una ceja escéptica (dudaba que Zoro alguna vez saliera completamente ileso de una gran pelea) pero no insistió. Guardó los suministros médicos, mirando por el rabillo del ojo mientras Zoro se acomodaba junto a la cama.

Zoro resopló, sintiendo incluso la más sutil de las miradas. -¿Tienes algo que decir, cocinero?-

-Eres muy protector con él-

-¿Y?- preguntó, erizado

Sanji metió las manos en los bolsillos y se paró detrás de la silla. -No sé. Lo encuentro interesante. ¿Algún tipo de instinto paternal dentro de ti? Le sonrió a la cabeza verde. ¿O maternal, tal vez?-

-Eres más delgado que yo-

-Eso no tiene nada que ver con nada de lo que acabo de decir...-

-Eres más delgado que yo-, repitió Zoro, -así que serías la mamá-

Sanji lo miró fijamente durante un largo momento antes de mover la punta de la oreja de Zoro. -...Esa es una de las cosas más ridículas que jamás hayas dicho-.

"Coge otra silla y deja de acecharme, curly- 


Chopper recuerda, o tal vez sueña, el dolor. Caerse y romperse la nariz con una gran roca. La sangre colorea la nieve. Sus ojos se llenan de lágrimas. Solloza y espera, pero sus padres nunca llegan. Los llama sin levantar la cabeza. Papá. Mamá.


El suave e ininteligible sonido de angustia hizo que ambos alcanzaran al reno, aunque ninguno se dio cuenta hasta que sus dedos se tocaron, flotando justo por encima de las sábanas. El contacto inesperado fue tierno (extraño para ellos dos) y pareció detener al resto del mundo por un breve momento. Se miraron el uno al otro con curiosidad, y la comisura de la boca de Sanji se curvó ligeramente hacia arriba.

-Supongo que el instinto está en los dos, ¿eh?- Él notó, con voz suave.

-Como dije- murmuró Zoro, igualmente tranquilo, -tú eres la madre. Dejando de lado lo delgado que eres , cocinas y usas delantales todo el tiempo".

El momento pasó. Sanji puso los ojos en blanco y retiró la mano. -Eres estúpido.-

Zoro se encogió de hombros. -Oye, sabías lo que obtendrías cuando te casaste conmigo-

Sanji ocultó el enrojecimiento de sus mejillas con una patada en la cabeza del espadachín, que esquivó eficazmente. -¡No estamos casados!-

-Bien, pero no le diré a Junior que nació fuera del matrimonio-


Fiebre. Está tirado en la nieve, pero se está quemando. Sabe que debe moverse, pero le duele cada parte de su ser y desea que alguien lo ayude. Su cabeza da vueltas y ve formas: renos, humanos, es imposible distinguirlo. Casi comienza a sentirse aliviado. Mamá. Papá.


Zoro dejó caer el plato vacío al suelo al azar y lo pateó a un lado. -No tienes que quedarte aquí-

-Tampoco tu-  Sanji sostuvo su barbilla en su mano y observó como Chopper daba vueltas mientras dormía. -Y no patees mis platos con tus botas sucias-

-Regañar, regañar, regañar...- Zoro cruzó los brazos detrás de la cabeza, recostándose en la silla. -No creo que deba despertarse solo- Sanji lo miró y sonrió. -...¿Qué?-

-Nada, papá oso. Esto es lo más lindo que te he visto en mi vida -

-No soy lindo, imbécil- refunfuñó Zoro, mientras las orejas y el cuello se calentaban un poco. -¿Por qué sigues aquí ?-

Sanji acercó su silla y Zoro fingió no darse cuenta - supongo que no estás solo-

-...Tch- Zoro cerró los ojos al sentir que su corazón latía. -Sí-, murmuró. -Definitivamente eres ese tipo madre...-


Él sabe que la bala es un recuerdo. Los aldeanos gritaban, confundiéndolo con un abominable muñeco de nieve. Luego un disparo, seguido del peor dolor que jamás haya sentido. Recuerda haber pensado que iba a morir. Solo. Y eso hace que duela aún más. Grita en silencio porque sabe que no vendrán.


El mar estaba agitado esa noche, y un movimiento brusco del barco despertó a Sanji de donde dormitaba contra el hombro de Zoro. Miró hacia arriba, sin moverse; La enfermería estaba en penumbra, pero podía ver a Zoro mirándolo. Después de un momento, levantó la cabeza.

El momento había vuelto. El tiempo se ralentizó a medida que se acercaban. Sus narices se rozaron y Sanji casi se echó a reír cuando le vino una imagen: horneando un pastel mientras Zoro le enseña a Chopper cómo blandir un bate, o tal vez una espada, riendo, -.Ese es nuestro chico-

-¿A qué estás sonriendo?-Preguntó Zoro, y Sanji pudo sentir la pregunta tocar sus labios.

-Nada-, dijo, y se inclinó. -Bésame-

Zoro cerró el espacio entre ellos para hacer precisamente eso... cuando un suave gemido sonó desde la cama. El momento se desvaneció y volvió a morir cuando se separaron. Cuando Chopper abrió los ojos, había dos caras preocupadas mirándolo. Aunque la parte posterior de su cabeza palpitaba levemente, una sonrisa acuosa se extendió por su rostro.

Papá. Mamá.




Papá, mamá one-shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora