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Rooney POV

Primero fue el té verde, no podía vivir sin él. Lo consumía después de almuerzo y después de la cena.

Estella, ¿de casualidad viste la cajita de té?—ella lucía algo nerviosa—¿no?—bajó su mirada.

Mira, no quiero tener problemas, sé que lo bebes seguido, pero tu padre prohibió que se compre té verde—fruncí mi ceño.

No le pensaba discutir a Estella, pero sí me molestaba que papá hubiese autorizado algo así, como si fuese alguna clase de droga.

Papá—llamé a la puerta de su estudio—¿Por qué ya no puedo tomar más té? ya pasó una hora desde que cené y no tiene sentido que lo tome ahora—

—Rooney, no pienso discutirlo, te estás volviendo loca. No puedes tomarlo todos los días, puede causarte anemia, ¿no lo sabías?—

Finalmente, después de una larga discusión, él ganó, pero nada impedía que yo pudiera comprarlo por mi cuenta, hasta que comenzó a pedirme las boletas del super.

¿Pero por qué?—la pregunta es por qué no se las daría, si supuestamente solo había comprado snacks y cosas para mi cuarto.

Quiero asegurarme que solo compraste lo que me dijiste—saqué con molestia el voucher.

¿Desde cuando me mientes?—me miró triste.

Oh, vamos, tú también lo haces, ya somos grandes—

Bien, Rooney. Y si a la próxima no traes boleta, recuerda que queda la electrónica y si la borras, voy al supermercado para pedirla—

Como ya no tenía mi té, comencé a cenar poco hasta dejar de cenar, y como él comenzó a tener más reuniones, viajes y cenas fuera, no había quién me controle. Estella pensaba que estaba cenando más temprano.

Querida, ven, pasa pasa—mi tía Sara tenía tiempo sin verme.

Esa vez me miró más de lo normal.

¿Qué tanto te fijas?—la miré con los ojos entrecerrados.

Soy tu tía, casi tu mejor amiga, por lo que debo ser muy directa con todo lo que te digo, sobre todo si es por tu bien—tomó una bocanada de aire—te ves más delgada y por alguna razón luces apagada, ¿qué es lo que está pasando?—jugué con mis dedos.

Mmm, estrés—no era mentira, también estaba muy estresada. Estaba a punto de comenzar el semestre y la verdad es que haber pasado tanto tiempo en el set me había provocado querer abrirme camino de una vez y no más tarde. Sin embargo, el hecho de salirme de la carrera era un martirio para mi cabeza. Según Cate, no era nada del otro mundo.

¿Por qué, nena?—me miró preocupada.

Creo que voy a salirme de la carrera. De verdad quiero entrar al mundo del cine, no deseo esperar más—ella fue a abrazarme emocionada.

Eso es grandioso, digo, tienes tanto talento. Además, la carrera puedes retomarla, nadie te apura, bonita—

Y ahí me di cuenta que era muy buena desviando la atención si me lo proponía, lo cual me llevó a mentir más de lo normal, y muy bien.

¿Bueno?—hace días que no había visto a Cate. Ella se había ido de vacaciones con Edith por un fin de semana, y la extrañaba demasiado.

Cariño, hola—su voz se oía extraña.

¿Estás bien? tu voz suena entrecortada—sentí mucha preocupación en el pecho.

Es que el clima es bastante húmedo aquí en el campo y al parecer me hace daño a la garganta—presioné mis labios. Hasta resfriada se oía preciosa.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora