—Travis, me asustas, ¿Qué pasa? — lo vio que estaba contento.
—Adivina qué—
—¿Qué? —
—Mi familia vendrá mañana, ¿Crees que sea prudente?, es decir, acabamos de llegar—
—Está bien, no te preocupes— rio. —Hemos estado pasando todo el tiempo con mi familia, es justo que la tuya también esté presente, ya tiene bastante tiempo que no hemos venido aquí, sería bueno que los vieran los niños—
—Genial, ya quiero que vean a los chicos—
A ella le parecía tierno como es que le causaba una enorme emoción que su familia viniera a verlos, podía comprender porque han estado demasiado tiempo lejos y tampoco es muy fácil estar viajando siempre en lapsos cortos para Estados Unidos, las diferencias de horario podían ser gigantes, además de desgastantes.
Luego de la cena, subieron a la planta de arriba, donde se encontraban las habitaciones, preparándose para poder dormir, o al menos intentarlo, porque el desfase de horario iba a jugar un papel importante al tratar de acoplarse de nuevo, al uso horario de su país.
Travis estaba acostado en la enorme cama con sus hijos, observando como su esposa daba un montón de vueltas alistándose para dormir, era notorio que se encontraba un poco nerviosa por la llegada de la familia Kelce, ella los adoraba, pero no los había visto en tanto tiempo, sentía un poco de miedo a que la juzgaran de como ha estado llevando sus decisiones como madre, con respecto a que tiene a sus hijos viviendo en hoteles y aviones, su esposo la apoyaba bastante, pero eso no le quitaba la angustia.
—¿Está todo bien? — Travis finalmente preguntó.
Ella se acostó. —Estoy un poco nerviosa, espero que todo esté bien con la llegada de los Kelce—
—Nena, solo es mi familia, no va a venir el presidente— dijo riendo.
—Sí, lo sé, lo sé, sabes que me gusta tener el ojo en todos los detalles, por eso me siento así—
—Todo va a estar bien— se acercó para besarla.
Ella sonrió.
Más tarde, Evie y Charles estaban bastante despiertos, el desfase de horario iba a hacer de las suyas, pasaba de la media noche y no se mostraban para nada cansados.
—Esto va para largo, ¿Verdad? — Travis reía, su hija estaba sobre él, moviéndose de un lado a otro.
—Todo apunta que sí— Taylor bostezó, Charles estaba parado sujeto del respaldo de la cama, flexionando sus piernas, con demasiada energía. —Aquí el pequeño que quiere hacer flexiones igual que su padre—
—Tan solo espera a que comiencen a caminar, no veo la hora para que eso suceda y entonces pueda llevarlos conmigo a los entrenamientos o a los juegos— dijo emocionado.
—Estoy segura de que sí— rio.
Taylor sabía de que ese iba a ser un tema importante que tendrían que discutir más a fondo, una cosa era que a ella la vieran muy cómoda en los eventos de su esposo, lo que a lo largo de su vida le costó mucho poder hacer con la confianza necesaria, pero otra muy diferente involucrar a menores de edad, sobre todo cuando esos menores eran sus hijos, ella podía tolerar con toda la dulzura posible cuando le gritaban cosas horribles en los juegos, pero no estaba segura si quisiera que sus hijos oyeran ese tipo de palabras o que la gente los ofendiera directamente, si bien ahora había obtenido el cariño de muchas más personas, también se ganó el odio de otras, por razones no muy coherentes y que probablemente nunca iba a poder descubrir por que su simple existencia generaba todo eso, pero tampoco quería quitarle a Travis esa ilusión, la verdad es algo que ha estado mencionando desde el embarazo y ahora que cada vez se acercaba más ese momento, le daba miedo como iban a salir las cosas con tal asunto, por ahora trataría de no pensar en aquello y se concentraría en descansar y sentirse lo más normal posible en ese mes que la pasarían en la ciudad de Kansas.
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Eres mi juego final
FanfictionTaylor y Travis, después de un año de relación, se han convertido en padres de sus mellizos Evie y Charles, encontrándose con nuevos retos ante una paternidad bastante sorpresiva pero muy deseada, ¿Qué es lo que le depara a la famosa cantante y el j...