Capítulo 1: La noticia

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En ese tiempo, habían muchas risas e inocencia, independientemente de lo que fuera uno. Los trillizos Ayato, Raito y Kanato, se encontraban jugando en el jardín de aquella mansión donde solían estar antes. Era invierno y el suelo estaba cubierto de nieve, la cual también caía por medio de copos de la misma. Los pequeños estaban jugando acompañados de una niña tan preciosa y encantadora. Una niña vampiresa de labios rojos como la sangre, cabello negro como el ébano y piel totalmente blanca y pálida como la nieve, además de contar con unos hermosos ojos azules como si fueran dos zafiros. Su nombre era Lilliana Hoffman, hija de un vampiro noble y amigo demasiado cercano a Karl Heinz, Frederick Hoffman. Los niños estaban jugando a corretearse mientras se lanzaban bolas de nieve y a las escondidillas, era algo muy divertido para ellos. Ayato recargó su rostro en sus manos y empezó a contar del uno al diez lentamente mientras los otros pequeños se escondían. Kanato se escondió detrás de un árbol mientras abrazaba a Teddy, en cambio Raito y Lilly se escondieron detrás de una fuente congelada. Ambos trataban de no reir para que Ayato no los descubriera y quedaron bien ocultos. -Listos o no ¡Ahí voy!- gritó Ayato mientras descubría sus ojos y miraba a su alrededor por empezar a buscar a los otros niños, encontró fácil a Kanato y a Raito, pero se le dificultó encontrar a Lilliana y eso que ella estaba al lado de Raito. La hermosa niña se escabulló en la nieve y corrió para ganar, tomando una bola de nieve y pegandole a Ayato con ella, así riendo junto a los otros dos pequeños.

-¡Oye, Lilly! ¡Eso es trampa! ¡Te confundí con la nieve y un tronco negro!- dijo Ayato medio molesto. -Eso quería mi madre, Ayato. Ella quería una niña con labios rojos como la sangre, cabello negro como el ébano y piel blanca como la nieve.- dijo Lilly mientras sonreía de forma encantadora mientras se tomaba un medallón que siempre llevaba en el cuello.

El joven Ayato despertó de su sueño y se sentó para tallarse sus ojos. Era la primera vez en unos cuantos años que soñaba con esa niña que lo acompañó junto a sus hermanos en la infancia. Era extraño, pues no tenía motivo para soñar con ese recuerdo, pero le hizo sonreir, pues cuando Lilliana los visitaba, era la oportunidad perfecta de que Cordelia no lo molestara con estudiar y que podía jugar libremente. Sin embargo, ya después, la niña nunca volvió con ellos y no supieron ya nada de ella. Ayato quedó sentado en su cama mirando la noche hasta que alguien tocó su puerta y entró, era Drianna. -Ayato ¿Te desperté?-

-No, ya estaba despierto ¿Que quieres, Loba? No entres así como así al cuarto de "su alteza"- dijo Ayato un poco fastidiado.

-Karl Heinz está de regreso y dijo que quiere ver a toda la familia reunida para darnos una noticia, dice que es realmente importante.- dijo Drianna mientras movía un poco sus orejas y su cola de lobo. Ayato, por más pereza que tuviera, asintió a lo que dijo su cuñada y le pidió a la licántropa que se retirara para que él pudiera vestirse. Driana accedió a irse, pero no sin antes dejar a una loba de su manada a que vigilara que Ayato se preparara y saliera. Como Reiji tenía al lobo Gin, Ayato tomó a una canina hembra de la manada solo para que le hiciera compañía, la cual él mismo llamó Oda. El vampiro pelirrojo se vistió rápido y caminó fuera de su habitación con Oda, quien estaba sentada sobre la "dama de hierro" que estaba en la habitación. -Vamos Oda... A ver que quiere Karl Heinz ahora.- dijo Ayato con fastidio mientras caminaba junto con su loba hasta que llegaron a la sala de dos pisos, la misma donde hace casi un año, Drianna fue poseída por Cordelia y se mostró ante todos. No fue un buen recuerdo para Ayato, pues Ritcher lo había atravezado con una espada. Al llegar, vio a toda la familia reunida con Karl Heinz en medio de todos, incluyendo a las prometidas de los hermanos, a su sobrinito Hikaru en los brazos de Drianna y a la manada de lobos. Al llegar, Ayato se dio cuenta de una cosa: él era el único que no estaba prometido con nadie, lo cual le hizo sentir como un bicho raro al entrar. El rey de los vampiros sonrió en cuanto vio que sus hijos e "hijas" estaban todos juntos y decidió hablar de una buena vez.

-Chicos, me alegra que estén aquí. Les tengo una noticia a todos. Ustedes recuerdan a mi querido amigo, Frederick Hoffman ¿no? Pues él hace no mucho, murió y pude conocer a su esposa, Claudia, una bellísima dama. La noticia es... Que Claudia está esperando un hijo mío y por lo tanto, en mi ausencia aqui, me casé con ella. Claudia vendrá a vivir con nosotros junto a su hermano y su hijastra. Ustedes, en especial Raito, Kanato y Ayato, la recuerdan muy bien. Ella jugaba con ustedes cuando eran niños.-

-¿Hablas de Lilliana?- preguntó Kanato mientras abrazaba a su esposa. Karl Heinz asintió a la pregunta del vampiro de cabello lila. -Si, así es. Por lo tanto, Lilliana también será mi hijastra. Mañana vendrán para instalarse, así que les pediré que los reciban bien y con los brazos abiertos.-

Ayato estaba realmente pasmado con lo que acababa de escuchar, no podía creerlo. Probablemente aquel sueño que tuvo fue una señal de que eso pasaría, pero obviamente esto no hizo que se pusiera feliz. Al contrario, lo molestó mucho. Era el colmo que su padre haya hecho eso y se tuviera que casar por cuarta vez. Con esfuerzo pudo aceptar a sus cuñadas y convivir bien y en paz con ellas así como fue con sus hermanos, pero nunca se imaginó que Karl Heinz haría algo así y que ahora se viera forzado a recibir a la nueva esposa del rey de los vampiros como su "nueva madre". -Supongo que no tenías otra cosa mejor que hacer ¿verdad? Ahora pareces un adolecente, padre. Me das asco. Oda, vamonos.- comentó Ayato demasiado molesto, acto seguido, salió del lugar con su loba. Todos se sorprendieron con la reacción de Ayato y Karl Heinz simplemente suspiró. Mientras, el vampiro pelirrojo volvió a su cuarto y se recostó en un sofá con la loba Oda recostada sobre él, acariciandola como si fuera su mascota mientras miraba al techo. La noticia fue una enorme y gran sorpresa para Ayato, pero lo único que apenas lo mantenía cuerdo y tranquilo, era que Lilliana iba a volver después de hace ya muchos años. Si en la infancia le parecía que Lilly era una niña muy bonita, esperaba que ahora sería una joven dama vampiresa muy bella, o así lo esperaba de sus expectativas de quien sería su nueva hermanastra.

The Poisoned Heart (Diabolik Fanfics de Romance) Vol.6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora