prologo

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— Astoria... - ella con sus hermosos ojos color avellana, veían a Draco con admiración y amor, él no mentiría, le encantaba lo expresivos que eran. Le recordaba lo inocente que eran las personas cuando se enamoraban, lo inocente que fue él. - ¿Quieres casarte conmigo?

La rodilla le dolía por mantener tanto tiempo la posición arrodillada, aunque no importaba, debía resistir. Debía mantener una sonrisa en el rostro y fingir tristeza si lo rechazaba, cosa que era casi imposible. Esa mujer le amaba, estaba muy seguro de eso y... ¿Cómo no estarlo? Si literalmente se convirtió en el hombre perfecto para ella.

—Astoria...querida... - habla su madre en tono suave – Draco te esta .....

—¡sí! ¡ sí! ¡mil veces sí!

La señora Greengrass no termino de hablar porque fue cortada por los gritos emocionados de su hija menor, Draco le coloca el anillo en el dedo anular y se levanta dibujando una gran sonrisa contagiosa en el rostro aunque por dentro le da asco todo ese teatro. Le tomo meses de preparación engatusar Astoria, tuvo que ajustarse a sus gustos y personalidad. Ella queria a alguien expresivo, tuvo que abandonar su mascara de frialdad, ella queria alguien con los mismos gustos, consiguió instruirse en lo que a ella le gustaba. Formó toda una máscara para ella y su familia, la única en percatarse de su cambio fue Daphne, una vieja amiga de la escuela. Claro que existe cosas que no cambio, como su apariencia y algunos gustos personales. Pero ella nunca lo sabria. Draco practicamente vivia una doble vida, pero no importaba con tal de conseguir sus objetivos.

—Debemos empezar de una vez con los preparativos ¿Qué dices amor?

—Yo quisiera que fuera algo... furtivo, muñeca. No quisiera que hubiera gente desagradable.

—Si, tienes razón – dijo ella agarrándose la barbilla. – no te preocupes, yo me encargo de todo.

—Estoy seguro que sí, princesa – deposita un beso tierno en la frente. 

A través del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora