trece

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Julio, 2022

—Creo que podría aficionarme al rugby —le dije a Sina mientras observábamos a los chicos grabar las escenas del partido.

Sina asintió, comiendo unas palomitas de bolsa que habíamos comprado en un supermercado antes de bajar al rodaje. Cogí un puñado, viendo como Matías corría a través del campo mientras "placaba" a varios de los chicos.

—Mirá a Mati con el gorro —se rio Sina.

—Parece Amelia Earhart —me sumé, haciendo que las dos estallásemos en carcajadas.

—¿Qué andan chusmeando? —preguntó Fran, sentándose entre Sina y yo. Pilló unas cuantas palomitas también.

—Que Matu parece Amelia Earhart.

Fran buscó al aludido entre la multitud, enfocó la vista y sonrió ampliamente.

—Así le voy a empezar a decir. Amelia Recalt.

Nuestras risas llamaron la atención de varios de los chicos. Jerónimo Giocondo fue uno de ellos. Nos miró sonriente.

—¿Todavía te anda chamuyando? —preguntó Fran, siguiendo a Jerónimo con la mirada.

—Me habla de vez en cuando —dije, encogiéndome de hombros.

—¡Ay, qué lástima! Se cree que tiene alguna chance con Enzo al lado.

—¿Acaso no fue culpa tuya que le escribiste haciéndote pasar por Doma? —inquirió Sina.

—Y, bueno. Tampoco le pregunté si se quería casar con ella. Un café. Fue todo lo que ofrecí.

—Vamos a ir esta tarde —dije.

Fran se giró como un búho, sorprendido.

—¿Posta?

—Claro —dije tranquila—. Es un café entre amigos.

—Nena, ese no quiere ser tu amigo. Date cuenta.

—Soy amiga de todos vosotros. También puedo serlo de él, ¿o no? Tú y yo bajamos a tomar algo casi a diario.

—Y, obvio, pero yo no te pienso chamuyar hasta el hueso, ¿entendés? De él no estés tan segura.

—Dos no se besan si uno no quiere.

Me levanté apoyándome en Fran y me limpié la hierba y tierra seca de las manos.

—Me voy, que en nada me toca grabar. Os veo luego.

—¡Pensá en lo que te dije, boluda! —gritó Fran mientras me dirigía a la carpa donde estaban maquillaje y peluquería.

—¿Ya te toca? —me preguntó Jerónimo cuando pasé cerca de él.

—En unos minutos —asentí.

Entré en la carpa y me quité la bata que llevaba puesta para no mancharme el vestuario. Me habían vestido con unos vaqueros campana y un suéter de punto de manga corta verde menta y blanco. María, de peluquería, me mandó sentarme en una de las butacas negras para poder quitarme los rulos de la cabeza.

Lucía apareció con su set de maquillaje. Lo preparó todo y empezó a trabajar intentando no molestar a María, y viceversa. A mí me encantaban las sesiones de maquillaje y peluquería, me resultaba muy relajante que me andasen en el pelo y me toqueteasen con brochas y esponjas.

—Es tu primera aparición en la peli, ¿no? —me preguntó Lucía, aplicándome un poco de colorete.

Sip. Mónica llega de sorpresa a ver a su amigo Carlitos y después del partido él le ofrece irse de viaje a Chile para pasar el fin de semana. Ahí empezó todo.

hielo y sal | enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora