Agosto, 2022
—Doma, no vas a volver a España, ¿o sí? —me preguntó Pipe mientras nos sentábamos a cenar en una de las mesas que teníamos adjudicadas en el hotel.
Nos habían dado unas semanas de vacaciones para ir con nuestras familias en verano. Íbamos a retomar las grabaciones a finales de agosto o principios de septiembre. Quedaba grabar las escenas del aeropuerto, después, a mediados de octubre más o menos, iríamos a Madrid para grabar el accidente del avión en uno de los estudios de Netflix.
—Quiero ver a mi padre, Pipe.
—Traételo.
—También quiero ver a mis amigos. Y a mi familia.
—Traételos también.
—Sí, claro. Me traigo a todo el pueblo, si te parece —dije, sarcástica.
—Dejala, Pipe, ¿no te das cuenta que está con morriña? Ta re queriendo irse pa' casa, como todos —le dijo Esteban, pasándome la miga de su pan. A él no le gustaba, cosa que yo no entendía porque la miga es lo más rico.
—A demás, Jota me ha dicho que quiere hablar de algo conmigo en Madrid.
—¿Qué cosa?
—No sé. No me ha dicho.
—¿Cuándo marchás? —preguntó Matías.
—Creo que nos vamos el lunes.
—Te fuiste un mes, volvés otro y ya te estás yendo de nuevo.
—La dura vida del actor —me reí.
—¿Y Enzo? —preguntó Agustín.
—¿Qué pasa con él?
—¿Va pa' España con vos?
—No, que va. ¿Por qué vendría? Se queda aquí. Creo que va a hacer alguna ruta con sus amigos, o algo.
—Te lo podrías llevar con vos y así le mostrás Madrid.
—Claro, me lo llevo en la maleta. Como un souvenir —rodé los ojos, tomando un sorbo de la copa de vino—. A demás, no estamos en ese punto todavía.
—¿Y en qué punto están, ya de paso? —inquirió Esteban.
—En el punto "no es de vuestra incumbencia". En ese punto, más o menos.
—¡Dale, nena! No te hagás la misteriosa. Contanos, no seas forra y largá la sopa, queremos estar al tanto —se quejó Agus.
—Seguimos exactamente igual que el mes pasado.
—Pasan mucho tiempo juntos —dijo Pipe.
—Eso siempre lo hemos hecho.
—Cierto eso —asintió Mati.
—Pero ¿pasó o no pasó? —seguía preguntando Pipe.
––¿El qué? ––pregunté, apartándoles la mirada.
—¡Ya sabés el qué! ¡Dale!
—Os he dicho que estamos igual que hace un mes. O que hace dos, ya puestos.
—No entiendo a qué andan esperando —dijo Agustín, negando con la cabeza mientras se recostaba en su silla.
—A terminar la película, ya lo sabéis. No seáis pesados.
—Queremos que nos contés en cuanto pase.
—Claro que sí, Juani. Me voy a poner una alarma en el móvil para que no se me olvide —dije, sarcástica, haciendo reír a los chicos.
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hielo y sal | enzo vogrincic
FanfictionCuando su mejor amiga le pasa a Domaris un minúsculo extracto de guion para una película en plena cuarentena, la joven de veintidós años no puede evitar pensar, "menuda tontería". Cuando Domaris lee esos cinco párrafos de diálogo con los que siente...