[PAUSADA] 𝑨𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒂 𝒕𝒊 ➳ 𝖗𝖞𝖔𝖒𝖊𝖓 𝖘𝖚𝖐𝖚𝖓𝖆 ;; 両面宿儺

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Había despertado nuevamente en la cama en la cual había aparecido luego de haber estado en coma cuando Yuuji parecía haber muerto.

Se talló los ojos con dificultad, y cuando quiso enderezarse, sintió como la espalda le ardía inmensurablemente. Hizo una notable mueca en cuanto sus músculos se contrajeron provocandole un calambre y no tardó mucho en tirarse en la cama de nuevo, jadeando por el repentino dolor que estaba experimentando.

En eso, un Itadori lastimado entró, deslizando la puerta de la habitación y cerrandola tras adentrarse:— ¡________! —se acercó corriendo hacia la castaña con preocupación, y encerró sus frágiles manos entre las suyas.

Nanami abrió la puerta que el pelirrosa había cerrado en su cara:— Itadori, no tenías que cerrarme la puerta. —suspiró y se acercó lentamente a la femenina, del otro lado de donde se encontraba el contrario— Qué bueno que ya despertaste, ______.

— Gracias por venir, no hacía falta. —sonrió amablemente, intentando disimular el dolor del calambre que hace poco había tenido. No quería preocuparlos.

— Fuiste fuerte, preciosa. Solo un poco más de entrenamiento y ya podrás destrozarle el rostro a ese cara de trapos. —pronto, la gruesa voz de Sukuna hizo presencia al aparecer su boca en una de las manos de Yuuji. La castaña no tardó en sorprenderse, y pronto sus mejillas se tornaron de un color carmesí. Aun no estaba acostumbrada a que Ryomen se dirija a ella de esa manera, y menos con otra gente observando la escena.

— Hey, ya deja de molestar. —el pelirrosa tapó con molestia su mano— Por alguna razón, se aparece más rápido cuando estoy contigo.

— ¿Cara de trapos? —_______ frunció el ceño.

— Supongo habla de Mahito. Es la maldición de grado especial contra la que peleó Yuuji anoche. —informó el rubio, con los brazos cruzados y aquella cara seria que lo caracterizaba.

"Ah, cierto. Lo había visto por unos momentos" pensó, recapitulando lo que había pasado la noche anterior. Fue todo muy repentino, y aún su energía no se había recompuesto del todo. Estaba segura que hubiera podido dar mucha más pelea de haber descansado más.

— Cierto, ¿qué pasó con Junpei? —_____ giró su rostro a su mejor amigo, quien repentinamente había cambiado su cara. Su dulce sonrisa, incluso con todas las heridas que adornaban su rostro, había desaparecido.

— Él... Mahito lo transformó... En una maldición. —espetó entrecortadamente, bajando su cabeza. Tan solo recordarlo le era doloroso— Murió.

La castaña quedó quieta por unos segundos, e instintivamente miró a Kento, como buscando que le afirmara lo que escuchó. Este simplemente asintió suspirando. Si bien había llegado tiempo después, Itadori pudo contarle lo que ocurrió.