Harry y Hermione caminaron por el castillo hasta el ala sur. El día soleado de la mañana se volvió nublado, y, cuando cruzaron el puente colgante que conectaba con su torre, divisaron el campo de Quidditch, que yacía solitario, con evidencia de un reciente juego en forma de confeti rojo y azul en sus gradas. Por fin, se adentraron al pasillo de Gryffindor y pasaron junto al retrato de Baruffio, un mago que, al conjurar mal un hechizo por pronunciarlo incorrectamente, hizo aparecer un gran búfalo negro sobre él. Claro que, cuando la gravedad actuó, el gran animal cayó encima, aplastándolo.
Llegaron por fin al retrato de la Señora Gorda, y Hermione mencionó:
—Quid agis.La Señora Gorda, con una tonada alegre, respondió:
—Mírenlo ustedes mismos.Se hizo a un lado y dejó el túnel libre para los dos chicos.
En la sala común se oyeron gritos y vítores. Entre los cantos de júbilo resonaba uno que contenía un apellido muy conocido para ambos:
“Weasley atajó con esmero, como guardián nos ganó el trofeo,
Por eso los de Gryffindor debemos cantar, ¡Ron nos hizo campeonar!”Harry y Hermione cruzaron el túnel lo más rápido que pudieron y observaron una figura pelirroja que sostenía la copa con gesto de suficiencia, encaramado en lo alto de un taburete. Los cuadros también gritaban con fuerza, siguiendo a una chica blanca con rizos rubios, que parecía ser la más entusiasmada de todos.
—¡Ron, Ron, Ron! —animaba Lavender, contagiando a todos los chicos.
Harry miró a Hermione, quien estaba encantada; observaba a Ron con una mezcla de admiración y deseo. El pelinegro sonrió burlón, aunque imitó a su amiga, pues, a un costado de Ron, estaba Ginny, con un par de rasguños en el rostro, pero sosteniendo la Snitch y dejándose llevar por el festejo. Harry deseaba acercarse a ella, pero sabía que aquel no era el momento. Angelina lo descubrió entre la multitud y corrió a abrazarlo.
—¡Ganamos, Harry! —dijo la atractiva capitana de Gryffindor, con una gran sonrisa, que Harry le devolvió, contagiándose del sentimiento que impregnaba la hermosa sala.
[...]
—¡Fue increíble! —expresaba Ron orgulloso y emocionado a sus dos amigos esa tarde, cuando por fin la fiesta de Gryffindor se había disipado.
—¡Bloqueaba todo! —dijo Ginny, explicando lo que su hermano no podía—. Davies terminó fastidiado; no podían con Ron. Fue una verdadera paliza, que terminó cuando... —Ginny mostró la Snitch a Hermione y a Harry—. Vencí a Cho.
—Aunque antes chocó contra Malfoy —contó Ron, divertido—, casi le rompe una pierna.
—No fue mi culpa —replicó Ginny, haciéndose la inocente—. No pude frenar —terminó, haciendo pucheros con cara de pena falsa.
Harry la miraba, hipnotizado por las virtudes que había descubierto desde el año pasado, cuando la volvió a ver después de un verano casi completo. No sabía dónde habían estado esos sentimientos escondidos, y aún se sentía mal de que no afloraran desde el primer momento en que la vio, durante un desayuno en la Madriguera hacía tres años.
Aquella belleza hipnótica, que solo se comparaba con aquellos cuerpos celestes que Madame Sinistra detallaba con tanta admiración en sus clases, estaba tan cerca de él que sentía que se derretía con cada gesto que hacía. Se encontraba embelesado con la gracia con la que su cabello rojo fuego, casi anaranjado, se movía y con aquellas hermosas perlas azules que sus pestañas resguardaban con solemnidad.
Ante todo lo que sentía por dentro —las ganas de besarla, de abrazarla y decirle lo mucho que le gustaba—, solo logró que se le escapara, entre tanta intensidad, un:
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Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0
Fiksi Penggemar¡Hola! soy un gran fanático del mundo mágico de Rowling y hace mucho empecé a leer historias que los fans hacían en esta plataforma, me emociona la idea de crear algo así. Por supuesto, la base argumental de las historias que haré, serán de las pelí...