Formaldehído al 10%

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En el desierto bogotano intento saborear el alivio inducido. 

Nunca me he sentido tocada. 

El dolor es fácil de imitar, comprenderlo no requiere pensamientos, además es de los abandonos más simples. Pero si nací camaleón, ¿por qué no alcanzo también texturas? Si cada imagen viene con un boceto antes de la maqueta, ¿dónde quedó mi premisa existencial?

Le divierte cambiar de nombre. Le genera cosquillas en las pestañas ver a gente que muere sin haber dicho "no".

El Lunes pasado vi una cierva blanca que me arrastraba a un lago. Intenté huir, pero ella era todas las direcciones posibles. Se acercó sagazmente, pero justo antes de acariciarme se desvaneció en una señal de hálito. ¿Qué podría haber después?

Me duele el pecho de ponerme bufandas atravesadas como binder.
Me duelen las costillas que destruyen al expandirse la ilusión de vestir algo justo.

No es mi culpa; comieron dulces.

El Martes se me acercó un bicho que nunca había visto, era una pupa de tortuga; me preguntó por qué me escondía y no supe contestarle, nació muy rápido.

El Lurtes empezó la náusea de no gestar y para fijarla decidí grabarme antes de mi autolisis.

Náusea post-abortoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora