Noche I

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Lucifer estaba cansado, muy cansado. La batalla contra Adán, así como la reconstrucción total del hotel había drenado su energía, no toda, por satán era el Rey del infierno, pero había estado tantos siglos recluido y sin tener tanta acción como para estar en la primera fila de una guerra contra el cielo, que, para ser sincero, era agotador.
Era poderoso, sin duda alguna, de ser posible era capaz de crear quinientos hoteles más para Charlie o un anillo nuevo del infierno, pero joder, sus huesos crugían, sus alas se sentían tan pesadas que creía que tenía pesado metal en la espalda en vez de plumas, aún cuando éstas ya habían desaparecido tras de sí.
No era de extrañarse que había optado a ir a sus nueva residencia después de que todos los habitantes y su hija, decidieran despedirse para poder dormir y celebrar cómodamente su victoria el día de mañana. Lucifer se había mudado por decisión propia al mismo hotel de su hija, en parte porque deseaba estar más cerca de ella, ver a Charlie todos los días podría ser una forma de recuperar todos esos años perdidos en dónde su pequeña manzanita fue arrebatada de sus brazos. La decepción propia y la amargura crecía en su interior al dejarse influenciar y ser lo suficientemente débil psicológicamente para ser tan manipulable como aceptar separarse de su propia sangre, aún al día de hoy creía inútilmente que Lilith lo hizo por una razón lógica tal vez... no era un buen padre o no estaba en condiciones para serlo ¿Era realmente su culpa? No era difícil autosabotearse cuando la depresión hacía acto de presencia constante en su día a día y eso le llevaba a la segunda cuestión, mudarse al hotel lo separaría de la soledad de su habitación, una nueva oportunidad para salir y ser un poco más social, se había prometido a sí mismo que daría de su parte para ayudar a su hija con la redención de los pecadores, conocerlos, estar finalmente en contacto con su pueblo con un verdadero rey debería hacer, aún si por ahora solo incluía a los coloridos habitantes del mismo hotel, tal vez un primer paso ayudaría terapéuticamente su propio problema.
La tercera cuestión involucraba a uno de los residentes, sus dientes crugían con solo pensar en él, siempre tuvo un mal presentimiento con respecto al demonio Radio. Desde que lo conoció, había sido el único ser tan descarado para no mostrar respeto o incluso miedo ante su presencia, teniendo el valor para hablar mal del propio ángel caído en su presencia ¡Era una maldita molestia! Y Charlie, oh, Charlie lo adoraba y podía ver la alegría en sus ojos cuando ese lobo disfrazado de ciervo se acercaba a su hija o incluso alentaba sus ideas para el crecimiento de su proyecto de redención ¡PROYECTO QUE NO LE INTERESABA! Pero si bebé era tan inocente como para creer que ese demonio lo hacía. ¡Era su hija! ¿Cómo podía confiar en esa... cosa más que en su propio padre?
¡Y eso no terminaba ahí! No, no. Tardó mucho en darse cuenta, pero nada se le escapaba al propio Lucifer, sus ojos podrían ver algo que los demás demonios no y él realmente pudo notarlo, las cadenas esmeralda que ataban a su hija con ese PECADOR ¿Cómo pudo? ¿Qué clase de situación le había llevado a hacer un trato con él? Si bien, no podía ver los términos del trato, estaba consiente de quienes estaban atados a otros, como ese chico gato y la pequeña exterminadora de cucarachas, quienes también compartían las mismas cadenas brillantes y verdes.  ¡Deseaba correr y decirle a Charlie que lo sabía, que podía anularlo si se lo pedía! Pero si pequeña no se lo diría, no, ella aún no lo veo como alguien de extrema confianza, su vínculo padre-hija aún se estaba formando, armando nuevamente y construyendo pieza por pieza de un cimiento hecho añicos.
Suspiró hundiéndose entre las sábanas, en algún momento había logrado arrastrarse a su propia cama, la calidez de su colcha con bonitos estampados de patitos con diferentes sombreros le hizo olvidar un momento sus pensamientos.
La habitación oscura estaba iluminada por una pequeña lámpara en forma de manzana que descansaba sobre un  diminuto mueble elegante de madera oscura cerca de la cama, a su lado el sombrero del mismo Lucifer, un marco con una foto de Charlie cuando era bebé y un par de patos de goma que por supuesto había traido del castillo. 
Si era sincero, se sentía orgulloso como había decorado las habitaciones del hotel, cada una pensada en su huésped, por supuesto, la habitación del mismo rey no era solo espaciosa, las paredes tenían un papel tapiz  rojo mate de manzanas y patos, muebles elegantes que formaban una pequeña sala en la misma habitación, un gran escritorio que era más una mesa de trabajo para todos sus inventos, el gran armario que casi abarcaba una de las paredes (Lleno más de patos de goma que de la propia ropa del rubio, porque ¿Cuándo fue la última vez que se preocupó en salir de compras? Simplemente invocaba lo que deseaba usar y lo desaparecía a su gusto según la situación),  Cuadros antiguos de paisajes del mundo terrenal hasta estructuras con arquitectura gótica, los humanos nunca dejarán de sorprenderlo.
Se había perdido en sus divagaciones mentales que no se dió cuenta cuando se quedó completamente dormido.
...

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