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Actualmente.

La pregunta '¿enamorada de ella?' resonó en su cabeza desde el momento en que la escuchó. Y es que era innegable que en dos años había desarrollado una clase de fijación con esa joven bailarina. No sabía por qué. ¿A quién quería engañar? Sí sabía por qué. El increíble parecido en sus facciones y sus delicados movimientos cuando bailaba le recordaban eminentemente a su ex... Mina.

Entonces, ¿enamorada de ella...? Cuando lo repasaba, no lo hacía de manera romántica ni nada como el típico amor que hablaban en las películas. En cambio, más que enamorada sentía que la quería solo a ella. Solo para ella.

Descubrió entonces su propósito: que ella pensara igual o en mayor magnitud de la forma en la que vagaban sus pensamientos por ella.

Descubrió entonces que estaba obsesionada con ella.

La conocía, casi a la perfección, pero desafortunadamente no podía decir lo mismo de ella respecto a su existencia. Y no sabía cómo iba a pasar, pero algún día se conocerían y ella caería enamorada a sus brazos en un instante.

Y de un modo muchísimo peor que su enfermizo enamoramiento.

"Iré por ti, Kazuha" pensó. "Tan solo aguarda, que cuando menos te lo esperes, estaré ahí, querida Zuha."

Nakamura Kazuha era una joven de 20 años, alta y delgada, con excelentes y firmes músculos, de piernas largas y pies livianos como la pluma. Era una bailarina de ballet, o como la llamaban los medios la sensación del mundo artístico actualmente.

La chica asistió a una prestigiosa escuela para bailarinas en el sur de Europa, en donde, casualmente fue vista por primera vez por Im Nayeon, detective privado, en una misión en el extranjero. Desde entonces la detective de cabellos claros no le ha perdido el rastro ni un solo minuto, y en la velada de agradecimiento de la famosa modelo Jennie Kim de esta noche, a la que por obra del destino ambas fueron invitadas, por fin podrán conocerse de manera oficial.

(...)

Caminar inmersa en su cabeza se había vuelto un hábito detestable. En especial para aquellos a su alrededor, los cuales pasaban de ser civiles inocentes a víctimas por su distracción al andar. Hoy en particular, no tenía a dónde ir, tan solo quería despejar su mente del desastre que podía llegar a convertirse la vida, en especial la suya. Tan solo dejaba que sus pies fluyeran por su cuenta sobre el pavimento de la fría calle de la ciudad. Sin ningún destino a dónde ir, andaba y andaba ajena a aquello que la rodeaba.

"Deberías mirar por donde pisas." Escuchó un quejido ya lejano. De seguro había tropezado con la persona dueña de dicha queja impuesta sobre su hábito.

A estas alturas era una normalidad escuchar esos comentarios mientras salía.

"Por favor, ¿Podrías observar el camino que llevas?" Una segunda queja en el corto recorrido que llevaba. Esta vez sintió antes del comentario cierta fricción entre su rodilla y unas bolsas de compras, quizás. Giró su cuerpo 180° ofreciendo una pequeña reverencia de inmediato, antes de continuar desplazándose.

Sin ganas de seguir recibiendo reclamos y protestas, entró a una cafetería. El plan principal era tan solo entrar y tomar asiento en las mesas. Plan que fracasó porque no puedes sentarte sin consumir alguno de los productos. Mina se levantó algo cansada dirigiéndose a la corta fila para ordenar. Tres, o quizás cinco minutos luego, era su turno.

"Sí, hola. Llevaré... Una limonada mediana. Con hielo. Por favor." Pidió la distraída pelinegra antes de meter una mano en su bolsillo en búsqueda de algo de efectivo, que por suerte sí traía consigo.

Her Own Worldview [Minayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora