［Adaptación］
「 Sunoo es un hombre que tiene básicamente la vida resuelta en casi todos los aspectos, solo que necesita un novio para asistir a una boda.
Riki es un stripper con muchas deudas y una madre enferma.
Un abogado aburrido y un stripper con...
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Riki
–Tienes un admirador –K revisó el ramo y sacó una tarjeta.
‘Siento mucho lo que dije anoche. Espero puedas disculparme. Estoy sinceramente arrepentido. Te deseo lo mejor. Kim Sunoo’
Abrí los ojos y le saqué la tarjeta de las manos. ¿Así que ahora estaba arrepentido?
Quise sonreír, pero estaban todos pendientes de mis gestos así que revolee los ojos y seguí cambiándome.
–¿Qué pasó anoche con este… Sunoo y por qué te pide disculpas? –preguntó Jay oliendo las flores.
–No tengo idea de quién es –dije encogiendome de hombros –. No puedo andar haciéndome problemas por lo que dice la gente.
–Como sea, anoche estabas enfadado después de que se fueron los de la mesa 12. A propósito… uno de ellos me dió su número.
–Déjame adivinar, ¿el pequeño que parecía fresa? El de pelito rojo.
–Exacto. ¿Debería llamarlo? –Jay se cruzó de brazos esperando mi opinión.
–¿Te gusta? –le pregunté. Jay era una persona muy extrovertida y siempre andaba de conquista en conquista.
–No está mal… tiene una sonrisa muy linda.
–Hey, lo que te haga feliz a ti –terminé de prepararme, agarré mi teléfono y salí.
Saqué la tarjeta que el rubio me había dado la noche anterior y marqué.
–Hola… –ufff esa voz ronca era para morirse.
–¿Rosas amarillas y lirios? –solte –. No entiendo por qué te tomas tantas molestias, ni siquiera me conoces.
–¿Niki? ¿Cómo…?
–Tu amigo me dejó tu tarjeta.
–Oh, cierto. Bueno, si… lo siento. –dijo con un tono tranquilo.
–Escucha, aprecio el gesto, pero no era necesario. Después de todo, no tienes la culpa por pensar así de mí, así que, sin resentimientos. Que te vaya bien… –me había molestado profundamente escucharlo decir esas palabras y no entendía por qué. Muchos me habían llamado cosas peores, pero no pude dejar de pensar que era injusto. Yo no me acostaba con los clientes y él había asumido que era lo que hacía. Me había interesado genuinamente por él y había resultado ser un pedante que sacaba conclusiones precipitadas.
–¡Espera! –gritó –No fue mi intención decir eso, yo soy medio idiota.
Bueno, al menos era consciente de eso.
–Lo eres, pero como dije antes, no te culpo. No nos conocemos ni somos amigos así que no le des tantas vueltas al asunto. No eres ni el primero y no serás el último que diga eso de mí.
