Capítulo 4.

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Derek se dirigía a recibir las noticias semanales sobre la competencia en la que había estado participando durante el último mes. Sonreía y reía solo mientras intercambiaba mensajes con Dulce, quien le respondía con cariño desde que le habían pasado su número. Era el plan perfecto: la invitaría a comer y luego la mataría.

"¿Te gustaría venir a mi departamento?"

"Qué tonto, ¿no debería ser la primera cita más romántica?"

Dulce le enviaba emojis riendo, y Derek respondía que solo bromeaba, ya que no quería que volvieran a pasar por lo mismo; su mano aún no se había recuperado lo suficiente para otra lucha. Mientras revisaba de nuevo la conversación, esperando un nuevo mensaje, Derek, por su mala costumbre, escupió sin pensar, que cayeron en los tenis blancos de alguien que estaba parado a su lado.

Un asiático, unos cinco centímetros más alto que él, sonrió forzadamente, aunque estaba evidentemente enojado. Le quitó el teléfono de la mano y subió hasta el inicio de la conversación para leer.

— ¡Qué haces con mi teléfono! ¡Devuélvemelo ahora!

— Te recomiendo un bar nocturno, es más romántico. — Contestó leyendo los mensajes mientras que con la otra mano señalaba a Derek que se detuviera.

— ¿Eh?

— Sí, conozco un lugar genial.

— ¿Te burlas de mí? ¿Realmente me ayudas, lo sabes?

— ¿En serio? — Tomó su mano vendada y la estrujó, luego asentó con fuerza el teléfono en su palma. Derek se arrepintió de decirle que lo perjudicara. — ¿Así está bien? ¡Vamos, que pronto va a iniciar la reunión!

Derek no podía entender cómo un pequeño apretón podía tener tanta fuerza. Después de mostrar su pase, subieron juntos al ascensor. El asiático no dejaba de mirar su teléfono, entretenido.

— ¿Qué lugar habías dicho?

— ¿Eh?

— Dije: ¡¿Qué lugar habías dicho?!

— Te oí desde la primera vez. Se llama █████. — Guardó su teléfono para seguir hablando. — En serio no sabes a dónde llevar a una mujer.

— Todas las mujeres me adoran.

— Sí, claro. — Le sonrió y luego señaló. — Ya llegamos, no me molestes.

Eran ya las 4:00 de la madrugada y aún faltaban algunos en llegar. ¿Acaso las dos veces anteriores no vieron que la reunión empezaba solo cuando todos estaban presentes? Incluso el chico asiático ya estaba dormido, escuchando música desde sus audífonos, recostado en la misma posición que cuando molestó a uno de ellos.

El rubio ya se había desesperado, pues nadie más que cinco estaban presentes y no había dormido toda la noche esperando. Recibió un mensaje repentino de Dulce, quien le decía que no podía dormir y quería hablar un rato con él. Aprovechó para invitarla a salir al lugar que el otro le había recomendado horas antes de entrar al hotel. Ella accedió, ya que conocía el lugar y sabía que tocaban música en vivo que era realmente buena.

Tontamente rió, como si estuviera enamorado. Los otros presentes lo miraron como a un idiota. ¿Qué acaso no se daba cuenta de que estaba en una reunión importante? Uno de ellos se levantó cansado de esperar y salió. Los demás entendieron que no esperaría, así que ellos tampoco. Derek se levantó penúltimo mientras pensaba en escribirle a Dulce sobre qué día le apetecía salir.

— Espera. — Otra vez este chico le molestaba, pero no le podía hacer frente; era bastante fuerte. Le entregó unas entradas VIP, que de por sí el lugar era de difícil acceso incluso para una mesa pública, pues era un bar muy famoso de gente rica. — Se ve que no te alcanza ni para una entrada normal.

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