Capítulo 5.

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— ¿Y era guapo?

Las chicas estaban ansiosas por la respuesta de Dulce. La noche anterior había tenido una aventura con un chico, ¡después de haber estado en una cita con otro!

­— Sí, realmente era muy guapo. ¡Y me pidió mi número!

Las amigas soltaron un pequeño grito. Todo parecía sacado de una novela romántica.

— Pues yo prefiero a Derek — comentó una de ellas.

— ¿Qué dices? Es obvio que... — hizo una pausa, pensando —. ¿Cómo se llamaba?

— Es Takahiro.

— ¡Ese!

Se inició una pequeña disputa entre ellas sobre quién era mejor para Dulce. Por un lado, estaba el apuesto Derek, todo un romántico; su única cita había sido maravillosa y él había arriesgado su vida por ella. Por otro lado, estaba el talentoso Takahiro, muy sexy e interesante; una noche pasional bastaba para que las amigas de Dulce pensaran que él era el indicado.

Dulce estaba bastante confusa. Ya le tenía mucho cariño a Derek, pero también había sentido un flechazo por Takahiro. Siguió comiendo tranquilamente mientras veía a sus amigas discutir y reír entre ellas. Imaginando que se encontraba en una situación de película.

──────────

Takahiro estaba sentado en su departamento con el semblante enojado, presionando una bolsa de hielo contra sus abdominales. Su plan había sido perfecto de principio a fin: emborracharla, llevarla a su apartamento y matarla. ¿Qué había salido mal? Recordaba claramente cómo habían terminado las cosas, con él lleno de moretones.

Había llevado a Dulce a rastras, completamente dormida y más pesada de lo que había anticipado. Pensó que sería más fácil de manejar estando inconsciente en lugar de despierta y luchando por su vida. Había bajado del taxi a unas cuadras de su departamento para evitar cualquier testigo potencial que pudiera recordar haber visto a una joven posteriormente encontrada sin cabeza.

Mientras se acercaba a su edificio, preparando las llaves para entrar rápidamente, por un momento se le había olvidado que otros seis asesinos lo vigilaban, esperando que se descuidara. Esta era la oportunidad perfecta para ellos, especialmente para el hombre que lo observaba desde hace un rato.

— Taka-hiro, un nombre muy hermoso para una persona como tú — dijo una voz a sus espaldas.

Takahiro se giró rápidamente con una expresión de desconcierto. Hasta donde él sabía, ninguno de los otros conocía su nombre. Sin embargo, este tipo, apoyado en la pared a una cuadra de su departamento, no solo sabía su nombre, sino también dónde vivía.

— ¿Y si me la llevo yo? — continuó el hombre.

Tranquilamente sonrió y soltó a Dulce en el suelo sucio y frío de la calle. Takahiro no temía que ella despertara, ya que le había puesto algo en su bebida que la mantenía profundamente inconsciente, no despertaría ni aunque la estuvieran matando.

Se acercó al hombre con una actitud segura, observando que era más pequeño y delgado que él.

— ¿Por qué? Yo la encontréprimero.

— Pero yo me la puedo quedar — replicó el hombre.

Takahiro comenzó a quitarse la chaqueta, que le estorbaba.

— ¿Acaso buscas pelear conmigo? — preguntó con tono desafiante.

— No, claro que no — respondió el hombre con calma.

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