▸ 𖥻 𝗙𝗘𝗡𝗜𝗫 ˑ 𖦹
━━ 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘩𝘳𝘰𝘯𝘪𝘤𝘭𝘦𝘴 𝘰𝘧 𝘯𝘢𝘳𝘯𝘪𝘢.
El rey fénix, con plumas de oro y ojos llameantes,
vuela con un fuego eterno que nunca se apaga.
Renace cada amanecer, llevando una cor...
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ACTO TRES | CAPÍTULO 42 ❝ En otra vida.. ❞
Siglos se deslizaron en el reino de Narnia, pero el corazón de Zylan permanecía atrapado en un tiempo que se resistía a avanzar. La tristeza se convirtió en su sombra, envolviéndolo en una oscuridad más profunda que cualquier noche eterna.
Se alejó de los compañeros que aún buscaban la luz en Narnia, sumergiéndose en la soledad de su propio dolor. Los árboles testigos del tiempo susurraban historias de un rey inmortal que perdió su razón de ser. Los ríos fluían con susurros tristes, reflejando el rostro apagado de Zylan.
Un día, mientras reposaba en la playa que había sido testigo de su última despedida, Zylan cayó en un sueño profundo. En ese reino onírico, los Pevensie, junto a otras almas, se embarcaron en un viaje en tren que los conduciría hacia un destino incierto, un trágico accidente de tren.
La ansiedad envolvía a Zylan mientras observaba impotente el desenlace del sueño. Las lágrimas inmortales caían como gotas de lamento sobre la arena. Sabía que sus sueños tenían el poder de prever el futuro, y este presentía un destino trágico para aquellos a quienes amó en una vida lejana.
Pasaron días en los que Zylan por fin acepto el destino de su amado. Con un sentimiento de culpa y soledad, se encaminó hacia Aslan, con un único deseo.
Arrodillado en el rincón más oscuro de Narnia, Zylan elevó una plegaria silenciosa hacia Aslan, la súplica resonando en el eco del vacío que lo rodeaba.
— Oh, Aslan, otórgame la bendición de la mortalidad. Permíteme sentir la fragilidad de cada latido, la efímera dulzura de la existencia humana. Que la finitud me envuelva como un abrazo fugaz, aunque solo sea por el tiempo que resta de mi vida inmortal. Anhelo la experiencia de la transitoriedad, la conexión con el pulso caduco del tiempo, incluso si conlleva el peso inevitable del adiós..
La petición flotó en el aire, cargada de anhelos y la esperanza de hallar un consuelo efímero en medio de la eternidad que lo envolvía.
Ante la súplica de Zylan, un susurro vibró en el aire, y de la oscuridad emergió la majestuosa figura de Aslan. Sus ojos centelleaban con comprensión, reconociendo la angustia que agobiaba al corazón inmortal.
— Mi pequeño Zylan. —ronroneó Aslan con voz profunda— Tu deseo es sincero, y en mi compasión, te otorgaré la mortalidad que anhelas. Que sientas la fragilidad del tiempo, aunque sea por un breve parpadeo en la eternidad. Que esta bendición te guíe a través de los misterios de la existencia humana y te ofrezca el consuelo que buscas.
Con esas palabras, un resplandor cálido envolvió a Zylan, marcando el inicio de una experiencia humana en la cual los latidos efímeros del corazón serían testigos de su transitoriedad.
