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Llegamos a casa y desde la parte de afuera pude ver a mis hermanos en el jardín principal con Camille, Isacc estacionó el carro y me ayudó con las bolsas, Camille se emocionó al verme y me bajé a saludarla.

-Gracias a Dios están aquí.
-¿Problemas doble S?
-Muy gracioso, ¿no? ¡Qué gusto verte, eh!
-Sé que me extrañaban, pero ustedes y su vida universitaria son los que dejaron de lado mi amor.
-Eso jamás, chiquitito.

Estaban teniendo su momento romántico con Isacc y no hice más que tomar a Camille en los brazos y preguntarle cómo ha ido todo, aún no habla mucho pero es lindo ver cómo se esfuerza por hacerlo. Los chicos entraron a la casa tras de mí, pero pasaron directo a las escaleras, estaba segura de que ya estaban apunto de subir al piso de los gemelos a jugar play o algo así.

Antes de subir, Isacc se acercó.
-¿Quieres que te ayude con algo más?
-No, tranquilo, ve con tus novios, hace mucho no los ves.
-No les digas así, jaja, sabes que tus hermanos me caen muy bien, me enseñaron mucho para llegar a donde estoy.
-Lo sé, ya vete a jugar con ellos, voy a ver qué está haciendo de cenar Lali.
-Le di los postres a Fer para que los llevara a la cocina, entonces están allá, ¿okey?
-Okey, Isacc, ve a jugar tranquilo.

Mis hermanos lo veían desde la escalera con ojos de el gato con botas más emocionados que cualquier cosa, fui a la cocina no sin antes buscar el canguro de Camille que me tendría más cómoda para tenerla en brazos, finalmente Fer terminó encontrándolo y ayudándome a ponérmelo.

-No entiendo cómo Camille con usted es tan calmada, señorita, los chicos se iban a volver locos con ella.
-Por eso tuve que venir temprano, conmigo es muy tranquila, ¿lo ves?
-Ellos se ponían el canguro y era probable que ella los cargue a ellos.
-No sé cómo no pueden manejar dos adultos a una nenita hermosa como esta.

Entré a la cocina porque olía espectacular y vi a Lali sacando algo del horno, con curiosidad me acerqué y vi que era rollos de pollo.

-Hoy alguien nos ha cocinado algo delicioso.
-Señorita Dalia, qué bueno que llegó, sus hermanos no me dejaban cocinar en paz, tenían a este angelito por aquí dando vueltas, apenas voy a hacer el puré y la ensalada.
-No se preocupe Lali, aún es temprano, por favor, pone en la mesa un plato más.
-¿Cuál de los chicos nos acompaña hoy?
-Isacc, él me trajo a casa, entonces se quedará a cenar.
-Qué bueno, porque pues su mamá no llegará a la cena y su papá tampoco, los restaurantes están teniendo muy buena acogida últimamente y su mamá con la inauguración de la galería está con todo encima, será una maravilla.
-Lo imaginaba, en realidad, no se preocupe, llámeme si necesita algo, estaré en el lobby de mi habitación con esta enana, ¿sabe si el ascensor le dieron el mantenimiento?
-Sí, ya se puede usar tranquilamente, señorita.
-Qué alivio, porque subir con esta mini canguro iba a matarme, estaré en mi piso por si ocupan algo, si puede llévele por favor algo de beber a los chicos, están en el lobby de los muchachos jugando play, entonces deben tener sed.
-Claro que sí, señorita.

Tomé el ascensor y fui hacia mi piso. Una vez ahí, encendí el televisor del lobby para distraer un poco a la enana. La dejé sentada en uno de los sofás mientras arreglaba un poco los estantes de libros que había dejado un poco desordenados. Para cuando lo noté, Camille estaba muy dormida, así que la tomé en brazos y fui a dejarla a su habitación para que descanse. Felizmente había comido antes y podía descansar.

Mi celular sonó, era la alerta de la cena que Lali solía enviarnos cuando la comida estaba lista. Fui a mi armario para ponerme algo más cómodo y bajé a cenar. No elegí algo muy complicado, más que un hoddie y unos shorts de pijama.

En el elevador me topé con los chicos y lo primero que escuché de mis hermanos fue un:
-¡Pero qué te pasó, princesa? Solían decirlo eso cuando me veían algo cómoda por la película de Shrek, era una broma muy tonta.

Isacc solo rió con el tono de voz de mi hermano tratando de imitar a Burro de la película.

-Está claro que para actor de doblaje no estás estudiando.
-Oye, hago una buena imitación, cállate.
-Ya, Isacc, deja que se engañe solo.

Nos reímos y fuimos hacia la mesa, todo se veía delicioso y los postres estaban ahí servidos y resplandecientes.

La cena fue divertida, en realidad, siempre era bueno tener un poco de tiempo con ellos, era gratificante se podía decir.

Luego de cenar, levantamos la mesa entre todos y mis hermanos fueron por algo para Isacc, que se supone era una sorpresa.

-Sabes a qué sorpresa se refieren?
-Con ellos todo es posible, lo sabes.
-Gracias por la cena, estuvo deliciosa, ¿quieres que pase por ti en la mañana? ¿O te llevan los chicos?
-Si puedes, pasa por mí, creo que tienen universidad temprano y no pueden llevarme.
-Entonces yo te recojo, no hay problema, no olvides llevar el ensayo que nos pidieron.
-Sí, cerebrito, no lo voy a olvidar.
-Cierto, ¿escuchaste ingresarían estudiantes nuevo?
-A medio año?
-Escuché que uno de los institutos tuvo problemas algo graves con su seguridad y tuvieron varias quejas, entonces es ahí donde el Palmer School entra como El Salvador.

- No había escuchado nada en realidad, con los entrenamientos y todo dejé la vida del chisme.
- Lo escuché el día que fui a cambiar un horario, entonces eso.
- Pues ni idea, pero ojalá sean gente normal y no más problemas, ya suficientes tenemos jaja.
- Pues sí, en realidad.

Mis hermanos bajaron con una cajita entre sus manos, como de anillo; por un momento pensé que le pedirían matrimonio y tendríamos que planear una boda. Luego recordé de qué se trataba y me sorprendió mucho. Sack había sido capitán de fútbol antes que Isacc; había sido su capitán para ser exactos. Lo que estaban a punto de darle era algo muy significativo para él: mi abuelo le regaló una cadena de la buena suerte con un halcón, que era la mascota de los Falcons. Me habían comentado que querían dársela a Isacc como amuleto de la buena suerte en su capitanía.

- Esto es para ti.
- Lo lamento, chicos, no son mi tipo, no acepto matrimonio.
- ¡Claro que no, imbécil! Esto es el Falcón Family Clayton.
- ¿No me digan que es?
- Sí, que sí — en coro.
- ¡Oh por Dios, no puede ser! - dijo casi llorando.
- Lo es.
- ¡Ya viste esto, Da! - emocionado.

Corrió a abrazarme y me alzó en sus brazos.
- Basta, te lo mereces. Ellos pensaban dártelo hace mucho; fue su amuleto de la suerte, y eres el afortunado al ser el capitán y al haberte criado con nosotros. Eres como de la familia.

- Sí, que lo eres, enano. Nos pone feliz verte ser la estrella esta temporada. Tienen que mantener el legado.
- Lo haré, obviamente. Pónganmelo, pónganmelo.

Mientras le colocaban su collar, noté la emoción en su voz. Me alegraba mucho que se llevaran bien con Isaac, al igual que con todos mis amigos. Al final, eran como de la familia todos ellos.

Ese fue el momento top de la noche. Luego de eso, Isaac se fue, y mis hermanos subieron a su piso. Yo me pasé un rato a la biblioteca a ver si leía algo; quería esperar a mis papás, pero ya era bastante tarde. Decidí ir a dormir, así que subí a mi piso, acomodé un poco el lobby porque la bebé lo había dejado un poco desordenado. También me pasé por mi armario para asegurarme de que mi uniforme estuviera limpio y no tener apuros por la mañana. Finalmente, pude descansar un poco hasta la mañana siguiente, cuando mi despertador sonó increíblemente escandaloso y me levanté de un brinco. Me alisté y bajé a desayunar; la nana de Camille había dejado un remplazo, así que le expliqué ciertas cosas y la dejé con la bebé. Luego volví a mi cuarto a alistar mis cosas porque sabía que Isaac ya debía estar en camino. Los chicos se fueron más temprano porque entraban en diferentes horarios, y mis papás pues ya no estaban. Estaba en el lobby principal de la sala cuando recibí la notificación de que Isaac estaba afuera. Salí.

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