-Los cazadores shinazugawa sanemi y iguro obanai han muerto- Todos se estremecieron ante el anuncio de los cuervos Kasugai
- No creo que aun debamos cortar nuestras cabezas... Aun debemos matar a esos desgraciados, ¿no lo crees Obanai?-
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- Valla, pensé que hoy seria un día igual de aburrido pero veo que me podre divertir un poco con ustedes- El demonio observo a los pilares sangrantes en el piso, aun se notaba su odio por los demonios que estaban al rededor de ellos- ohhh pero que determinación tienen, se ven todos los sentimientos en sus ojo.
- Maldito desgraci- No logro acabar su palabras tras escupir sangre, el hielo que los estaba apresando estaba quemando sus órganos y piel, estaba temblando del frio y la ira que tenia por dentro Sanemi.
- Ya, ya, calla querido pilar que si hablas morirás mucho antes, y quiero intentar algo ya que me entere por hay, que dos de mis queridos compañeros murieron a sus manos y necesitamos reponer esas perdidas, así que tal vez seria bueno que ustedes repongan sus lugares- Douma sonrió, una sonrisa que se podía notar la falta de emociones y el sadismos que tenia.
- Antes muertos a ser unos dem-demonio de mierda!- Obanai respondió ya que notaba que Sanemi ya ni podía hablar por el hielo que había entrado en su sistema.
- Ohh, pero yo no les estaba preguntando- Sin ninguna complicación abrió la boca de Sanemi que intentaba luchar pero su cuerpo no le respondía haciendo que tragara la sangre de la luna superior que al acabar hizo lo mismo a Obanai pero notando la cicatriz en su cara, sonriendo- Pero que fea cicatriz, te vez como una serpiente.
El cuerpo de ambos pilares se sentía entre frio y caliente, sentían como sus propios cuerpos reaccionaban a la sangre del demonio pero sin ser compatibles, incluso sentían como su piel se empezaba a romper y causar que se cayera dejando la carne viva, tanto fue el dolor que ambos cayeron desmayados casi parecían muertos.
- Ouh, parece que no funciono~, bueno que se le hace- Douma dio la vuelta y se fue mientras todo era visto por Nakime que solo hizo sonar su biwa dos veces, una para desaparecer a Douma y la otra para desaparecer a los cadáveres de los pilares de la fortaleza infinita dejándolos en un cualquier lugar del bosque lejos de la fortaleza.
Kabamaru solo se removió entre el cuerpo de Obanai empujando su mejilla a piel viva intentando que despertara pero parecía no funcionar nada y eso hacia que la serpiente solo se enrollarla en el cuerpo de su querido amigo esperando la muerte junto a su amo, así paso una semana ninguno de los dos respondía, sus latidos y respiraciones eran tan superficiales que ni siquiera se podía diferenciar la vida de la muerte, nadie sabia donde estaban por lo cual los dieron por desaparecidos alarmando a todos en la compañía de cazadores.
Hasta que una noche, uno de los cuervos Kasugai que volaba por el bosque vio los cuerpos de ambos pilares sin vida, lamentándose de tener que dar esa terrible noticia, voló lejos sin notar los cambios que habían sufrido los cuerpos de ambos hombres, bueno ya ni siquiera se podrían llamar humanos.
- Ya veo... es una pena- El patrón en cama acaricio la cabeza del cuervo y mirando a su esposa que lo miraba preocupada por su salud, sabia que esta noticia afectaría mucho a todos sus hijos- Mis hijos esperen que logren encontrar la paz.-Murmuro en una plegaria
