Capítulo 6: Un Nuevo Amigo

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    ~Kaveh POV~

    Había pasado ya una semana desde el incidente de la cascada y desde que Alhaitham y yo nos habíamos besado. Estaba feliz porque Alhaitham me había pedido que tuviéramos nuestra primera cita en las cercanías del Palacio Alcazarzaray. Me había dicho que sabía lo importante que era para mí, y que quería que hiciéramos un picnic desde un punto en el que pudiéramos verlo. Accedí de inmediato. Tenía dos buenas razones para hacerlo: la primera era que amaba ver ese lugar, y el segundo era que me emocionaba demasiado tener una cita con Alhaitham.
    Hoy, después de recoger mis cosas de la que solía ser mi casa, le preguntaría a Tighnari si existía la posibilidad de que ya pudiera salir más libremente. De momento me tenían muy cuidado, pero quería empezar a hacer mi vida y salir sin tantas restricciones.
    Cyno me acompañaba en esto, después de todo, había dicho en su trabajo que era su deber como matra estar presente en caso de que apareciera Patrick, porque yo era un ciudadano de Sumeru y él era el encargado de cuidar a Sumeru, a todos sus ciudadanos. Así que ahí iríamos ambos. Tighnari quería venir, pero no había podido porque tenía guardia.
    —¿Estás listo, Kaveh? —preguntó Cyno esperando en la puerta.
    —Sí, sólo agarro una bolsa para guardar las cosas y me voy contigo. —Tomé una mochila que Tighnari me había prestado para guardar las cosas y caminé hacia Cyno—. No creo que pueda traer todo conmigo hoy, pero cuando menos intentaré que quedé lo mínimo allá.
    —No te preocupes, yo te ayudaré, también traigo una mochila.
    —Bien, entonces vamos.
    Comenzamos a caminar desde Villa Ghandarva hasta la ciudad de Sumeru mientras platicábamos de algunas cosas. A veces yo preguntaba por cómo era estar en pareja, por cómo habían comenzado a andar Tighnari y él, por lo que les gustaba o disgustaba a ambos del otro, y así. Me interesaba saber muchas cosas respecto a ese tipo de vida en caso de que Alhaitham y yo congeniáramos y fuéramos pareja.
    —¿Puedo hacerte una pregunta ahora yo? —preguntó Cyno repentinamente y asentí con la cabeza—. ¿Por qué te interesa saber todo esto? ¿Tienes pareja?
    —Bueno, no es exactamente mi pareja aún, pero me interesa demasiado. De hecho, tendremos nuestra primera cita pronto. Quiero preguntarle a Tighnari si puedo ir ya o si debo esperar más.
    —¿Qué es lo que te gusta de él?
    —Bueno, de momento no puedo decir que "me gusta" como tal —remarqué la palabra "me gusta" haciendo la seña con los dedos—. Pero, realmente me atrae su físico, es realmente atractivo, y su manera de ser conmigo me fascina. Me protege, me da cariño, me hace sentir seguro, y muchas cosas más. Creo que si congeniamos podríamos tener una relación muy bonita.
    —¿En serio lo crees? —preguntó Cyno, y me hizo dudar por un instante.
    —Bueno, sí. Realmente creo que él tiene intenciones limpias conmigo, y creo que podría llegar a desarrollar sentimientos más pronto de lo que pensaba.
    —Bueno, si estás convencido confío en tu juicio, pero ten cuidado siempre Kaveh. Los asuntos del corazón son temas serios, y una pareja siempre debe ser elegida con mucho cuidado. Una mala decisión puede echar a perder tu vida, incluso algunas veces, para siempre.
    Decidí no responder nada. Algo dentro de mí me hacía sentir ansioso cada vez que Tighnari o Cyno dudaban de Alhaitham, y eso me hacía sentir extraño. Quería que confiaran en él, pero también quería que confiaran en mí y en mis decisiones. Tal vez no siempre eran las mejores, pero siempre tenía el mayor cuidado posible.
    —Cyno, ¿dudan de mí? —le pregunté—. Sé que no tomo las mejores decisiones siempre, pero siempre intento que no sean tan dañinas.
    —No, Kaveh, jamás hemos dudado de ti. Es sólo que... eres muy bueno, ¿sabes? Tienes un corazón de oro, y las intenciones de la gente no siempre son buenas. Habrá gente que hará lo posible por cuidar y pulir ese corazón de oro con mucho amor, pero también habrá gente que quiera robarlo y tirarlo al lodo. —Cyno me miró con cariño y me rodeó los hombros con su brazo—. No queremos eso para ti, al contrario, queremos que seas feliz y alguien que cuide ese corazón de oro para ti.
    —Lo siento. Pensé mal de ustedes y no lo merecían.
    —No necesitas disculparte, tranquilo. Pero siempre estaremos aquí para cuidarte, ¿de acuerdo?
    —De acuerdo. Gracias.
    Finalmente llegamos a casa. Había olvidado lo destruida que estaba. Cuando entré a mi cuarto, ya no lo vi como mi cuarto. Era extraño, pero ese lugar ya no me producía la sensación de "hogar", sino más bien de incomodidad. Un lugar que ahora parecía completamente ajeno a mí.
    Comencé a empacar tantas cosas como pude. Afortunadamente no tenía muchas, así que probablemente sería fácil llevarnos todo en una vuelta. Empaqué desde mis planos, hasta las cosas pequeñas. Ya no necesitaría muebles, así que eso era un alivio.
    Al mirar por todos lados, encontré un pequeño libro tirado. Lo levanté del suelo. Se leía en la portada "Nociones básicas de dibujo arquitectónico", algo deslavado, pero aún se podía leer. Era el libro de mi madre. Lo empaqué también, porque aunque mi madre me había abandonado, ese libro era importante para mí. Era mi manera de estar cerca de ella.
    —Voy rápido a buscar una manera de transportar ciertas cosas —me dijo Cyno—. Por favor, deja la puerta abierta y por nada del mundo la cierres. Inspeccioné todos los lugares y parece que no está Patrick, pero más vale prevenir. Iré por una carreta y regreso.
    —De acuerdo, aunque en realidad no pienso... —Cyno ya se había ido—. No me llevaré muebles, pero bueno, está bien.
    Me asomé al cuarto que solía ser de mis padres. Quería ver si había algo de valor sentimental que pudiera llevarme. No había muchas cosas ya, pero aún en medio del desastre, logré encontrar algo que me importaba. La receta vieja de mi padre, su receta de Fatteh con la cual me había enseñado a preparar el platillo. No pude evitar suspirar al encontrarla. Después de encontrarla, la guardé.
    —¿Buenas tardes? —Se escuchó una voz entrando por la puerta.
    —¿Sí? —Me asomé desde la habitación por si acaso.
    —Oh, lo siento por entrar así, como la puerta estaba abierta pensé que aquí era costumbre entrar sin más. Una disculpa.
    —No se preocupe, ¿en qué puedo servirle?
    —Soy su nuevo vecino, quería presentarme, bueno, vecino temporal, ya que voy y vengo. —Estiró su mano—. Mi nombre es Tartaglia, pero puedes llamarme Childe.
    —Mucho gusto, yo soy Kaveh. —Le estreché la mano—. Pero lamentablemente ya no seremos vecinos. La dueña era mi madre, pero ha decidido vender la casa e irse, entonces yo sólo vine por mis cosas.
    —No me diga, que pena. —Childe parecía decepcionado ante la noticia—. Tenía la esperanza de tener a alguien de mi edad como amigo, y cuando lo vi pensé: "me saqué la lotería, porque tengo de vecino a un chico que parece de mi edad y buena persona".
    —¿Es nuevo en la ciudad?
    —Así es, soy nuevo en Sumeru. Yo soy de Snezhnaya, pero he decidido venir aquí para estudiar en la Akademiya de Sumeru. —Childe me miró sonriente—. Disculpa, ¿te molesta si te hablo de manera más informal y no de usted?
    —No, no me molesta en lo absoluto. —Parecía un cachorro perdido viéndolo bien, casi como yo cuando era un niño sin amigos que había perdido a su padre—. ¿A qué Facultad quieres entrar?
    —A la Facultad Kshahrewar, quiero aprender arquitectura.
    —¿De verdad? —Me emocioné mucho al escucharlo—. ¡Yo soy arquitecto! Me da mucho gusto conocer finalmente a alguien que le interese la arquitectura.
    —¡¿En serio?! —Childe se acercó más a mí—. Me alegra demasiado saber eso, porque realmente no conozco a nadie aquí, así que me serviría mucho conocer a alguien en la Facultad.
    —Bueno, en realidad yo ya me gradué, pero siempre puedes acudir a mí para que te ayude en lo que necesites. Me dará mucho gusto poder apoyarte, Childe.
    —Oh no, es una verdadera pena que ya te hayas graduado. —Childe me sonrió—. Pero bueno, supongo que entonces puedo proponerte ser amigos, ¿no? Lamento ser tan directo, pero realmente me gustaría tener a alguien como tú. Pareces interesante, inteligente, te gusta la arquitectura y eres muy bien parecido, así que seguro eres popular.
    —Sí, bueno, no soy popular jaja, pero tengo algunos amigos, si quieres puedo presentarte a todos.
    —¿De verdad podrías hacer eso? —Asentí con la cabeza—. ¿Acaso eres un ángel? Es que esto parece mágico, de verdad eres mágico, desde tu aspecto hasta tu forma de ser.
    Me sentía muy avergonzado ante tanto halago. No estaba muy acostumbrado a ellos, y de alguna manera, me sentía incómodo al recibirlos, pero también se sentía bien. Además, parecía que había hecho un nuevo amigo, lo cual me hacía muy feliz.
    —Muchas gracias, pero de verdad no es así. Soy un desastre, pero es lo que a mí me gustaría que hicieran conmigo, tratarme con decencia humana.
    —¿Lo ves? Un ángel sin duda alguna. —Me limité a sonreír—. Pero bueno, te dejo continuar con tu mudanza y espero nos reunamos pronto. ¿Tienes tiempo hoy en la tarde noche?
    —Bueno, no lo sé. Había tenido un tema complicado de salud, así que necesito preguntar si ya puedo salir. Pero si es que sí, ¿te parece que invite a los demás para presentarlos?
    —¡Me encantaría! —Childe me abrazó—. ¡Muchas gracias!
    —Oh, no es nada. —Le di unas palmadas en la espalda, porque no era muy bueno abrazando y no me gustaba tanto—. Es un gusto poder darte la bienvenida.
    —¿La bienvenida a dónde?
    Alcé mi vista y vi a Alhaitham parado en la puerta. Parecía molesto, no tanto como lo había visto otras veces, pero sí lucía molesto. Childe me soltó al escuchar la voz y se puso a mi lado. Lo miré de reojo para ver que no estuviera asustado, pero no lo parecía en lo absoluto, al contrario, era como un golden retriever.
    —¡Hola! ¡Mucho gusto! —le estiró la mano—. Mi nombre es Childe y soy nuevo en Sumeru.
    —Alhaitham. —Estrechó su mano.
    —Bueno, sucede que Kaveh me estaba diciendo que me presentaría a algunos amigos porque yo no conozco a nadie, y... —Childe me pasó el brazo por los hombros y me abrazó—... como ambos somos arquitectos y amamos eso, pues diría que nos volveremos muy buenos amigos. Supongo que tú eres uno de sus amigos.
    —Algo así. —Le respondía tan cortante que me incomodaba, pero a Childe parecía no importarle en lo absoluto.
    —¡Pues entonces encantado! Estaré feliz de verte esta noche.
    —En realidad, Alhaitham tenía unos compromisos que atender hoy, es el escriba de la Facultad Haravatat. —Alhaitham ya me había dicho de antemano que tenía compromisos hoy y que hoy no podría ser nuestra primera cita, por lo cual habíamos planeado hacerla mañana si Tighnari me daba "permiso"—. Es un hombre muy ocupado, pero vale la pena esperar por su compañía.
    —¿De verdad? Eso es una verdadera pena. Por lo que Kaveh dice, eres una persona muy importante, y me hubiera gustado conocerte más.
    —Kaveh dice la verdad, tenía un compromiso, pero, —Alhaitham me jaló con fuerza hacia él, abrazándome de la misma manera en la que me había abrazado Childe, rodeándome por los hombros—, ¿acaso hay algo que no haría por Kaveh? Creo que puedo cancelar mi compromiso.
    Me quedé mirándolo perplejo. Alhaitham parecía celoso, lo cual era extraño de ver. Tenía una expresión que nunca había podido contemplar, una expresión que, para ser honesto, no me disgustaba. Mucha gente podía ver este comportamiento como algo tóxico, pero a mí me hacía sentir mariposas, por alguna razón. Siempre y cuando fueran moderados sus celos, se me harían algo atractivo.
    —Perfecto entonces, camarada —Parecía que Childe había notado lo mismo que yo, porque ahora se portaba un poco menos sonriente—. Los veré esta noche. ¿En dónde nos vemos?
    —En la Taberna Lambad.
    —Bien, ahí los veo.
    Childe salió de la casa sin decir más. No parecía querer siquiera acercarse a mí ahora. Tal vez Alhaitham había sido algo brusco con él y lo había incomodado. El pobre chico sólo parecía querer amigos.
    —¿Piensas tenerme abrazado el resto del día? —le pregunté a Alhaitham.
    —Lo siento, no sé qué me pasó, no suelo ser así. Pero al verlo abrazarte sólo quería apartarte de él como fuera posible. Sentí como gastritis, tal vez estoy enfermo.
    —Por los Siete, Alhaitham. —Me puse de puntitas y le besé la mejilla—. Sólo fueron celos.
    —¿Tuve... celos?
    —Pues parece que sí, aunque no entiendo por qué.
    Me di la vuelta con una sonrisa. Me hacía gracia que Alhaitham sintiera celos. Quería decirle: «Mírame, ¿acaso piensas que alguien se fijaría en mí. Tú eres el único loco al que le gusto y aún no tengo idea del porqué le gusto a un hombre tan guapo y una buena posición económica».
    —¿No entiendes por qué? —Puso sus manos sobre mi cadera e hizo que me diera la vuelta para mirarlo a la cara—. Eres tan guapo que podrías tener a cualquier persona a tus pies. Cada vez que te veo siento un éxtasis recorriendo mi cuerpo. Tu aroma es inigualable, jamás había notado el aroma que tú tienes y que me enloquece. Y ese tipo te tenía entre sus brazos como si quisiera robarte de mi lado.
    —Alhaitham... —Me quedé boquiabierto unos segundos, sin saber qué decir.
    —Me enloqueces, Kaveh.
    Alhaitham comenzó a besarme, como si hubiera enloquecido de un momento a otro. Me besaba con una intensidad que me nublaba el pensamiento y me dejaba sin aliento. Sus manos, aún en mi cadera, me empujaron hacia la pared, y entonces pegó su pelvis a la mía.
    —Alhaitham... —dije separándome un poco de él—. Tú también me enloqueces, pero...
    Ni siquiera me dejó terminar. Antes de que pudiera decir otra palabra, su lengua ya se había introducido en mi boca, provocando que mi lengua danzara junto con la suya. El ambiente estaba tomando un camino que no sentía que fuera el apropiado. Esto se sentía como la antesala del sexo, y yo aún no estaba preparado para tener íntimidad con Alhaitham de esa manera. Todavía era virgen y nuestra relación era muy reciente como para apresurarnos.
    Sus manos tomaron las mías subiéndolas sobre mi cabeza. Una de sus manos sostenía mis dos manos, mientras que la otra me tomaba por la cintura, atrayéndome hacia él. Su pierna derecha se abrió camino entre mis piernas. No pude evitarlo y dejé un leve gemido salir cuando él hizo eso.
    —Lo siento —dije avergonzado.
    Alhaitham miró mi cuello y comenzó a besarlo sin piedad. Parecía que quería comérselo. Era casi como si fuera un vampiro en busca de mi yugular. Me preocupaba la situación, porque mi cuerpo ahora lo deseaba, aún sabiendo que no estaba listo. Quería que me hiciera suyo. Su comportamiento ya había nublado la pizca de decencia humana y lógica que tenía. Ya no quedaba nada en mi cerebro ahora más que las ganas de que me tomara y me embistiera una y otra vez.
    Sus manos atrayendo mi cuerpo, su lengua jugueteando en mi cuello, su respiración agitada, su pierna metida entre mis piernas haciendo que nuestros cuerpos estuvieran entrelazados, su cálido y muscular cuerpo, sus brazos tan firmes, el agarre de su mano en las mías... Todo mi cuerpo podía sentir las vibraciones que habían. Supe que era tarde cuando sentí una erección. «Por favor, para —quería decir—. Si sigues provocarás que me corra».
    —AJEM.
    Alhaitham y yo nos separamos al instante. asustados, con la respiración agitada y con los labios completamente enrojecidos. En la puerta estaba Cyno, con cara de enfado. No sé cómo, pero siempre acababa en situaciones extrañas. Siempre alguien más parecía estar vigilándome cuando hacía cosas indebidas o raras.
    —La puerta está abierta, así que, como Gran Juez de la Matra, les pido que se abstengan de estar alterando el órden público.
    —Estamos dentro de una residencia, así que esa ley no aplica aquí —le refutó Alhaitham—. No estamos en la calle, así que no cuenta como alteración del orden público, ya que estamos en propiedad privada.
    —Entonces por decencia, les pido que no lo vuelvan a hacer.
    —Lo siento, Cyno. —Respondí yo antes de que Alhaitham refutara nuevamente—. No volverá a ocurrir.
    —Vi a un chico salir de aquí hace unos minutos, era pelirrojo. ¿Lo conocen?
    —Sí, lo conocimos hace un momento. Es nuevo en Sumeru y su nombre es Childe.
    —Bien.
    —En sí, me ofrecí a presentarlo con más gente, así que les pensaba decir a ustedes. ¿Creen poder venir hoy a la Taberna Lambad?
    —Sabes que siempre contarás con nosotros, Kaveh. Y creo que hoy no tenemos trabajo, así que ahí estaremos. —Cyno miró a Alhaitham—. ¿Qué hay de ti? ¿Harás el honor de venir con nosotros o tu compromiso con la Academia es ineludible?
    —Siempre pondré a Kaveh en primer lugar de mis prioridades, así que iré a cancelar el compromiso. —Alhaitham tomó mis manos y las besó—. Nos vemos esta noche.
    —Hasta la noche —le sonreí.










    🦊: Kaveh: "Ya no quedaba nada en mi cerebro ahora más que las ganas de que me tomara y me embistiera una y otra vez".
    Yo (a pesar de ser la autora):

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El Colmillo en mi Hombro: La Marca || Haikaveh AU || Primera Parte ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora