Acaba de fallecer

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  —Raphael... Acaba de fallecer. —El mutante pudo ver su mundo derrumbarse ante él. El amor de su vida había dejado este mundo y a él atrás.

  Esto no podía ser posible, hace unos minutos habían brindado por su aniversario de un año, por este y los siguientes que vendrían. No podía creer que la había perdido en un par de segundos.

  La promesa interna de cuidarla y protegerla, no significaba nada si no pudo hacer algo por ella.

  —¡¿Estás segura!? ¡Debe ser un error! ¡Ella no-!

  —¡¿Escucha si!? La llevaron a una sala, no nos dejan pasar y los doctores corren de un lado a otro ¡Ninguno se ha detenido a decirnos nada!

  La tortuga mordedora podía escuchar ruido del otro lado de la línea, la voz entrecortada de la hermana de su novia no lo tranquilizaba en absoluto. La necesitaba más que a nada con él, pero ahora...

  Estaba solo.

  Completamente solo en el mismo lugar en que instantes antes había estado disfrutando de una preciosa y próspera cita con el amor de su vida. Con su todo.

  Habían pasado un par de minutos desde que dejó el cuerpo inerte de su chica en el hospital y tuvo que huir enseguida, pero cada segundo que pasaba se sentía como horas eternas.

  Eternidades de pura y agonizante tortura para el de caparazón.

  No entendía del todo qué había pasado y Milagros tampoco le explicaba más, todos estaban bajo presión ahora mismo.

  El resto de hermanos del grandulón ayudaban a Drámux con la preparación de aquella flor.

  Ignorantes de la situación que estaba sucediendo al mismo tiempo.

  Y de repente silencio en la línea. Raphael no consiguió más que alterarse más de lo que ya estaba, solo podía escucharse a sí mismo sollozando por lo que podría ser el final.

  El final de su relación.

  De su felicidad.

  Y la caída de todo su mundo.

  —¡¿Raphael!? ¿Sigues ahí? Escucha, yo... eh... te llamaré en unos minutos. Aún no nos han dado la noticia así que te confirmaré en un rato.

  La chica colgó y Rapha dejó caer su brazo, por inercia su teléfono terminó estrellándose contra el concreto.

  Era demasiado con lo que lidiar así que solo tomó el peluche que minutos atrás su novia le había obsequiado y lo abrazó, haciéndose bolita en el frío suelo, buscando consuelo en el peluche.

. . .

  Drámux había dado por terminada la preparación de aquella planta, había sido bastante riguroso, pues no se debía tratar a la ligera. Tuvieron suerte y fue gracias al ingenio de Leonardo por haber engañado a Gran Mama para conseguir las flores.

  El de bandana azul mordía con nerviosismo ahora mismo sus uñas, acaba de recibir un mensaje por parte de Milagros, la hermana de su mejor amiga.

《Se llevaron a _____ a una sala aparte. No nos han dejado entrar y tampoco nos han dicho nada. Solo vemos como enfermeras y doctores entran y salen del lugar. Temo lo peor, lo lamento Leo.》

  Estaba confirmando sus peores temores y no era capas... No, ni si quiera tenia el corazón tan fuerte como para ser él quien le de la noticia a sus hermanos así que solo esperó.

  Y esperó.

  Todos esperaron.

  Una pizca de esperanza; Lo único a lo que se podían aferrar todos en este instante.

¡Adoro Las Muñecas De Trapo! Final AlternativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora