Odioso silencio.

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Teo.

Solo la vi cruzando la puerta y yo me quedé mirando, esperando a que volviera.

Ella tuvo el apuro de irse y yo tuve el apuro para que se quedara. Ni siquiera pude medir qué tan hipócrita me hacía querer eso, pero esperé ansioso a que lo hiciera.

Mi mente quiso explicar con claridad por qué oculté todo, pero mi lengua se enredaba; quizá por la desesperación por retenerla.

Veo la maldita pantalla del televisor, en otro programa siguen hablando de nosotros; de mi vida pasada, de lo que creen que es la vida de Summer, de lo que creen que es una simple conquista más y que yo aun no olvidé a Clara.

Puras mierdas que arruinaron todo.

Todos estuvieron llamando, incluso recibí un mensaje de mi abuela disculpándose y luego retándome por no decirle la verdad a Summer.

No quise ver a nadie, no quise hablar con nadie. Solo estuve sentado en el sofá viendo los malditos comentarios sobre mi vida. No quería que Summer supiera la verdad por miedo a que se enfadara; esperé, dejé que el tiempo pasara y ahora solo tengo miedo a que ella me odie.

Lo dije, lo presentí y ahora lo aseguro: a Summer no le costó encontrar mi corazón, en saber cómo conquistarlo. Cuando encontré a mi abuela y cuando vi el rostro de Summer, su rostro decepcionado de mí, sentí mi corazón desesperarse, ansioso para que ella me entendiera. Pero sin ninguna explicación ella no lo haría y con todas las oportunidades que tuve para hablar, solo tuve el impuso de rogarle para que se quedara.

Y cuando se fue, por primera vez, no quise el silencio que siempre me otorgó este departamento. Y con todas las llamadas o mensajes y que el encargado del edificio me avisara que tenía visitas, me di cuenta que no solo no quería este lugar sin ella, sino que solo la quería a ella.


Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora