𝙲𝙾𝚂𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙳𝙴𝚂𝚃𝙸𝙽𝙾 (1 y 2) || 𝐇𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭

Epílogo

NARRADOR OMNISCIENTE

—Y los años siguieron pasando y Hector y yo, a pesar de los altibajos en la relación, seguimos estando juntos y felices— concluye Silvia.

—Wow— dice Lisa,  una niña de unos once años de pelo rubio y piel pálida, como Silvia— qué bonito es el amor— dice llevándose las mano al pecho y cayendo en las sábanas de la cama.

—Es una historia bonita, pero el amor es patético— habla ahora un niño de unos trece años, de pelo ondulado y piel morena, como Hector.

—Cállate Leo, el amor es... ¡precioso!, espero enamorarme algún día— dice de nuevo la rubia.

—Tu hermana tiene razón, ya llegará alguien en tu vida que te haga cambiar esa opinión que tienes del amor...— dice Silvia.

—Y llegará cuando menos te lo esperes— finaliza Hector entrando por la puerta.

—¡Cuéntame otra vez la historia de cómo os conocisteis!— pide Lisa,

—¡Pero si te la acabo de contar, igual que ayer, y antes de ayer y el anterior!— dice Silvia riendo.

—Es que me encanta escuchar la historia de cómo se conocieron mis papis— dice la pequeña y les mira con cara tierna.

—Mañana os la volveremos a contar, ahora a dormir— dice Hector.

—¡Sii!— dice Lisa.

—¡No!— dice Leo al mismo tiempo que su hermana dice "si".

—Bueno, pues tu te quedas en el salón con papá y yo se la cuento s tu hermana— dice Silvia y Leo asiente encantado.

Silvia arropa a Lisa en su cama y salen, llevan a Leo a su habitación y le dan las buenas noches.

Así es, Silvia y Hector tuvieron dos preciosos hijos Lisa y Leo. Sofía, dueña de uno de los restaurantes mas deliciosos de Barcelona, y Yamal también aunque sus peleas por "tonterías" les hicieron dejarlo varias veces pero al final se casaron y tienen un hijo, muy amigo de Leo, Oscar. Marc acabó su soltería el día de la boda de Silvia y Hector cuando conoció a Jasmine, una prima segunda de Hector que le volvió loco nada mas verla, y aunque ella, en ese momento, tenía novio, Marc luchó y luchó y acabó casándose con ella y tienen un hija de la edad de Lisa, Mónica.

Todos estamos muy felices por el camino que ha tomado nuestras vidas y todos los domingos nos reunimos en alguna casa para una barbacoa.

Los chicos siguieron en el fútbol y me agrada decir que les queda mucho para que se jubilen.

Sobre Luis ya no he vuelto a saber nada, hace unos años salió de la cárcel y gracias a Dios que no me ha buscado.

Sobre mi abuela, la pobre murió antes de conocer a Lisa pero le he contado mucho sobre ella y de lo buena que fue cuidándome.

FIN