Tomo mi cartera y me abro paso entre el mar de personas que bailan animadamente en el club. No sé si Jack va a llevarme a lo de los Montgomery o si voy a recibir el mayor sermón de mi vida, porque la expresión que me había dado antes de abandonar la barra dejaba en evidencia lo molesto que se encontraba. Y para ser sincera no me sentía tan optimista como en otras ocasiones.
¿Había ido demasiado lejos? No podía culparlo si no quería volver a hablarme después de la jugarreta que le hice esta noche. Pero tampoco podía echarme atrás. No después de todo lo que había hecho para que mi plan funcionara.
Salgo a la acera y me cruzo de brazos para cubrir mi cuerpo de la brisa nocturna antes de llegar al coche. Afuera el movimiento es mucho más tranquilo que adentro y me pitan los oídos por el repentino contraste cuando el silencio me rodea. Jack juega con sus llaves de manera impaciente mientras me come con la mirada y le rezo al menos a veinte dioses para que me ayuden.
Llego a su lado pero no digo nada. Sus ojos calculadores me estudian con detenimiento y cuando creo que va a regañarme me toma del rostro y me empuja contra su coche antes de besarme apasionadamente.
Aquello me toma completamente por sorpresa y demoro unos segundos en reaccionar. Era la primera vez en un mes que hacíamos algo más que tontear con caricias inofensivas, y el beso se siente diez veces mejor de lo que podría imaginar. Sin embargo, cuando estoy acostumbrándome a la deliciosa sensación de su lengua contra la mía, Jack se separa y me observa con seriedad.
-Esto que acaba de ocurrir será el único contacto físico que te daré por el resto de la noche, Briana. Y no lo digo solamente porque tenga un cabreo monumental. Te lo digo porque todo lo que ocurra en lo de los Montgomery no será para mi placer personal, sino para que tú sepas qué es lo que me gusta. ¿Lo has entendido?
Asiento con la cabeza y lo observo embobada. Aún siento el sabor de sus labios y aunque tenga deseos de continuar nuestro beso no pienso llevarle la contraria. Primero, porque está realmente enojado. Y segundo, porque había logrado salirme con la mía y no iba a arruinar la oportunidad que me estaba dando de conocerlo un poco mejor.
Su semblante serio se suaviza y parece estar encontrando la mejor manera de decirme las cosas sin que me ofenda.
-Sé que tienes un gran problema para acatar órdenes y sientes una ridícula necesidad de tocarme las pelotas sólo por diversión, pero si quieres que esto realmente funcione vas a tener que hacerme caso en todo lo que te diga a partir de ahora. ¿Eso también lo entiendes?
-Por supuesto -respondo en un susurro.
-Lo digo enserio, Briana. No puedes llevarme la contraria ni hacer lo que se te cante en gana una vez que estemos allí adentro. Si te digo que hagas algo, lo harás. Y si te digo que no lo hagas no me cuestionarás.
-Lo entiendo perfectamente, Jack. Tú conoces ese lugar y yo solo soy una visitante curiosa. No haré ninguna estupidez -respondo y de pronto miro hacia un costado con arrepentimiento-. Lamento... Lamento lo que ocurrió en el club...
-¿Realmente lo lamentas?
El joven espera mi respuesta y levanta una ceja con escepticismo. Sonrío y cierro los ojos por la vergüenza.
-Lamento haberte hecho elegir entre dos opciones que claramente no considerabas justas -digo y me aclaro la garganta con más seguridad-. Pero no lamento desafiarte para defender mis derechos. De alguna manera tienes que entender que hay cosas de tu rol como jefe que me incomodan, sobretodo cuando me benefician a mí y no al resto.
Jack se muerde el labio para suprimir las ganas de sonreír y mira por encima de mi hombro con la intención de distraerse. Una de sus manos baja hasta mi cintura y me acaricia por encima de la tela de mi vestido. Luego acerca su boca a la mía y me observa con intensidad.
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No Te Enamores De Mi
RomanceBriana Torres es una hermosa y brillante joven que cambia su antiguo trabajo por un puesto como la secretaria de su padre en la empresa de construcción Torres y Asociados. Allí tendrá que pasar sus días soportando los celos y la intensidad de sus he...