𝑴𝒚 𝒅𝒆𝒂𝒓 𝒍𝒂𝒅𝒚 [Billy The Kid]

VI "Mente ocupada no extraña a nadie"

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Una mente ocupada no extraña a nadie, una mente ocupada no piensa y mucho menos ama a nadie, al menos eso pensaba Florence. En los últimos días no puso un pie fuera de la casa cuando Billy tenía su horario laboral, tampoco platicaba mucho con Carmen por el miedo de sentirse insegura, intentaba mantener su mente ocupada, pero cuando no sabes hacer nada es evidentemente aburrido.

—¿Qué pasa, mi dulce hermana? —Anthony pregunto mientras miraba unos documentos en su oficina.

—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó suavemente.

—Solo estoy leyendo documentos y haciendo nuestras cuentas de este mes, es algo aburrido ¿Por qué no vas a ver a tu corcel al establo?

—Ah no lo sé... Ni siquiera se cómo montar a caballo.

—¿Por qué no le pides a Billy qué te enseñe? Le diría a Nicholas pero fue al pueblo.

—¿A Billy? —Florence sintió cosquillas en su estómago ante la idea—. ¿Quieres qué un extraño me enseñe a montar a caballo? Si alguien de fuera lo viera quizá podría malinterpretar.

—¿El extraño qué tú contestaste? Supe que trabajo en otro rancho, de un tal señor de To Bosco? Tobosco? No lo sé, soy pésimo aprendiendo nombres o apellidos... Dicen que le enseño equitación a la hija del hombre.

—No me interesa hacerlo hoy —mintió—. Mejor cuando venga Nicholas le pediré que me enseñe.

—Entonces no lo sé —Anthony anotaba cosas con su bolígrafo después de llenar la punta de tinta—. ¿Quieres ir con mamá al pueblo? ¿O con Bronwyn? Puedo decirle al señor Howard que las acompañe.

—¡Si! —Florence sonrió—. Qué prepare el carruaje... Yo iré por Bronwyn y en unos minutos iremos.

—De acuerdo, entonces en un momento le diré.