Todo comenzó cuando pasó por mi lado y la vi. Esa preciosa silueta con un rostro cálido en su mirada. Cada paso que daba dirección a mi era un latido mas fuerte. Y me presenté.
Me acerqué con vergüenza y la saludé.
Hola, Soy Sara. Encantada.
Y ella se me acercó.
Lo mismo digo, soy Cristina. -dijo con una sonrisa de oreja a oreja que me dejo muda y a la vez tonta, y me dio dos besos.-Pasaban los dias y las semanas, yo sentía algo extraño. Una cierta timidez pero a la vez intriga de saber más de ella. E íbamos hablando, sabiendo la una de la otra. Hasta que un día quedamos. Nos quedamos solas en mis casa, y yo tenia que demostrarle y explicarle todo lo que sentía hacia ella, a la cual nadie le había contado.
Tenia que soltatselo ya...