Querido diario 11

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El príncipe azul no me ha vuelto a dirigir la palabra, tuve que llegar a ciertos límites para que lo hiciera, límites que en realidad son mentiras.

¿Pero por qué me siento tan mal?

Yo era quien deseaba que el príncipe azul no me hablara más para poder dejar a mí pobre corazón delator descansar un momento.

Pero duele.

Su ausencia duele.

Quiero que me siga molestando, aunque me trate como a un hijo inexistente, un experimento, quiero que siga ahí presente, aunque me lastime.

¿Por qué pienso eso?

¿Por qué quiero eso?

¿Mí corazón se volvió masoquista o solo se acostumbró a sus tratos?

No lo sé, realmente no lo sé.

Aunque me lastime, aunque él me haga daño, lo quiero de vuelta.

Un:c-uento de mí vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora