𝐌𝐋 | Levantó ligeramente su mentón y sus ojos se encontraron con los míos con determinación. Tomé una nota poco profesional sobre cómo el color azul cristalino brillaba a la luz, casi como el sol que brilla en el océano danzante. A pesar de ser un...
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POV (T/N)
—¡(T/n)!
Levanté la cabeza hacia la puerta del dormitorio cuando escuché a Anakin gritar mi nombre, su tono destilaba hostilidad. Fruncí el ceño, buscando en mi mente qué podría haber hecho para merecer ese tono tan agresivo, pero no recordé nada.
Aunque eso no significa necesariamente que no haya hecho nada para merecerlo, mi mente olvidadiza simplemente no es capaz de recordarlo.
—(t/n), ¡mueve tu culo hasta aquí, ahora mismo!— su voz resonó por el pasillo, sonando un poco más enojada que la primera vez que me llamó.
Tiré mi libro a un lado y salté de la cama. Puede que no recuerde lo que hice, pero sin duda estoy a punto de descubrirlo y mentiría si dijera que no siento un poco de miedo. Sé que él no me haría daño físicamente, pero no es por eso por lo que tengo miedo. Me he dado cuenta de que tiene la mala costumbre de levantar la voz, y yo soy sensible a ese tipo de trato.
Está trabajando para ser más tranquilo y no perder el control, pero eso va a llevar tiempo; sé que no ocurrirá de la noche a la mañana.
Bajé nerviosamente por el pasillo hacia su voz que venía del vestíbulo y me detuve cuando estaba en la parte superior de las escaleras. Mis ojos se abrieron de repente cuando vi exactamente por qué estaba tan enojado.
Sí, me lo merecía.
Estaba parado en medio del vestíbulo de suelo de mármol con los brazos cruzados, y su mirada enfadada estaba dirigida directamente hacia mí. —¿Notas algo diferente, cariño?— habló despacio con los dientes apretados, golpeando impacientemente el suelo con su pie.
Piett y Maul estaban a pocos metros detrás de él con las manos tapándose sus bocas mientras hacían todo lo posible por reprimir sus carcajadas. Estaban fallando horriblemente y sus rostros se tornaban de un rojo intenso.
Me aclaré la garganta torpemente. —Nop, nada.
Los ojos de Anakin se entrecerraron justo cuando una cría de caballo caminaba detrás de él mientras observaba con curiosidad su entorno. Levantó el dedo y lo dirigió hacia mí. —Ven aquí.
Bajé tranquilamente las escaleras, tomándome mi tiempo a propósito y vi cómo su paciencia se acababa más con cada segundo que pasaba.
Tan pronto como llegué a él, lo miré con ojos inocentes y esperé que su amor por mí calmase su enfado. Pero eso duró poco ya que me agarró de la mandíbula y me levantó la cabeza. Fue gentil para no lastimarme, pero sus acciones aún estaban llenas de rabia. —Hay un maldito caballo en mi casa— dijo. —¿Por qué?
Me encogí de hombros. —En mi defensa, se suponía que era el cerdito tacita de té— no estoy del todo segura de por qué hay un caballo en su lugar, todo lo que puedo suponer es que hubo algún tipo de confusión.
