Mía | Jeon Jungkook [ + 18]

Capitulo XIV | Dulce misterio

-¿Esta lista, señorita Mirnov?

-No.

La profesora soltó una tierna carcajada, pero luego volvió a su semblante neutro.

-Señorita Mirnov, concéntrese, solo darán cinco plazas, y usted debe quedarse con una.

-Pero aquí somos como cien chicas.-Respondí afligida.

-Míreme.-Eso hice, ella me observaba con ternura aun con ese semblante imparcial que la caracterizaba.-Usted tiene todo para lograr estar dentro de las mejores, no piense en ninguna otra chica aquí, solo piense en el señor Jeon.-Parpadee varias veces, ella me guiño un ojo y luego me extendió una caja.

-¿Que es?

-Ábralo.

Quite la tapa de la caja de color rosa pastel, se veía muy elegante, mis ojos se cristalizaron al ver el contenido, luego la vi de golpe a ella.

-Póngaselo.

-No....yo no puedo aceptarlo.....-Intente devolvérselo, pero con sus manos me detuvo.

-Este leotardo es muy especial para mi.-La observe pasando el nudo en mi garganta.-Nunca lo use, pero ahora entiendo que no era para mi, si no para usted.

-Es precioso.-El leotardo estaba lleno de pedrería y era color piel con transparencias.-Pero es demasiado.....yo.....

-Señorita Mirnov. Yo nunca me equivoco, quiero verla bailar hoy con el.-Se fue dejándome con la lujosa caja en mis manos temblorosas, observe de nuevo el leotardo y luego hacia todas partes.

Todas las demás chicas usaban leotardos muy bonitos, tutus y zapatillas ya gastadas cosa que al parecer para las bailarinas eso es sinónimo de perfección. Yo solo usaba unas leggins para yoga y una blusa ajustada de tirantes.

Comencé a caminar hacia los vestidores ganándome miradas y murmullos de parte del resto de las bailarinas que venían en grupo, decidí no prestarles atención y solo entre a vestirme.

Una vez con el leotardo puesto, con mucha pena salí a observarme al espejo.

Mis ojos se llenaron de lagrimas, y Dorian vino a mi mente.

-Esto es diferente....diferente a usar lencería porque me obligaban, ahora si me veo como yo soñaba.-Susurre frente al espejo.

Guarde el resto de mi ropa perfectamente doblada en mi bolso y salí siendo observada por todas las presentes, me hice pequeña en mi lugar al recibir miradas molestas al verme con el leotardo puesto. Suspire y nerviosa busque un lugar para sentarme y calentar.

Luego de unos minutos, un señor salió del auditorio para anotar nuestros nombres y darnos nuestros números,  lo tome y me senté de nuevo para ahora ponerme mis zapatillas y solo esperar mi turno.

Una a una fueron entrando el resto de bailarinas, y cada que una salía llorando yo tenia ganas de salir corriendo.

Las puertas del auditorio se abrieron de nuevo y todas observamos.

-¿Que paso?-Le pregunto una chica a la que salía, pero esta ultima se lanzo a los brazos de su amiga llorando.

-Me dijeron fracasada y que tengo malos pies.-La chica lloraba frustrada y yo solo la observaba de pies a cabeza sin comprender cual fue su error, observe mis pies y entre en pánico, con el corazón latiendo como loco me puse de pie y corrí a los vestidores para cambiarme de ropa e irme.

Pero al entrar choque con alguien.

-Lo siento.-Me disculpe preocupada.

-Oh...hola lindura.-Fruncí mi ceño, pero luego sonrei.