5

55 13 111
                                    

Me muevo incómoda en mi cama, el peso de un brazo sobre mi abdomen me despierta trayendo recuerdos de la noche anterior. Deslizo mis dedos por su fría piel, creando un camino de caricias y recuerdos. Sonrío, consciente de lo que ha sucedido. Me arrastro más cerca de su cuerpo, sintiendo su pecho contra mi espalda como una firme muralla en la cual refugiarme. En un acto reflejo su agarre se hace más firme permitiéndome sentir su respiración pausada.

Su aliento se filtra entre mi cabello suelto haciendo que mi piel se erice. No logro entender cómo sucedió, pero aquí esta, a mi lado, después de haber hecho el amor toda la noche.

Su mano grande y suave se desliza con cariño por mi abdomen hasta encontrar mi pecho, dando caricias sutiles, casi irreales. Siento su miembro despertar lentamente, clavándose en mi baja espalda.

-Buenos días a ti también. -Le saludo, conteniendo la risa evitando romper el momento.

-Buenos días, pequeña Emma. -Su voz aletargada y ronca calienta mi pecho.

Desesperada por ver su rostro al despertar, me giro entre sus brazos quedando frente a frente. Su sonrisa se hace más grande y luce tan hermoso, con su cabello azabache alborotado, sus ojos azules adormilados, sus largas pestañas batiéndose con lentitud y una tierna rojez cubriendo sus mejillas. Puedo ver al niño y al hombre, al amigo, compañero y amante.

Estira su cuerpo, terminando de despertar. La manta que le cubre se baja solo un poco permitiendo ver la línea de vello oscuro que baja por su abdomen hasta perderse en su entrepierna. La forma en que cada músculo de su abdomen se ondula con cada leve movimiento es hipnotizante. Bajo su brazo derecho oculta una marca de nacimiento con la forma de una estrella.

Maravillada levanto mi mano y paso mis dedos curiosos sobre su marca. ¿Cómo es posible que pueda tener una? ¿Cómo es posible que pueda verse tan humano? Poso mi mano sobre su pecho y puedo sentir su corazón palpitar con fuerza, gritando que está más vivo que nunca.

-¡Eh, bonita! Mis ojos están aquí arriba. -dice, riendo a carcajadas por su tonta broma.

Golpeo su pecho uniéndome a su contagiosa risa. Con un rápido movimiento, Adam me gira quedando sobre mí, sus manos acorralan las mías sobre mi cabeza, nuestras respiraciones agitadas se mezclan y puedo sentirlo.

-¿Dime quién eres, Adam? ¿De dónde vienes? -pregunto, desesperada por entender. Mi voz es una mezcla de curiosidad y miedo.

Adam se deja caer a mi lado, su mirada se pierde en el techo, pensando, buscando la respuesta.

-No lo sé. Lo único que recuerdo es despertar en tu habitación hace veinte años. No sé de dónde vengo o quien soy. Lo único que conozco eres tú, tú eres mi único hogar, lo único real en mi vida.

Sus palabras dejan entrever una inmensa soledad e incertidumbre.

-Cuando no estás conmigo, ¿A dónde vas?

-Para eso tampoco tengo una respuesta. Cuando no estoy contigo solo hay oscuridad. Tu eres luz y vida. Soy porque así tú lo decides, porque así lo deseas -mis ojos se cierran ante su suave toque en mi mejilla. Podría vivir para siempre así, solo los dos, nuestra cama y este extraño amor-. Todo lo que anhelas, lo que sueñas, lo que amas, me hacen ser lo que soy.

-Adam... -La melancolía que se filtra por su voz me rompe el corazón, sé que desea ser real, lo vi anoche cuando observaba a mi hermano y a Gaby. La impotencia me llena de rabia por no poder hacer nada al respecto y por nuestro futuro incierto.

-Está bien, mi pequeña Emma, estoy contigo y eso es lo único que me importa.

-Debe haber algo que podamos hacer, necesitamos buscar...

Escrito en las estrellas (ONC 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora