Han pasado dos días desde el incidente con Frank. Por suerte no va a presentar cargos, pero para su mala suerte, mi hermano lo dejó bastante jodido. O eso fue lo que Gaby dijo. Y la verdad no me importa. Lo único que me importa es Adam. Desde ese día ya no es el mismo. No me toca, no me besa, a duras penas me habla. Solo se sienta en la silla de mi tocador a mimarme. Y cuando ve las marcas de mi cuello, sus ojos se llenan de lágrimas y la impotencia vuelve a ponerse sobre su rostro.
—¡Ey! ¿Cómo te sientes?
Oliver asoma su cabeza por mi puerta. Han estado tan pendientes de mí en estos dos días. No sé qué habría hecho sin ellos.
—Bien. —Sonrío.
Mi hermano se sienta a mi lado acariciando mi cabello.
—Algo extraño sucedió ese día.
—¿Extraño?
Adam se remueve incómodo en su lugar, observando a mi hermano.
—Si. Tu saliste a atender la puerta. Después de un rato, alguien gritó mi nombre, era la voz de un hombre que me repetía una y otra vez que estabas en peligro. Asustado me levanté de mi silla y cuando abrí la puerta y vi lo que vi... me sentí enloquecer.
Tomo su mano entre las mías, llorando, porque sé que fue Adam. Miro más allá para verlo con una imagen sombría en su rostro. Hay ojeras bajo sus ojos, y su piel luce más pálida de lo normal. Su jersey negro ahora es de lana y lleva una chaqueta negra. Aún estamos en verano y el calor es insoportable, pero Adam va abrigado en extremo.
—Lo siento.
—No es tu culpa, ranita —Pasa su mano por su cabello que ha empezado a crecer—. ¿Esto es lo que no querías decirnos a papá y a mí?
Asiento y rompo a llorar. No quería contarles que Frank fue abusivo conmigo en un par de ocasiones, porque sabía que las cosas terminarían muy mal. Y no es que intentara proteger al imbécil de mi ex, no, intentaba proteger a mi hermano y a mi papa. Ambos son marines y se de lo que pueden ser capaces y lo que menos quería era que tuvieran problemas por un fracasado como Frank.
—Creía que lo tenía bajo control, pero al parecer no era así. Lo siento. Papá...
—Está bien, no le he dicho nada, no quiero preocuparlo.
—Gracias.
—Prométeme que en el futuro me dirás si algo no está bien en tu vida.
—¿Puedo entrar? —Oliver y yo vemos a Gaby entrar, sonriendo y con un zumo de naranja que deja en mi mesita de noche. Toma mi temperatura y revisa mi cuello, luego se sienta en las piernas de mi hermano. Ha estado a mi lado curando mis heridas, y pendiente de mi salud.
—Vamos a ir al centro comercial a comprar lo que acordamos para la habitación de papá, ¿quieres venir?
—No, quiero quedarme en casa.
—¿Necesitas que te traigamos algo?
—No, estoy bien. De verdad.
—Descansa, ranita.
Oliver me da un beso en la frente y Gaby se ríe.
—¿Ranita? Nunca te había escuchado llamarla así.
—Es como la llamamos desde que era una mocosa de tres años. Emma había encontrado una rana en el patio, estaba tan emocionada que entró corriendo a casa enseñándosela a mamá y rogando que la dejaran quedársela. Al final terminamos yendo al centro comercial a comprar un terrario y después de eso, su habitación se convirtió en un recinto de ranas de peluche. Tenía hasta mantas con imágenes de ranas. Estaba tan obsesionada con ellas, incluso saltaba como una rana, así que papá empezó a llamarla así, y luego se quedó como su apodo cariñoso.
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Escrito en las estrellas (ONC 2024)
Storie d'amoreQuizá Emma sea un poco mayor para tener un amigo imaginario, pero ha sido difícil renunciar a él, sobre todo porque ha estado en sus peores momentos alentándole y escuchándola. Ha sido su mejor amigo y su lugar seguro. Ahora, Adam ha decidido que n...