#3 Gatito

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Miguel se despertó un sábado por la mañana y se dió cuenta de que tenia que ayudar a su mama con la casa un rato antes de salir para lo de su amigo, bajó las escaleras, se puso a lavar, secar y guardar los platos, también a trapear un poco el piso.

Su madre bajó un las escaleras con esfuerzo, parecía tener resaca:

-Hola Hijito, ¿Que día es?- Le pregunto agarrandose la cabeza y acercándose a el para abrazarlo.

-Sábado ma- Le dijo mientras ella lo abrazaba mirando como su hijo lavaba los platos.

-Uy, voy a tener que trabajar a la tarde- Dijo separándose, yendo a buscar sus botas -Y después a la noche capaz voy al bar con unas amigas- Aprovechó para decir.

-Oki- Se limitó a decir Panafresco sin sacar la mirada de los platos.

-Gracias por lavar los platos hijo, y limpiar el piso, sos muy dulce- Le dice su madre.
-Queria ver de cocinar unos fideos para que almorcemos ahora y de paso dejarte hechos para que a la noche te los pongas en el microondas-

-Ah ma, en realidad iba a pasarme a buscar un amigo para ir a comer a su casa- Le dice su hijo. -No hace falta que dejes comida, te agradezco-

-Ah, perfecto, ya sabes igual, cualquier cosa vos escribime que voy a estar en mi turno, pero ya me conoces vos, mientras vuelvas vivo a casa, JAJA- Rió la madre de buen humor. -Nos vemos amor- Se despidió de el chico de lentes con una sonrisa, dandole un beso en el cachete y saliendo por la puerta.

Panafresco se preguntaba si en la casa de Luis su madre sería como la de el, de igual manera ya asumió que no lo era.

Se lavó la cara con agua y se puso una remera blanca con una campera negra, los jeans color oscuro de siempre.

Un rato mas tarde sonó el timbre, su amigo lo esperaba en la puerta, Miguel abrió y lo saludó.

Ambos salieron caminando hasta la parada de colectivo la cual quedaba saliendo del barrio donde estaba Miguel, el viaje no era muy largo, mas bien eran 5 minutos en colectivo, pero eligieron tomarlo por dos razones, la primera era que si no lo hacían caminaban 25 minutos y era un día caluroso, por lo que optaron no arriesgarse a sufrir de esto.
Al subir, Panafresco pasa su tarjeta y dice:

-Uy míralos a estos chorros, -60 pesos me quedó la sube- Dice quejándose -¿Vas a pasar la tarjeta? ¿O te vas en Uber, concheto?-

-Em, en realidad pensé que íbamos a ir caminando, no tengo tarjeta...- Dijo mirando muy avergonzado al suelo, con un leve sonrojo en su cara.

-¿Sabes qué? Dejá- Terminó la pequeña conversación apoyando la suya para que le cobren el boleto a su amigo.

Los dos chicos pasaron a los asientos del fondo, Panafresco dejando pasar al chico de buzo rojo y negro al lado de la ventanilla.

-No me había subido a un colectivo antes- Dice un poco ansioso Papulince.

-Ustedes los ricos tienen una visión muy alterada de lo que es la vida- Le contestó su contrario -Pero a veces es mejor-

El viaje continuó hasta que llegaron a 5 cuadras de la casa de el chico pacman, durante el corto camino, las charlas habían sido cortas y concretas, intercambiando algunas que otras palabras, disfrutando de los minutos de silencio.

Al bajar, caminaron dos cuadras hasta que Luis pateó una caja de cartón sin querer, esta cayó y parecía moverse un poco, Panafresco estaba un poco asustado de que una rata saliera de esta, sin darse cuenta sé aferró fuerte al brazo de su compañero.
Un pequeño gato, color naranja claro, se asomaba por la caja, maullaba bajito, poco a poco va caminando, rozando su cabeza por las piernas de Miguel.

"Puedo arreglarte (De verdad puedo)" panafresco x papulince Donde viven las historias. Descúbrelo ahora