CUENTOS DE UNA LUJURIA DESENFRENADA.

CAPITULO 1. OBSERVACIÓN. BALEAL LA CONOCE.

Esto paso hace 11 años, cuando tenía 14. Nos habíamos mudado a una casa algo grande y espaciosa, no teníamos el dinero para pagarla pero debido a la situación con mi tía hizo que mi padre no tuviera tiempo para actuar con moderación , por eso pidió un préstamo muy grande al banco para comprar la casa, aunque solo pudo pagar la mitad pero el dijo que trabajaría lo suficiente para pagar la otra mitad.

-Bien hemos llegado-Dijo mi padre que estaba cargando una gran caja de libros y álbumes de Fotos familiares-Este es ahora nuestro nuevo hogar, se que parece algo desconocido y vacío pero con nuestros recuerdos lo haremos un verdadero hogar.

-Así es querido-Dijo mi madre quien estaba mirando la sala-Se ve muy acogedor, se que tal vez esto no fue lo que queríamos pero no hay que perder la esperanza de que los tres viviremos muchos y buenos recuerdos-Mi madre es una mujer muy optimista y con un gran corazón además de que tiene una clase de sexto sentido que le permite saber si alguien no es de confianza o si alguna situación traerá consecuencias negativas, gracias a eso es porque nos fuimos de la casa de mi tía, que es la hermana de mi madre.

-Yo solo espero no tener problemas con el trayecto a la escuela-Dije mientras salía de mi habitación (la casa era de dos pisos y mi habitación estaba en el primer piso mientras que mis padres la tenían en el piso de arriba lo cual es raro pero no le di importancia), no me gustó mucho la idea de irnos de la casa de mi tía de forma tan imprevista.

Al decir eso mis padres se incomodaron mucho, no era la primera vez que pasaba esto, no lo podría decir y esperar una respuesta porque ellos siempre evadían el tema.

-Oye campeón-Dijo mi padre haciendo caso omiso a mi queja-¿Por qué no sales por el vecindario? Así puede que encuentres un nuevo amigo, ¿No lo crees amor?

-Si tienes razón querido-Dijo mi madre con una sonrisa mientras me empujaba con suavidad a la puerta-Nosotros nos encargamos de sacar las cajas y desempacar.

-¿En serio? Pero tengo mucho que desempacar en mi habitación.

-Tu tranquilo campeón, ya tendrás tiempo para levantar cajas, lo importante es que disfrutes tu vida al máximo-Dijo mi padre mientras esté se levantaba y caminaba hacia la sala donde más cajas por desempacar.

-De acuerdo, creo-Dije para salir de la casa, no se si me siento con ganas de salir afuera pero bueno, que se le va hacer, cuando hablo de ese tema mis padres se ponen muy raros, voy a tener que ir a ver a mi tía pero por ahora voy a estar con la duda.

Camine por las calles de este lugar, se ve como una calle privada pues está como apartada de la ciudad Rock Green, por lo que escuche de mis padres está en una zona privada y exclusiva para las familias más ricas de la ciudad. Veo que no hay nadie caminando por las calles pero de alguna forma sintió que me observan, creo que es normal porque soy nuevo en este vecindario, algo raro la verdad pero si este realmente es el vecindario de la gente supongo que soy un intruso para ellos porque mis padres no son ricos, mi padre trabaja como oficial de tránsito y mi madre trabaja en un restaurante, no tienen mucho dinero pero al menos tenemos lo suficiente para vivir sin muchas complicaciones. En una esquina veo como un grupo de niños estar reunidos mientras parecen estar esperando algo o a alguien, es raro porque no están jugando o hablando entre si y muestran un aire de misterio.

-¿Puedo ayudarte amigo-Dijo alguien atrás de mi, lo cual hizo que me sorprendiera dando un salto hacía adelante, para luego voltearme sorprendido.

-¡Ahhh!, No me asustes así amigo-Dije claramente sorprendido de verlo, era un chico un poco más bajo que yo, tenía el cabello rubio y una mirada fuerte y emitía un aura de autoridad, vestía un traje formal aunque se veía muy raro en un niño tan "infantil"-Disculpe amigo-¿Puedo saber quién eres? Yo soy Jacobo Amberd-Dije extendiendo mi mano, el solo la miro con curiosidad y decidió estrechar mi mano.