Now playing: Snow On The Beach by Taylor Swift and Lana del Rey
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Madrid, 2027
Había pasado alrededor de una semana desde que Matías se había ido. Toda la situación y el momento de despedida había sido muy tensa. Solo con la voz, a Enzo se le notaba cierta hostilidad y rechazo. Estaba celoso, casi enfadado, y no tenía intención de disimularlo.
Los días después tras la marcha de Matías también estuvo distante. Andaba por casa y Aurelia lo veía, pero era como si Enzo no estuviera realmente ahí. No la ignoraba, pero tampoco la hacía sentirse escuchada.
Ella tuvo que salir una tarde a tomar un café con la directora de su galería y justo cuando estaba agarrando las llaves, Enzo apareció por el pasillo.
ᅳ¿Adónde vas? ᅳcuestionó, apoyándose en el marco de la puerta.
Lo hizo sonar como una pregunta trivial, sin ninguna mala intención, pero los dos sabían perfectamente todo lo que implicaba esa pregunta.
ᅳVoy a tomar un café con la directora de la galería ᅳdijo, calmada. Los dos estaban totalmente serios, Aurelia esperaba, expectante, a que Enzo demostrara cualquier tipo de emoción para poder salir por la puerta. ¿En qué coño se había convertido esto?
Entonces, él formó una sonrisa repentina y se inclinó hacia Aurelia, para cogerla por la cintura y darle un beso en la mejilla.
ᅳPasala bien, nena.
Aurelia le sonrió débilmente y cerró la puerta tras su espalda. Se quedó parada en la puerta unos instantes, asimilando todo aquello y finalmente fue hasta la cafetería donde habían quedado.
Su madre, tras la muerte, le había dejado su antigua galería y su dinero. Básicamente porque no tenía a otra persona a quien darle toda su herencia y era demasiado tacaña para donarla. Aurelia pensó que por fin tendría un espacio para ella, para poder enseñar sus cuadros. Pero resultó que no, porque su madre quiso dejar una pequeña parte de su mala hostia como herencia con su directora de galería.
Aquella mujer, Helena García, llena de falsa humildad y los mayores aires de superioridad posibles, era la que verdaderamente tomaba las decisiones de cuando, como y que se hacía en la galería de Aurelia.
ᅳSiento llegar tarde ᅳdijo Aurelia, mientras se sentaba.
ᅳAh, no te preocupes. Solo me he tomado un café.
Aurelia apretó los labios. Sabía lo que iba a pasar en esa charla, que se reducía básicamente a meterle presión por la nueva exposición.
La galería de Aurelia se dividía en dos partes, la sala más grande, la principal, era donde los cuadros iban variando y donde colgaban las nuevas exposiciones. Y luego había otra más pequeñita, donde estaban un par de cuadros con los que Aurelia tenía algún tipo de lazo afectivo. En esa sala pequeña estaba colgado el retraro de Enzo con el atardecer en su viaje en interrail, un cuadro de ellos dos en su boda...
