▇ 𝚗 𝚞 𝚖 𝚎 𝚛 𝚘 1

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Una semana después, Roier quería tener nuevas clases al instante, pero al ver a su padre no lo creía tanto

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Una semana después, Roier quería tener nuevas clases al instante, pero al ver a su padre no lo creía tanto. Se había besado con su mejor amigo, eso estaba mal, muy mal por donde lo viese.

Su padre le miraba con orgullo y cariño, Roier no tenía cara para decirle la verdad en la vida, por lo que moriría y llevaría a la tumba ese secreto.

-¿Qué tal tu día, amor?- preguntó su padre, Roier tomó un sorbo de zumo para ganar un poco de tiempo para decir alguna buena excusa.

-Bien, salí con Aldo y los demás.-Ladeó la cabeza de un lado a otro para luego escuchar el timbre sonar, era él. Su padre notó la inmensa sonrisa de Roier.

-Muy contento ¿no?- Roier asintió. -Me parece muy bien. Me gusta verte feliz.- Le sonrió.

El mayordomo pasó y ambos se giraron para mirarlo. -El Sr. de luque está aquí.- presentó Roier agrandó su sonrisa.

-Hágalo pasar, por favor.- ordenó su padre amablemente.

-Ya estoy aquí.- respondió Spreen, ingresando al comedor. A Roier le brillaron los ojos al verlo con su impecable traje gris, su corbata negra a juego y su inmaculada camisa blanca estirándose bajo el pecho tonificado. Su cabello negro oscuro peinado hacia arriba, ondulándose al final, dejando ver algunas cabellos rebeldes salir pero dándole un toque elegante. Su colonia inundo sus fosas nasales y cuando enseño los dientes en una perfecta sonrisa, Roier observó su marcada mandíbula fina, su hermosa piel pálida jugar con sus atractivos ojos violetas que al sonreír se convertían en media lunas.

Roier nunca se fijó en lo atractivo que era Spreen. Tal vez por acostumbrarse a verlo a diario.

-Buenos días.- casi gritó Roier. La humillación valió la pena al ver la sonrisa del millón cruzar el rostro del atrayente hombre de negocios.

-Buenos días, pequeño.-De luque se acercó hasta el besándole la coronilla. Roier
sostuvo un gemido al sentirse rodeado por él. De luque se apartó yendo hasta su padre que se levantó para recibirlo en un amistoso abrazo que le recordó su situación.

𝑬𝒍 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒂𝒑𝒊. Se recordo

-Buenos días Spreen, hoy veo bien a todos.-Comentó volviéndose a sentar, extendiendo su brazo señaló la silla contigua a la de Roier. -Por favor.- pidió.

-Buenos días para ti también Luzu. El viernes llegué y no te encontré en casa.- comentó casualmente. Descansó los codos en la mesa y unió sus finos dedos, sosteniendo allí su mandíbula.

iOh dios, ese maldito día! Pensó Roier totalmente sonrojado y acalorado.

-¿Qué sucede Roier? Te has puesto rojo como si fueras a desmayarte. ¿Estás enfermo? ¿Tienes fiebre?- tiró una fila de preguntas, preocupado por su saludo

El amigo de papi - Spiderbear/ SproierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora