Acto I: ¡Bienvenido a Starr Studios!

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El aire fresco del lugar llenaba los pulmones del hombre, que tomó una gran bocanada. Tenía una gran sonrisa en el rostro mientras apreciaba el estudio frente a él. El letrero dorado decía: "Starr Studios", el cual lanzaba centelladas bajo los rayos del sol. Las colinas verdes de atrás, el cielo azul, y las palmeras le daban un ambiente muy tropical.

     —¡Justo como me lo recetó el doctor! —mencionó el técnico mientras tenía sus puños en la cintura, erguido, sacando el pecho, en una pose orgullosa.

     El paisaje era maravilloso en verdad... Al menos visto en esa dirección. A sus espaldas estaba la avenida y la ciudad, en un aspecto bastante gris por la polución. Por el asfalto, las ruedas de los autos que pasaban chirriaban, sonaban los cláxones, echaban humo negro; creando un contraste muy marcado. En eso, pasó un auto a toda velocidad, y ya que había un charco en la calle, terminó por salpicar al técnico, arruinando su momento de apreciación y encanto.

     —¡Oye, idiota! ¡Fíjate por dónde conduces! —vociferó alzando el puño, y al grito le siguió un ataque de tos por el rastro de humo negro que había dejado el coche.

     Luego de haber usado un inhalador para calmar su tos, el técnico se acomodó los lentes. Miró cómo su pantalón y parte de su chaqueta naranja había sido mojados.

     —Cabrón... —masculló irritado. Ya nada podía hacer.

     Resignado, suspiró y entró al estudio. Había bastante circulación de personal, las personas iban y venían. Parecía un día ocupado. Finalmente, preguntó a un joven que estaba parado por ahí dónde podía encontrar la oficina del director Buzz. El chico amablemente le indicó, y el hombre se dirigió directamente a su despacho.

     Al llegar, el director lo recibió, aunque se veía atareado con el papeleo.

     —Uh... ¿Eres el nuevo técnico de sonido, verdad? —interrogó, aunque sin prestarle demasiada atención.

     —Así es, señor —respondió cortésmente y en tono afable. El director le echó finalmente un vistazo y sonrió. Le pareció que tenía buen gusto para vestir a pesar de que iba todo empapado.

     —De acuerdo, dame un segundo para revisar de nuevo tu curriculum... —le indicó. Pareció estresarse y maldecir en voz baja al no encontrar el papel que buscaba en la carpeta. Finalmente, pudo encontrarlo—. ¡Bien! Aquí lo tengo, déjame ver... —decía mientras leía— ¿Michael Sun?

     —Oh, dígame Mico, por favor, señor —pidió con una risa.

     El director volvió a observarlo con detenimiento. Parecía un buen sujeto, así que volvió a sonreír.

    —Bien... Aquí dice que vienes que Bakersfield, ¿tienes posibilidad de traslado?

     —Sí señor, me he mudado aquí hace poco —explicó mientras se acomodaba la gorra.

     Siguieron con la entrevista (el director no le hizo más que algunas cuantas preguntas más) y quedó oficialmente contratado. De todos los CVs, el de Mico fue el que le había convencido más y lo había citado en persona para la entrevista. Necesitaban un técnico con urgencia y él cumplía con los requisitos necesarios, solo le inquietaba el tema de la ciudad, pero ya que se había mudado, no había problema.

     —Sabes, me gustaría decirte que inicias mañana, pero... ¡Precisamente hoy estamos muy ocupados y necesitábamos un técnico de urgencia! Así que, si no te importa, ve al set seis —pidió el director, volviendo a su papeleo.

     Mico asintió y, al salir de la oficina, suspiró resignado.

     —Viejo gordo... Mira que hacerme trabajar justo después de la entrevista —se quejó entre dientes. No obstante, no podía decir que no. Realmente necesitaba conservar el trabajo, para eso se había mudado.

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     Desde su primer día, Mico había ganado bastantes simpatías. Era un tipo carismático, había que decirlo. Sus charlas sobre cómo conocía a diversas celebridades llamaban mucho la atención, y por historias más fantásticas que fuesen, tenía tal talento para la oralidad, contando las anécdotas de formas tan magníficas, que persuadía hasta al más desconfiado. Cualquiera hubiese pensado que era una figura influyente del medio. Nadie había sido tan querido desde Gray.

     La reputación de Mico fue pasando de boca en boca, algunos incluso engrandecían más las historias. El chisme no tardó en llegar hasta los que trabajaban en el teatro.

     —¡Viejo! ¿Oíste de ese tal Mico? —decía Buster a su amigo del alma en su tiempo de descanso.

     —¿El técnico maravilla? Dicen que tiene muchos contactos con actores de otros estudios más grandes —respondió Fang— ¿Será cierto?

     —¡Dicen que lo es! Y si muchos lo afirman, debe ser cierto —razonó el peli-naranja.

     Al verlos hablar tan animadamente, una actriz se acercó a ellos. Lola no pudo evitar sentir curiosidad de saber de qué hablaban o qué estaban tramando ahora.

     —¡Chicos! ¡Hola! ¿Se puede saber que se traen ustedes ahora? —interrogó la mujer cruzándose de brazos.

     —¡Lola! —dijeron ambos actores al unísono al verla. A veces se comportaban como un par de chiquillos.

     —Mejor dinos cómo te va con Gray —expresó el peli-azul alzando una ceja.

     La actriz se sonrojó y desvío suavemente la mirada, cubriéndose con una mano.

     —¡Oh Fang, calla! Ya saben que se los diré a su debido tiempo —enunció riendo para luego darle un empujoncito juguetón en el hombro, a lo que el asiático también rió— Oh, por favor, díganme de lo que hablaban, ¿sí? —suplicó juntando las manos y sonriendo dulcemente.

     —¡Vale, vale! Buster solo sacó el tema del nuevo técnico de sonido. Aparentemente es un tipazo. Probablemente ya habías escuchado de él, llegó hace unos días.

     —Lo cierto es que todavía no. De ustedes dos son de donde lo he escuchado primero —expresó Lola, más intrigada que antes. ¿Un chisme que no había llegado primero a sus oídos? Sería de sorprender, de no ser porque también los otros dos eran unos chismosos.

     Buster y Fang le contaron todo lo que sabían respecto a Mico, desde las fantásticas anécdotas con famosos que se decían hasta el cómo era. Como se lo pintaban, el hombre parecía un total tipazo.

     —¡Vaya ganas de conocerlo! Seguro que nos llevaríamos bien —fantaseaba el asiático.

     —Pero no me cambiarías por él, ¿verdad? —inquirió Buster.

     —Oh sí, sin duda alguna.

     —Oh.

     —¡Es broma, viejo! —dijo de inmediato al ver cómo se le cambiaba el semblante a uno desanimado— Dios, sabes que no te cambiaría por nadie, eres mi hermano.

     —Bro'... —murmuró Buster. Casi se ponía a llorar y Fang le dio un abrazo.

     Lola los miraba y no pudo evitar reírse.

     —¡Ustedes dos son todo un caso! —expresó la peli-verde. Ciertamente ver cómo esos dos eran tan unidos la enternecía. Y, entre los tres, también tenían una bonita amistad— Pues... Ese tal Mico se escucha como todo un personaje —opinó la actriz, y sus compañeros se incorporaron de nuevo.

     Los tres siguieron hablando, a veces haciendo especulaciones del nuevo técnico, y otras veces hacia otros temas, como Gray, que Buster y Fang se lo preguntaban muy a menudo. Aunque, en el fondo, Lola se había quedado con la intriga del nuevo trabajador. ¿Sería así de magnífico como decían? De todas formas, trabajaba en otro departamento. No valía la pena pensar tanto en eso.

All Eyes On Me (Lola×Gray) - [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora