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Pacífica veía a su hijo menor, sabía que algo era diferente desde esa cena donde el ser vino e hizo un trato con su esposo

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Pacífica veía a su hijo menor, sabía que algo era diferente desde esa cena donde el ser vino e hizo un trato con su esposo.

Su hijo se veía alegre, soñaba despierto más seguido o veía un punto de la casa y luego sonreía con ternura, una faceta que no quería ver, no aún, sabía que esos comportamientos era porque conoció a alguien, lo sabía porque ella pasó por lo mismo.

Ahora, dejando de lado ese tema, el suceso de que Bill había hecho un trato con su pareja y al principio pensó que fue un sueño pero descarto la idea al notar sus heridas que ya estaban cicatrizado, pasaron unos días y ya era Diciembre.

Presentía que estas fechas serian diferentes a las habituales.

"Tengo un mal presentimiento de
ti"

Bill estaba lleno de felicidad, sabía que lo que hizo fue una jugada sucia pero realmente sabía que no había otra forma. En el trato que hizo con el Omega mayor de la familia era de que dejaría que estuviera con su hijo, no solo de forma romántica, quería ser su compañero en sus aventuras, protegerlo de cualquier cosa que le intentará lastimar.

Realmente quería cuidar de Tadeo, no quería hacer daño a esa familia.

En estos momentos se encontraba en el cuarto del menor, ambos recostados en la cama, el omega estaba dormido en los brazos del alfa quien acariciaba los cabellos castaños del menor y lo veía con una sonrisa.

Su relación había escalado de una forma segura, algo lenta, pero segura.

Valio la pena toda la espera que tuvo que hacer,ahora podía disfrutar tener la compañía de Tadeo.

Tadeo:
¿Quién soy? -pregunto desorientado- ¿Dónde estoy?

Solo sabe que su hermano entró a su cuarto y lo jalo, creyó haber visto a su prima siendo también ser arrastrada por el primer nombrado, ahora estaba en una fiesta adolescente en quién sabe dónde, sin saber dónde estaba su hermano.

Solo, solin, solito.

Decidió que lo más sensato sería irse, pero recordando que no sabían dónde estaba y el no saber como regresarm sería muy peligroso irse solo.

Vaya mierda.

Al borde de un colapso nervioso sintió que alguien choco con el, casi se tambalea de no ser que se sostuvo de la mesaa que estaba.

Tadeo:
Ten más cuidado -hablo enojado viendo al extraño-

///:
Wow, tranquilo amigo -contestó- fue un accidente, ten como disculpa

El extraño le dio un baso con una bebida de dudosa procedencia y se fue dejando al omega viendo la bebida.

Realmente dudaba tomarlo pero decidió hacerlo, se iba arrepentir después.
























O tal vez no.




























Bill estaba recostado en uno de los árboles del bosque, como era de noche  estaba tan tranquilo, había paz y tranquilidad a su alrededor.

Estaba casi a punto de caer dormido si no fuera que sintió un peso de más sobre sus piernas.

Abrió sus ojos y encontró unos ojitos cafés que tenían un brillo peculiar, portaba una sonrisa grande y brillante, el alfa casi le da un infarto al sentir el aliento cerca del omega en su boca, era tentador.



Muy tentador.




Bill:
¡Tadeo! -exclamó- ¿Qué te ocurre?

Tadeo:
Tienes unos ojos bonitos -menciono risueño- y unos labios muy lindos

Bill sintió unos olores diferentes.

Alcohol

Limón

Olores que no le gusto para nada.
Bill tomó de la cadera acercándolo más, sentía rabia al sentir esos olores, le llenaba de enojo.

Bill:
¿Qué hacías y con quién? -cuestionó fuerte, viendo a los ojos al de cabellos castaños-

Tadeo:
No lo sé, simplemente salí de ahí cuando sentí raro -respondió de forma torpe- pero te encontré.

Bill sólo veía a Tadeo, se veía radiante, la luna iluminaba su rostro, el viento movía sus cabellos, el aroma a Orquídeas se sentía, olía bien para el rubio.

Para los ojos del ser, el omega era la cosa más hermosa que había visto en todos sus años de vida.

El omega escondió su rostro en el cuello del alfa, oliendo el aroma más relajante y exquisito, empezó a dejar algunos besos el la glándula de donde venía el olor de Bill.

El alfa sintió una corriente eléctrica al sentir esos besos en su cuello, agarro con un poco más de fuerza la cintura de Tadeo soltaldo unos pequeños jadeos.

Bill:
Tadeo, espera -menciono jadeando- no estas en tus cinco sentidos.

Tadeo:
Bill -llamó al mayor- ¿alguien te dijo que eres muy lindo?

No dejaba de besar su cuello, susurrando pequeños cumplidos al rubio, quien se sonrojada y jadeaba en respuesta.

Bill la tenía difícil, muy difícil.

Bill la tenía difícil, muy difícil

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